Dom 15.11.2015
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › GIRALT PRESENTA SU SEGUNDA NOVELA "LA MALA MEMORIA".

Seres marcados por el desvelo

El libro fue delineado en Canadá por este creador venadense. Es el retrato de una familia avocada a construir su memoria. "Hay algo en el primer capítulo que tiene que ver con mi infancia: Yo mismo me contaba una telenovela para dormirme", dice Giralt.

› Por Edgardo Pérez Castillo

Para Santiago Giralt la escritura es oficio, medio de vida y, también, un lugar de goce. "No hay ninguna otra forma de expresión que se le parezca", afirma el director y guionista nacido en Venado Tuerto, que supo encontrar en Escobar (provincia de Buenos Aires) un espacio para consolidar una filmografía personal y elogiada. El próximo miércoles, sin embargo, Giralt llegará a Rosario sin amparo audiovisual alguno: será la librería Homo Sapiens de Sarmiento 829 la que, desde las 19, recibirá al autor, que presentará La mala memoria, su segunda novela.

Después de que Nelly R. La amante del General resultara finalista del Premio Planeta de novela en 2007, Giralt comenzó a fortalecer una filmografía que, hasta el momento, incluye ocho estrenos, entre los que se cuentan la colectiva UPA! una película argentina y sus individuales Toda la gente sola (2009), Antes del estreno (2010) y Anagramas (2014). Además, fue co-guionista de Géminis y Cordero de Dios, de Albertina Carri y Lucía Cedrón, respectivamente. Ahora, con La mala memoria el venadense recobra un vínculo con la intimidad que lo seduce. "Yo empecé a estudiar cine y pensé que iba a ser guionista, nunca pensé que iba a llegar a la dirección --explica a Rosario/12--. Porque básicamente de las cosas que hago como artista lo que más me gusta es escribir, porque tiene esa cuestión de intimidad, de estar uno solo frente a la palabra, y luego también se comunica en intimidad: el lector está solo frente a la palabra. No hay ninguna otra forma de expresión que se le parezca. Entonces siempre le he resguardado un espacio muy importante a la escritura literaria y si bien hace ocho años escribí una novela, luego no asumí el rol de escritor. Casi son como papeles que escribo como forma de armar novelas, pero en principio lo hago con la intención de salvar ese lugar adentro mío que tanto adora y disfruta con la literatura".

El origen de La mala memoria se remonta a 2011, a partir de la beca de residencia que Giralt obtuvo del Klondike Institute of art and culture, de Canadá, que le permitió residir durante un mes en el extremo norte del continente. Como influenciado por la diurnidad constante del período estival, Giralt delineó una novela atravesada por personajes marcados por el desvelo: un niño, una adolescente, dos mujeres, un cura y una anciana que, según se distingue desde la contratapa del libro publicado por Reservoir Book, conforman "un telar de personajes insomnes (...) el retrato de una familia cuyo centro, oculto tras el relato puntilloso de las diversas formas de la pesadilla en la vida cotidiana, es la construcción de la memoria de la clase media argentina en las últimas décadas".

"Toda infancia ha sido atravesada por problemas de sueño. De alguna manera, eso de tener que acomodar el sueño, dormir o no dormir, pudo haber abierto un canal con las voces del pasado", rememora Giralt, que aclara: "Siempre digo que escribo ficción para protegerme de la realidad, para poder realmente ser libre de mezclarlo todo, no tener que responder a un estatuto de verdad. Con ese salto dado, con ese salto al vacío de la ficción, dejo que se integre en mi mente todo junto, recuerdos perfeccionados o recuerdos más bien producidos hacia el drama. Trabajé mucho en escuelas y cursos sobre guión de cine, y he enseñado la necesidad del conflicto: hay que buscar puntos de conflicto y a partir de ahí crear cosas interesantes, tal vez alrededor de cosas de lo más cotidianas".

Los personajes insomnes de La mala memoria favorecen así "esa especie de exploración del alma", en una obra atravesada, lógicamente, por el cine. Y, también, por los recuerdos. "Hay algo en el primer capítulo que tiene que ver con mi infancia, algo como de Las mil y una noches: a la noche yo mismo me contaba una telenovela, y el capítulo se terminaba cuando me quedaba dormido. De alguna manera a la noche siguiente trataba de retomar... era una manera de dormirme. En general tenía mucho que ver con las telenovelas de los 80 que veía a través de Canal 3 y Canal 5 en las repetidoras de Venado Tuerto. De alguna manera ese mundo empieza a aparecer en este narrador que en principio se narra a sí mismo, luego le narra a su abuela y termina siendo alguien que narra para el afuera. Es como si fueran capas, una sobre la otra".

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