Mié 02.12.2015
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › LITERATURA. SE PRESENTA HOY HERODES, DE PABLO BILSKY, EDITADO POR YO SOY GILDA

Con una prosa barroca y heavy metal

La primera novela de Pablo Bilsky exuda virtuosismo, a partir del punto de vista de un cronista que anota en una libretita. Una experimentación asombrosa y de alto riesgo que repite el tema del cuerpo con distintas variantes en el texto.

› Por Beatriz Vignoli

"El hedor era el dato clave", reflexiona el narrador del relato "Hedor", de Pablo Bilsky. El punto de vista es el de un cronista que anota lo que puede, en una libretita tan putrefacta como el cadáver travestido de un veterano de Malvinas hallado en un bosque en 1999.

El cronista vacila y al fin decide: "color desconocido era la expresión exacta, precisa, conforme a los hechos objetivos. Lo otro era especular", monologa parodiando los buenos modales periodísticos. "La clave que organizaba la cosa era el hedor", continúa, ya lanzado de lleno en el territorio de la prosa poética del neobarroco. "El hedor, o no, mejor dicho la falta de color. La falta de nombre, la falta de palabras para un color. El color ese, indescriptible. Ahí estaba la clave de la crónica. El color indescriptible, indecible, ininscribible, del corpiño de Hugo. El corpiño tenso, presto, invencible. El corpiño había derrotado al imperio. Sin esfuerzo. Tranquilo. Parco. El color sin palabras del corpiño del soldado era la clave". (Es como si toda la digresión tuviera por objeto llegar a producir una imagen tan sorprendente y bella como esa oración final).

Herodes, anagrama de "hedores", nombra acá al imperio asesino de niños. Este es representado en el relato por la figura del Comodoro Popham, quien tras invadir Ciudad del Cabo (Sudáfrica) ideó la invasión inglesa al Río de la Plata en 1806, al mando de Beresford.

Herodes es también el título del primer libro de Pablo Bilsky (Rosario, 1963), que "Hedor" encabeza. Presentado como novela, se podría leer como novela episódica, estructura cuyo ejemplo sería El Quijote. Pero termina componiéndose una saga de crónicas ficticias (o no; el estatuto es ambiguo), enhebradas por el cronista y su libreta.

Novela o colección de crónicas, el libro se presenta hoy a las 19:30 en Ricchieri 452 (Rosario). Hablarán el autor y Horacio Çaró.

La editorial, el sello local Yo soy Gilda, diagramó una foto de tapa muy adecuada al tema y tono del relato inicial: un fotograma de Linda Kong (2009), video del artista rosarino Mauro Guzmán (de la serie Trilogía animal), donde yace ¿muerta? su alter ego Linda Bler.

Pero lo que en el neobarroco de Néstor Perlongher o José Kozer (o en las improvisaciones feroces de Guzmán y equipo) era el lenguaje como acontecimiento imprevisible de descentramiento del lenguaje, en "Hedor" está controlado por los ideologemas. Decir "Herodes", o "contra el imperio", es dar una consigna que organiza el derrape de significantes y les hace tope. La prosa, de ritmo vertiginoso y musicales reiteraciones, se parece más a algún clímax novelesco del último Daniel Moyano, solo que aquí todo es clímax. Para regocijo de los lectores, tanto en los relatos más impresionistas y a la vez atravesados por la ideología (como el citado "Hedor", o como ese ensayo moral y religioso en homenaje a Allen Ginsberg que es "Shopping Mithraism"), hasta las crónicas más "duras", como "Ablación" o "Central de emergencias", leer a Pablo Bilsky es como escuchar en vivo a alguna de esas bandas de hardcore punk o de heavy metal que empiezan arriba, siguen arriba y terminan arriba, siempre al palo, siempre al máximo del virtuosismo: una prosa hardcore, heavy metal, pero barroca.

Barroca al infinito, hasta el hartazgo. A veces se tiene la sensación de que si el cronista (menos un personaje que un simple dispositivo) repite una vez más "anoté, pero no para la crónica", todo lo que hasta ahí era un bricolaje apasionante de vocablos se tornará banal. En ese límite juega. El riesgo es enorme, la experimentación es asombrosa. En "Ablación" y "Central de emergencias" (los dos textos más próximos al realismo, los más legibles) se pone en relato una visión espectacular del accionar médico, narrado como coreografía o sinfonía. El cadáver insiste. En vez de desarrollarse una trama policial desde el hallazgo inicial, el tema del cuerpo se repite con variaciones. Una de ellas es el cuerpo en peligro, en "Trashumantes".

Pablo Bilsky es profesor de Letras y colaborador en Rosario/12.

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