Mié 20.01.2016
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › CICLO GRATUITO DE CINE, POR EL MINISTERIO DE INNOVACIóN Y CULTURA DE SANTA FE

Qué se puede hacer salvo ver películas

Cine Público El Cairo programó funciones de verano más allá de su sala: hoy empieza en la terraza de la cúpula de Plataforma Lavarden un ciclo de películas sobre hoteles, desde Barton Fink a El Resplandor. Además, cine a la carta, en casa.

› Por Beatriz Vignoli

1. Justo en el paraíso para filmar

¿Qué hotel que se precie no evoca alguna película de hotel? Más un subgénero que un simple tema, las películas filmadas en hoteles son las culpables del efecto déjà vu que acomete al pasajero una vez que el conserje le entrega la llave con el número de habitación. A la pregunta "¿Qué tal el hotel?", hay respuestas fáciles: Barton Fink, o El resplandor, o "Una mezcla entre El resplandor y Barton Fink: la entrada es muy El resplandor pero, una vez adentro, re Barton Fink".

No valen pensiones, ni "telos" ni moteles ruteros de road movie. Pero si las alfombras lisas color borravino de los angostos pasillos están gastadas y raídas, desencoladas en los bordes, perforadas por quemaduras de cigarrillos entre deprimentes paredes beige grisáceo: claramente, se arribó a un hotel Barton Fink. Sí, las alfombras tienen hermosos diseños simétricos, el baño tiene bañera y el bar es lujoso y vastísimo, con veladores que hacen resplandecer innumerables botellas y fotografías enmarcadas de todos los tiempos, pero está desierto y lo único vivo allí es un barman pálido: bienvenidos a El resplandor.

Las imágenes de las buenas películas de hoteles arman el equipaje invisible y sin peso que cada cinéfilo subirá por marmoladas escaleras o por estrechos ascensores; desde el punto de vista del espectador, el cine es básicamente algo que sucede en la memoria.

2. Desde el cielo en la cúpula

A quienes están en la ciudad de Rosario en enero y/o en febrero, el Gobierno de la Provincia de Santa Fe, a través de dos instituciones de su Ministerio de Innovación y Cultura, les ofrece desde hoy y en pantalla grande un ciclo de cine filmado en hoteles, con películas consagradas como obras maestras. Una película de hotel no será lo mismo que un hotel de película, pero forma la base de esa experiencia estética de doble exposición, de cruce entre realidad y cine, que sustenta la expresión "hotel de película". Y las funciones tendrán lugar a las 21 en la cúpula de un edificio que fue, en otros tiempos, un hotel: Plataforma Lavarden (Sarmiento esquina Mendoza). La programación del ciclo fue organizada por el Cine Público El Cairo. La actividad es gratis, pero como la capacidad de la terraza de la cúpula es limitada, se entregarán entradas (hasta dos personas por vez) una hora antes de la función. Las proyecciones se suspenden por lluvia.

Esta noche a las 21 se proyectará la muy premiada comedia El Gran Hotel Budapest (2014, 100 minutos), del director estadounidense Wes Anderson. Es uno de esos raros directores que desarrollan un tono cinematográfico personal, de una distante ternura agridulce que abarca desde su inolvidable The Royal Tenenbaums hasta esa otra obra de arte que es Moonrise Kingdom. Filmada en Alemania y en Estados Unidos sobre un guión de Anderson y de Hugo Guinness que fue escrito a partir de textos del autor austríaco Stefan Zweig, El Gran Hotel Budapest está ambientada en una época perdida de la primera mitad del siglo veinte, y (detalle singular) en un hotel que no existe. "Es, en esencia, la historia entre Gustave (Ralph Fiennes) y Zero, el botones (Tony Revolori). Entre ellos se comunica el afecto de un legado, la experiencia de una vida", escribió Leandro Arteaga. Wes Anderson convocó a actores que vienen trabajando en otras de sus películas: Owen Wilson, Tilda Swinton, Adrien Brody, Bill Murray, Willem Dafoe, Edward Norton y Jason Schwartzman. Completan el estelar elenco F. Murray Abraham, Mathieu Amalric, Saoirse Ronan y Tom Wilkinson.

La segunda proyección fue programada para el 27, cuando se verá 2046, del director chino Wong Kar﷓Wai (Happy Together, In the mood for love). Entre la ciencia ficción y el romance, un tren parte hacia otras regiones del tiempo desde la habitación 2046 de un hotel de Hong Kong. La protagonizan Tony Leung Chiu Wai, Zhang Ziyi y Faye Wong.

En febrero, el día 3 le toca a Barton Fink (1991), de Ethan Coen y Joel Coen. Está ambientada en 1941 en el hollywoodense Hotel Earle, con John Turturro en el papel del escritor bloqueado (casi no hay película de hotel sin escritor) junto a John Goodman y Judy Davis.

El 10 será el turno de Psicosis, un clásico del terror dirigido por Alfred Hitchcock, y el 17 llega la romántica Perdidos en Tokio, de Sofía Coppola. El ciclo cerrará el miércoles 24 de febrero con El resplandor, de Stanley Kubrick, film paradigmático de las películas de hotel con escritor; en este caso, un terrorífico Jack Nicholson surgido de la pluma de Stephen King, quien (como cuenta en su libro Mientras escribo) se inspiró en una noche de insomnio en un hotel.

Cinco que no se verán pero merecían un puesto en la lista son The Hotel New Hampshire (1984), con Beau Bridges y Jodie Foster, una tragicomedia oscura donde Tony Richardson se da el lujo de esconder a Nastassia Kinski en un traje de oso; la comedia Mystery Train (1989), de Jim Jarmush, con Joe Strummer y otros músicos pernoctando en un dos estrellas de Memphis hechizado por el fantasma de Elvis Presley; la saga experimental Four Rooms (1995), por varios directores; la escalofriante, realista y casi muda The Boy, de Craig McNeil, y 1408, de Mikael Håfström, sobre otra ficción de de Stephen King, con John Cusack como el escritor aterrorizado, Samuel L. Jackson como el conserje siniestro y muchos, muchos fantasmas saltando por la ventana.

3. Yendo de la cama al living

Y si el calor o la fatiga fuerzan la reclusión domiciliaria inocente con aire acondicionado, el Cine Público El Cairo ofrece en su página web (gratis y sin registrarse) un menú a la carta de 36 films independientes contemporáneos que no se encuentran en cualquier canal, aunque todos ostenten grandes premios en festivales internacionales.

No es preciso descargar las películas porque corren directamente online. Basta con ir a http://www.elcairocinepublico.gob.ar/ y hacer clic al final del recuadro "Cine Online. Películas para disfrutar del verano", donde dice "Ver todos los ciclos". Ya la cartelera inicial da un ciclo de cuatro recomendadas: La vida útil (2010), largometraje del director uruguayo Federico Veiroj; Everybody in our family (2012), película húngara dirigida por el rumano Radu Jude; el mediometraje documental Alexander Panizza sólo piano (2012), del director rosarino Pablo Romano, y Play (2011), dirigida en Suecia por Ruben Ostlund. Muy fácil de manejar, la página de cada película trae una breve sinopsis, una breve ficha técnica y la flecha de Play: es elegir y darle clic.

4. Todo es una veloz película muda

Por si, aún así, elegir abruma, van un par de recomendaciones.

En ficción, atrapa desde el inicio Shelter (2010), ópera prima del director búlgaro Dragomir Sholev. Esta comedia dramática de 88 minutos (con Tzvetan Daskalov, Silvia Gerina, Irena Hristoskova y Kaloian Siriiski) tiene un comienzo que parece rosarino: un padre entrenador y triunfador baja solo del colectivo interurbano bajo la lluvia en un barrio de monoblocs, con su inútil trofeo de waterpolo a cuestas. Ni siquiera la conversación por celular anticipa lo que se va a encontrar en su casa, donde su hijo menor reaparece tras dos días de ausencia. A partir de las desavenencias de una familia, el film repasa los procesos históricos de las dos últimas décadas en Europa del Este.

En el género documental, una opción excelente es Hombres de ideas avanzadas (2011), la película que acompaña el libro reseñado en la edición de ayer en estas páginas. Es cine documental local con ritmo y suspenso de ficción. Allí el director, Diego Fidalgo, sigue a los historiadores rosarinos Antonio Oliva y Ricardo Falcón en el rescate y reedición (a partir del único ejemplar hallado por uno de sus editores) de un libro de la Biblioteca Vigil que fue destruido por la dictadura, sobre el fusilamiento del militante anarquista Joaquín Penina junto al Saladillo en 1930. Vivía un testigo del hecho; se sale a buscarlo. La cámara toma ausencias: las quebradas, o el inmenso depósito vaciado por el genocidio cultural. La historia obrera se borra una y otra vez. Sin embargo, el libro de Aldo Oliva renacerá desde las imprentas y la palabra de Penina resurgirá de su puño y letra, archivada por las mismas fuerzas represoras que lo asesinaron.

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