A partir de la recuperación de algunas líneas ideológicas y argumentales que fueran el motor de aquel proyecto que, entre 2002 y 2004, intervino las calles de la ciudad bajo el nombre de Ejército Popular de Payasos, el director Adrián Giampani generó Los payasos muertos. Se trata de una obra que luego de una primera etapa en la que fuera pensada como intervención teatral, se repensó para un escenario tradicional, lo que derivó en su llegada al teatro Empleados de Comercio, donde continuará presentándose los sábados de septiembre, a las 22, y viernes de octubre.

En ese marco no es menor el antecedente del EPdP, según aseguró Giampani a Rosario/12. "Después de esa experiencia aparece la idea de trabajar sobre los mismos temas, el poder, la muerte, pero de una manera más atemporal. Es retomar aquello desde otro lugar, con otro cuidado estético. Aquéllo tenía más que ver con una respuesta coyuntural a algo que sucedía en el país en esa época. Esto tiene más que ver con sentarnos a pensar un espectáculo en donde, desde el universo circense, hablamos del poder, la muerte y otras miserias humanas. Es ir recorriendo esos temas que nos tocan de cerca".

Interpretada por un elenco de trece actores, después de su paso por las calles la puesta se modificó en cuanto a los aspectos espaciales, visuales y coreográficos. "Hay mucho cuidado en la puesta de luces, hay objetos escénicos con complejidad, porque en la obra también hay guerras, entonces usamos armas cómicas --apuntó el director--. Llevó mucho tiempo, y la elección fue trabajar en un escenario a la italiana. De la intervención en la calle pasamos al otro extremo, elegimos un lugar que tuviera esta cosa de teatro más convencional. Porque como hay zancos, trapecios y malabares, esos objetos narran, y en una sala a la italiana eso se potencia mucho más visualmente. Ese espacio nos sirvió además para darle contención a todo este desborde de acciones que significan trece payasos sueltos. Aunque también hay rupturas espaciales, pero eso se potencia más en un escenario de este tipo".

En cuanto al relato, Los payasos muertos se ofrece como una propuesta coral: "El protagonista es el coro de payasos, la banda, que en principio llega a contar algunas cuestiones en las que creen, a manera de manifiesto, y después aparece en escena el dueño del circo y empieza un contrapunto que da pie a que los payasos empiecen a contar la historia desde el principio. Allí explican por qué llegan a ser payasos muertos, por qué usan narices negras, por qué son payasos sin circo. Básicamente esas tres preguntas son las que se responden en la segunda mitad del espectáculo. Y empiezan a contar desde cómo los payasos ven al mundo desde la misma creación, jugando incluso con citas bíblicas. Y el mundo de los payasos es uno que está habitado por la ingenuidad, por la torpeza, por la magia. Pero sin embargo, a pesar que está cargado de todos esos condimentos, también tienen problemas como nosotros".

En ese sentido, de no ser por la presencia de los payasos y su universo, la temática tratada podría hacer de ésta una obra dramático--política. "Lo que pasa es que como todo está resuelto a través de gags, de chistes de resolución rápida, diría casi desde chistes torpes o estúpidos, obviamente eso permite que el espectador se distancie y pueda hacer una lectura más reflexiva y cómica, liviana".