Habituada ya a las experiencias interdisciplinarias, Silvina Gandini comenzó a gestar El retorno (una pintura del zoo chino) tres años atrás cuando, impulsada por la lectura de textos creados por Ludovica Squirru, se lanzó a la creación de pinturas que terminarían siendo la piedra basal de la obra que esta noche, a las 21.30, tendrá su estreno en el Centro de Expresiones Contemporáneas. Una puesta que, además, volverá a escena mañana y que repetirá sus funciones el próximo fin de semana.

En relación a los signos mixtos que dispararon su creatividad, Gandini explicó: "Me encantó la idea y empecé a pintar esas combinaciones, la cabra con el caballo, el tigre con el conejo, empecé a inventarme esos nuevos animales del zoo chino. Yo siempre pinté, lo que pasa que en esta obra me largué con una pintura más grande, una pintura mural. En realidad empecé jugando, pero terminó siendo una puesta muy grande, y esta es mi primer exposición de pintura seria dentro de una propuesta multimedia".

Mientras tanto, esta nueva puesta refuerza el carácter de todoterreno de Gandini, quien además de asumir el rol de compositora, productora y directora general del proyecto, se ubicó en el papel de la creación pictórica: "Siempre trabajaba con otros artistas plásticos, y en esta obra la concepción es completamente mía. Esto ha dado un resultado diferente, muy distinto a otras obras mías, porque realmente siento una integridad en la obra estética, en todo lo que se manifiesta en el proyecto. Después empecé a guionar la película, que va en sincro con los músicos, tiene un argumento teatral muy fuerte, y la música me llevó un año y medio o dos de composición. Dentro de este proceso todo llevó mucho tiempo, pero viendo la puesta realmente estoy muy feliz, porque creo que es la obra soñada, la obra que vine buscando desde hace mucho tiempo. Estoy muy feliz de los resultados, la película también quedó fantástica, los músicos vienen trabajando conmigo desde hace un año, el vestuario es fantástico, la escenografía también".

-Si bien el disparador fueron los textos de Ludovica Squirru, ¿la mirada occidental es personal o sigue estando influenciada por esas lecturas?

-Yo vengo trabajando con Ludovica desde hace tres años, y entré en un terreno de la literatura que no es el que hace la gente, el de las predicciones y el I Ching. Indagué, me especialicé un poco más en ese libro, y además tomé los poemas que Ludovica usa en las características de cada signo y los incorporé a las canciones principales. En la obra trabajé también con el feng shui, hice una gran investigación netamente oriental, pero hay un cruce muy importante de lo occidental, desde lo tecnológico y desde una mirada que tiene que ver con este enamoramiento que mucha gente está teniendo con esta disciplina tan dogmática, precisa, y que como occidentales nos cuesta tanto incorporar.