Mar 31.10.2006
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › REABRIO EL CINE DIANA EN EL CORAZON DE SALADILLO

Porque 30 años no es nada

Su propietario prefirió pensar más en sus nietos que en su bolsillo y rechazó una oferta para convertirlo en un supermercado. Ayer, con el apoyo
del estado nacional y municipal, volvió a reabrir el cine de la zona sur.

› Por José Maggi

El cine Diana reabrió ayer después de más 30 años, haciendo latir más fuerte el corazón de los vecinos de Saladillo, justamente en la esquina de Lituania y avenida del Rosario, donde se levanta la figura de Eva Perón, en medio de una rotonda. Abierto en 1944 y cerrado en el '72, el histórico edificio atesora entre sus ladrillos la historia misma de este país: obreros llevando a sus hijos en la década del 40, en una zona repleta de guardapolvos blancos entrando y saliendo del Frigorífico Swift. Después en los '70, el Diana apagó sus luces, acorde con los tiempos de oscuridad que sobrevinieron a su cierre. En los 80 fue un supermercado que terminó la década saqueado, y en los 90, un estacionamiento. Finalmente en los primeros años de este siglo estuvo a punto de ser convertido en un autoservicio chino. Pero su propietario prefirió "pensar más en mis nietos que en mi bolsillo" y rechazó la oferta, aunque sin quedarse de brazos cruzados. "Chacho" Arminchiardi fue uno de los más fervientes propulsores de la reapertura del cine desde la Asociación de Vecinos, que gracias le apoyo estatal se convirtió en el primer espacio "Incaa Solidario" del país.

La pantalla del cine Diana volvió a iluminarse en Avenida del Rosario y Lituania con la presencia de muchos vecinos de Saladillo, del diputado nacional del Frente para la Victoria, Agustín Rossi; el intendente Miguel Lifschtiz, la vicegobernadora María Eugenia Bielsa, del titular del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), Jorge Alvarez, el presidente de la comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, Jorge Coscia; el conductor televisivo Claudio Morgado ﷓ responsable de programación infantil de Canal 7﷓, y el actor Ulises Dumont. También estuvieron cineastas como Mario Piazza -quien acordó proyectar "Madres con ruedas"- y actores locales. Con respecto a esos últimos, no pudo estar presente la actriz Maria Fiorentino quien disfrutó de muy chica de las películas del Diana.

El Incaa eligió a este cine como espacio emblemático a recuperar por haber sido un emprendimiento comercial, y a la vez encontrar una gran participación e interés social por parte de los vecinos de zona sur para reabrirlo, nucleados en la Asociación Amigos del Centro Cultural Cine Diana que preside Alfredo Monzón. "El edificio se había desocupado en el año 2002 y había otros interesados en alquilarlo: por un lado, un grupo de comerciantes coreanos quería instalar un supermercado y por otro un empresario que se proponía instalar una estación de gas comprimido, pero el dueño, un vecino que quiere mucho al barrio, se inclinó por la propuesta de los vecinos", relató Monzón.

El intendente Lifschitz rescató las tarea de los vecinos, quienes le agradecieron que la Municipalidad de Rosario pague desde el año pasado el alquiler del edificio, contribuyendo así al mantenimiento del mismo.

El equipo que entregó el instituto es desmontable y cuenta con un sistema de sonido, proyector, reproductor DVD, reproductor VHS, micrófonos y un banner con la identificación de espacio solidario, lo que permitirá la proyección de películas durante los fines de semana, que se complementarán con actividades y talleres durante la semana.

El diputado Rossi, uno de los impulsores del apoyo del estado nacional al proyecto desde esa banca y antes desde el Concejo, apuntó que "hubo un tiempo en que nos quisieron convencer de que a los argentinos nos gustaba más quedarnos en nuestras casas mirando un video, y así dejamos de lado al cine. Pero lo cierto es que el cierre de los cines era la expresión cultural del cierre de nuestras fábricas. Por eso hoy en la construcción de un nuevo país, el cine vuelve a ocupar el lugar que tuvo en aquel tiempo".

El tiempo que pareció por un momento volver a pasar por el corazón de Pety Leguisa, quien con 67 años recordaba cuando "a los cinco años mi padre, un obrero del Swift, arregló con Don José, el dueño de entonces del Diana, pagarle por quincena, que era como cobrara su salario para no me perdiera ninguna película, que eran como las series modernas, en capítulos". Verdaderos pedazos de la vida su barrio, de sus amigas y de su gente, que en la oscuridad cómplice del Diana cobijaron romances y amores de juventud.

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