CULTURA / ESPECTáCULOS
Cinco artistas exponen sus miradas sobre la violencia del sistema. La muestra es materialmente exigua, como si cada uno de ellos hubiera optado por mostrar la punta del iceberg de un cuerpo de obra más extenso que habría que ir a buscar a sus talleres. Pero los conceptos son fuertes.
› Por Beatriz Vignoli
Con la muestra Presente encendido, que puede verse hasta el próximo 5 de diciembre, el Museo de la Memoria (Av. del Valle y Callao) inaugura una nueva etapa donde se cruzan el arte y el presente. La muestra es materialmente exigua, como si cada uno de los cinco artistas hubiera optado por mostrar la punta del iceberg de un cuerpo de obra más extenso que habría que ir a buscar a sus talleres. Pero los conceptos son fuertes. El director del Museo, Rubén Chababo, los expresa claramente: "Busqué miradas sobre el tema de la violencia que no se circunscribieran sólo al período 1976 a 1983 sino que abordaran el presente, mostrando de qué modo las violencias del presente reproducen y manifiestan las del pasado, perpetuando las violencias del sistema". La búsqueda se orientó hacia artistas jóvenes. "Me resisto a cierto perfil del arte contemporáneo relacionado con la noción de que 'lo hago porque me divierte'; busqué artistas jóvenes que tenían algo para decir", cuenta Chababo a Rosario/12. Así, fueron convocados tres artistas del multievento artístico "De las sombras a la luz". Cinthia De Levie trabaja a través de dibujos pop miniaturistas y de una ficción de thriller bizarro el tema de la abundancia como violencia, o, como ella misma lo define, "la posibilidad de que el mal golpe también a los inocentes en el universo oculto de los supermercados". Darío Ares explora a través de la fotografía urbana los lugares desapacibles y abandonados donde no sólo "algo" ha ocurrido, sino que un dedo acusador lo recuerda y señala. Y Pablo Pissaco, en sus collages fotográficos de aulas y pupitres intervenidos con hilo de bordar, de una gran potencia sensorial y calidad escultórica pese a lo liviano de los materiales, trata de hacer pensar en "el deseo irrefrenable de los niños al apoderarse de los espacios que transitan. Los niños escriben, rayan las paredes, exploran todas las capacidades simbólicas que poseen, subvirtiendo las normas institucionales de las que son causa y consecuencia".
Ellos llamaron a su vez a Cecilia Font, y los cuatro rosarinos estuvieron de acuerdo en convocar como figura de Buenos Aires al artista plástico y gráfico, joven pero de gran trayectoria, Eduardo Molinari. Recientemente, Molinari participó en las muestras Ex Argentina y La Normalidad. En su obra "El parque problema", de la que presenta sólo un fragmento, Molinari se expresa acerca del "retorno a la normalidad" luego de la crisis del 2001. En una hilera de frascos, expone un material significativo: la miel como trabajo colectivo, como sustancia curativa y como lupa sobre las imágenes que produce lo social.
Cecilia Font documenta brevemente la labor de una de las Iniciativas de Construcción de Paz del Proyecto Comunidades Justas y Seguras (PCJS) del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Toronto (Canadá) y la Sección de Criminología y Política Criminal del Centro de Estudios e Investigaciones en Derechos Humanos (CEIDH) de la Facultad de Derecho de la UNR. El proyecto fue auspiciado por el Gobierno de Canadá a través de la Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional. La finalidad del proyecto es promover la democracia, los derechos humanos y las asociaciones entre el Estado y la sociedad civil movilizando los saberes locales y las capacidades de las comunidades mediante la resolución pacífica de conflictos y la construcción de la convivencia. Entre los asociados argentinos del proyecto se cuentan la Municipalidad de Rosario, la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Santa Fe, la Universidad Nacional de Rosario (a través de las Secretarías de Acción Social y Gremial y General) y el Centro de Estudios Canadienses de Rosario, entre otras instituciones. El "Modelo de Construcción de la Convivencia", desarrollado por el proyecto, es llevado adelante por los Foros de Convivencia en cada uno de los sitios piloto.
En 2001, en reuniones del Foro de Convivencia de Villa Banana, las madres se percataron de las similitudes entre las situaciones de detención arbitraria y brutal maltrato policial que habían vivido sus hijos, mayoritariamente hombres jóvenes. Formaron un Grupo de Madres que llevó a cabo acciones legales con el apoyo del CEIDH, consiguiendo una disminución notable de los abusos policiales. A través de un taller coordinado por Font, esta comunidad prácticamente analfabeta movilizó sus propios recursos de comunicación. Las acciones teatrales con que las madres representaron la situación fueron documentadas fotográficamente por los hijos. Luego, el registro fotográfico fue organizado por ellos mismos, con la ayuda de Font, en forma de fotonovela e historieta. Lo que puede verse en la muestra es uno de estos trabajos, pero además es significativo el soporte: la estructura de chapa que lo sostiene fue diseñada por Font según una arquitectura modular flexible, provista de una grilla, para que los chicos del taller del Foro de Convivencia realicen el montaje de sus propias exposiciones de sus fotos. "Me interesa mucho el arte como una práctica que pueda generar lazo social", cuenta Font a Rosario/12. "Es decir, el arte como una herramienta más para el trabajo colectivo, para dar voz a las comunidades. Esto es muy distinto de una educación por el arte".
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