Mar 19.04.2016
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › PLASTICA. GEDANKENEXPERIMENT (EXPERIMENTO MENTAL) EN EL MACRO

Diálogo entre arte y ciencia

Hasta el 3 de mayo se encuentra abierta una exposición pensada como ensayo en todos los sentidos. Creada conjuntamente por el artista Leandro Comba y el Doctor en Física Carlos Stia, se realiza en colaboración con el Conicet.

› Por Beatriz Vignoli

En arte, "plasma" es un verbo. En física es un nombre: el del cuarto estado de agregación de la materia. "Necesito la incerteza como punto de inquietud; es el desequilibrio que posibilita el caminar". Esto lo podría haber dicho un artista de vanguardia pero lo dijo el jueves pasado un físico, Bernardo Gómez, investigador del Grupo de Física de Plasma en el Instituto de Física Rosario (IFIR) del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Fue convocado a dialogar con el artista Diego Bianchi, seguidos ambos por un auditorio atento a las convergencias metodológicas que iban apareciendo: el uso de la intuición, o la apertura mental que permite explorar lo nuevo.

La apasionante charla tuvo lugar (luego de una "previa" en taller y laboratorio) en el piso 7 del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (MACRO, Bulevar Oroño y el río). Fue el tercero de cinco encuentros que se vienen realizando en el marco de la exposición Gedankenexperiment (experimento mental), un ensayo sobre la colección Castagnino-Macro, que puede visitarse hasta el 3 de mayo.

Pensada como "ensayo" en todos los sentidos y creada conjuntamente por Leandro Comba (artista, curador) y Carlos Stia (Doctor en Física, investigador del IFIR, docente de la UNR), la muestra se realiza en colaboración entre el Conicet y el Castagnino+macro con el apoyo de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la UNR. Para el jueves 28 de abril a las 18 está programado el diálogo de Román Vitali (artista y psicólogo) con Roberto Rivarola (Doctor en Física, director del IFIR y del Centro Científico Tecnológico Conicet Rosario); el 12 de mayo, a las 18, cierran el ciclo el compositor de música contemporánea Jorge Horst y Ariel Dobry (Doctor en Física, investigador del IFIR, docente en la UNR).

La muestra se plantea como una sucesión de experimentos. "Trabajando juntos en la búsqueda de un lenguaje común", cuentan los curadores, "hallamos puntos de encuentro entre la física y el arte contemporáneo: el lugar de trabajo, donde ciertas instancias del quehacer son similares, como la experimentación permanente, el desafío de ciertos límites, la invención... al explorar esa intersección, encontramos tanto los métodos y procedimientos como los propósitos de cada disciplina. Esta interrelación entre concepto y experiencia como medio para seguir cuestionando la idea de una verdad definitiva es un valor fundamental que comparten las dos disciplinas, que tienen el potencial de transformar una manera de percibir el mundo", afirman.

"Las obras se conciben como sistemas físicos, aislados o en interacción, interpelando conceptos como determinismo, realidad, identidad. El espectador juega el rol de observador activo, siendo parte esencial del experimento", anticipan Stia y Comba. El recorrido es descendente y comienza con un video de presentación en el piso 7. Allí los amantes de los felinos se tranquilizarán al saber que el bárbaro experimento del gato de Schrödinger (a la vez vivo y muerto en su caja cerrada mientras no la abra el observador que pondrá fin a la ilógica, paradójica y nada clásica "superposición" de ambos estados posibles) es una ficción conceptual, un experimento imaginario, mental (en alemán, Gedankenexperiment) pensado para hacer comprensible al sentido común el modelo cuántico, la física moderna cuyas leyes rigen al nivel de las partículas subatómicas. ¿Y el gato? Bien, gracias.

Saltemos mentalmente al piso 3, "Identidad", cohabitado por dos contemporáneos de 1924: una proyección de la carátula original de las Investigaciones sobre la teoría de los quanta, por Louis de Broglie, y La Chola, pintura al óleo por Alfredo Guido. En este nuevo contexto, La Chola se nos presenta en su presente como siendo al mismo tiempo onda y partícula, blanca y aborigen, española y americana: encarna la idea de la Eurindia de Rojas, personificando una América electrónica.

Explica Comba que "cada obra contiene en sí misma los dos estados" en el piso 1, On/off, llamado así por el video de ese título que se incluye en la sala. Allí (en una edición de 21'47") se registra cómo en octubre de 2004, durante un retiro de la Agrupación Mantra, el artista experimental Eduardo Navarro vivió como gordo. Una presencia constante en la muestra es la serie Donación is a work in progress, de Leo Estol, aquí en el primer piso con su pieza Realidad intermitente, junto a una pintura modernista de Kenneth Kemble: El día y la noche (circa 1978) y una instalación de Andrés Sobrino, Cielo e infierno.

Una estructura lineal inspirada en el experimento de la doble rendija de Feynman integra cuatro obras consagradas en el piso 4, donde a través de las 16 lentes cóncavas de Rogelio Polesello se divisan una trama de León Ferrari y una escultura cinética lumínica de Gyula Kosice, todo ello reflejado al infinito en un espejo oscuro creado por Graciela Carnevale. En el piso 6 hay Obras-sistema y textos por Vitali, Bianchi y Mariana Tellería. Al laboratorio del piso 5 (Sistemas complejos) hay que entrar con cámara y quedarse a investigar contaminaciones, transparencias. El piso 2, Transición, exhibe una puesta in progress de obras por Marta Minujin, Raquel Forner y muchos autores más, resultado de una improvisación con las áreas de montaje, conservación y colección: la curaduría como collage Dadá o hip hop.

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