Mar 06.09.2016
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › PLASTICA. PLEGADOS, DE PATRICIA FREY, EN ALIANZA FRANCESA DE ROSARIO

Ficciones pictóricas

Formada en Filosofía en la UNR y discípula del rosarino Rodolfo Perassi, la artista presenta 26 obras en acrílico que invitan a pensar en la paradoja de la pintura como fenómeno teórico, de la pintura como ficción topológica.

› Por Beatriz Vignoli

En la obra de Patricia Frey, la pintura se ocupa de aquello que la define como medio: dar la ilusión de tres dimensiones a partir de dos. Desde sus manchas abstractas hasta sus representaciones de telas, Frey parece captar en su origen mismo el hipotético fenómeno del pliegue que hace de la pintura lo que es. De hecho lo inventa y lo construye, ya que un ser basado en el parecer sólo puede ser ficción.

La pintura como fenómeno teórico: de esta paradoja se trata. La pintura como ficción topológica. Todo sucede, en estos lienzos cuadrados, como si la pintura existiera, por fuera de la pintora, desde antes; como si ella descubriera y retratara unos espacios, próximos pero a la vez distantes, que le son revelados como a través de una ventana. Son próximos en el sentido temporal, no espacial. Lo que hay es un taller donde ella prepara "montones de tachitos", llenos cada uno de una gradación de un mismo color... pero esto tampoco es tan así. ¿Hay "un" color repartido en sus matices, o cada matiz es en sí un color? El problema de los nombres de los colores ha fascinado a etnógrafos, a lingüistas, a pintores y a filósofos como Wittgenstein.

Patricia Frey estudió Filosofía en la UNR y pintura con Rodolfo Perassi, entre otros. Cumple horario de oficina en su propio taller, donde construye sus ficciones pictóricas al modo de aquellos laboriosos novelistas de antes. El verosímil es lo suyo, su arte. Nunca hubo esos espacios ni esas transparencias que sus cuadros nos muestran: ni siquiera allí mismo, donde la transparencia es simulada. No hay capas, no hay técnica de veladuras; hay cada vez un solo plano neto de pigmento puesto al lado de otro. Provienen de los innumerables "tachitos". El pliegue existe nada más que en la mente. La pintura, como dijera Leonardo Da Vinci, es "una cosa mental". Diríamos que constituye un espacio literario. Tiene la consistencia del fantasma.

Hay aquí algo (o mucho) de lo femenino. En De la seducción, Jean Baudrillard define lo femenino como "indistinción de la superficie y la profundidad". "Esta proposición referente a lo femenino, que incluso la distinción entre lo auténtico y el artificio carezca de fundamento, también es... la que define el espacio de la simulación", agrega. Un paradójico subtítulo, "Los abismos superficiales", de ese mismo libro, podría invertirse para describir esta superficie abismal.

Plegados, la nueva muestra individual de Patricia Frey, reúne 26 pinturas en acrílico de un metro de lado, realizadas en el último año. Para colgarlas en la sala de la Alianza Francesa de Rosario (San Luis 846, donde hasta fin de este mes se puede ver la exposición), se retiraron los topes de madera de la sala. Con las paredes impecablemente blancas, la muestra tiene una calidad museística. Esto es un logro de Gabriela Gabelich y Juan Perassi, productora y montajista.

Para pintar estas series, Frey cambió las medidas de sus cuadrados, restándoles medio metro. Cada relato pictórico, en seis o en cuatro capítulos, se despliega haciendo de cada paño del muro una página de una historieta o de una novela gráfica. Las protagonistas son cuadrados de telas traslúcidas, que se van arrugando o plegando al modo del origami en cinco ficciones visuales topológicas, algunas de las cuales semejan los desarrollos gráficos de un problema geométrico.

"Plumetí", corrige Frey a la cronista, que dijo "tul". Y la palabra trae un mundo: modas de otros tiempos, velos que las mujeres usaban. El plumetí es el tul bordado en puntos equidistantes, que forman una trama visual. Frey usa esos puntos como referencias que al superponer sus tramas van dando cuenta de las capas de tela creadas al plegarse o al arrugarse; mejor dicho, en el simulacro del plegado o la arruga. "Me propuse jugar con el punto, la línea y el plano", cuenta Frey.

La serie de "plegados" pertenece a la serie de Construcciones transparentes, cuyas "Perchas" evocan las Efigies de Alfredo Hlito. Aquellos plisados colgantes sugerían el vacío de un cuerpo; en una serie anterior, Cromopictodinamismo, la representación repetida de un mismo desnudo femenino en movimiento, al modo del fotógrafo Muybridge, parecía pasar muy velozmente por entre manchas abstractas de color.

El constructivismo de Frey está tan emparentado con la escuela filosófica de ese nombre como con el constructivismo ruso que buscaba lo específico pictórico. El diálogo que ella establece con la historia del arte moderno no es nada obvio ni forzado, sino necesario y sutil.

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