Sáb 02.12.2006
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS

"El Ballet Nacional de Cuba es parte de la Revolución"

Alicia Alonso, la fundadora del legendario ballet, recuerda al Che y los primeros pasos con el impulso revolucionario de Fidel Castro.

› Por Fernanda González Cortiñas

Con el inconfundible andar de las grandes, La Señora hace su ingreso al hall del hotel tomada del brazo lazarillo de su esposo. Con paso lento, siempre en perfecta cuarta, pide un par de almohadones para mantener la enhiesta esa majestuosa figura que la llevó, allá por la década del '40, a convertirse en primera bailarina del American Ballet y luego en el Bolshoi y el Kirov. Enfundada en un discreto Chanel estampado, con el cabello recogido en riguroso chignon, esta auténtica diva, una leyenda viva que ostenta las friolera de más de 130 reconocimientos internacionales, entre ellos el de prima ballerina assoluta --máxima categoría a la que puede aspirar una bailarina y que ostentan Maya Pliseskaya, Galina Ulanova y Margot Fonteyn, entre muy pocas otras--, procede a tomar asiento en un ceremonioso y magistral grand plie, mientras se dispone a equivar, con elegancia y humor, preguntas acerca de la situación cubana.

En su segunda visita a Rosario, y antes de la presentación en El Círculo del Ballet Nacional de Cuba, su fundadora y directora desde 1948, Alicia Ernestina de la Caridad del Cobre Martínez Hoya (La Habana, 1920), más conocida como Alicia Alonso --desde que a los 15 años tomó el apellido de su esposo, Fernando Alonso-- habló sobre lo que seguramente son las dos grandes pasiones de su vida: la danza y la revolución. O viceversa.

--Se dice que tiene un gran retrato de El Che en su oficina. ¿Qué significa para Alicia Alonso estar en Rosario, la ciudad natal de Ernesto Guevara?

--Es cierto, tengo un gran retrato del Che en un lugar muy querido de mi oficina. Es una foto muy bonita donde está junto con otro héroe nuestro que es Camilo Cienfuegos. Y es un retrato muy lindo porque los dos están muertos de risa, algo raro en el Che, que andaba siempre muy serio. Y están muertos de risa porque Camilo se puso la gorra del Che y el Che se puso el sombrero de Camilo, que es un sombrero grande para protegerse del sol. Así que es claro que estar en Rosario me da una sensación especial: una sensación de disciplina, de poesía y de heroísmo.

--También se ha dicho que lleva tantos años al frente del Ballet Nacional de Cuba, como Fidel al frente del gobierno de la isla ¿actualmente cuál es su relación con Castro y cómo ve el futuro de ambas instituciones, el BNC por un lado y la Revolución por otro?

--Bueno, el Ballet Nacional de Cuba es parte de la Revolución. Entonces es claro que él siempre está muy al tanto de cómo anda el ballet. Hace cuatro años él ya sabía que era necesario agrandar la Escuela Nacional de Ballet. Hoy en día, en La Habana tenemos una de las escuelas de ballet más grandes del mundo. Además está la Casa del Ballet Nacional de Cuba. Todo esto está íntegramente subsidiado por el Estado.

--¿Cree que esta jerarquización que el ideario revolucionario le ha otorgado a la cultura ha jugado a favor de la permanencia del modelo?

--Desde el comienzo la cultura ha jugado un papel fundamental para la Revolución Cubana, ya que si Usted recuerda, uno de las primeras acciones del gobierno revolucionario fue la alfabetización.

--¿Y fue en aquél momento que Fidel Castro le manifestó su deseo de crear un organismo estable nacional?

--Nosotros habíamos estado tratando de formar una compañía desde mucho antes de la Revolución. Con el dinero que yo había ganado trabajando afuera como primera bailarina y con la ayuda de amigos, bailarines de otras partes del mundo, habíamos estado intentando formar un elenco estable en Cuba. Pero la situación económica y política en Cuba nos lo impedía. Querían financiar el ballet si estábamos todo el tiempo de gira, mientras golpeaban a nuestros estudiantes. Así que yo rehusé. Al triunfo de la Revolución, Fidel nos llamó y nos preguntó: ¿que necesitan para formar el ballet? Con eso y nuevamente con la ayuda de bailarines de Argentina, Estados Unidos, México, Guatemala --nuestras escuelas todavía no formaban bailarines profesionales-- pudimos comenzar a armar la Escuela Nacional, el germen de lo que luego sería el Ballet Nacional de Cuba.

--¿Qué siente cuando sus bailarines son convocados para formar parte de elencos fuera la isla? Es sabido que las filas de, por ejemplo, el American Ballet Theatre se han engrosado con valores cubanos...

--¿Qué siento? Lo veo irse como un papalote (barrilete)... Me pregunto, ¿adónde irá a parar? ¿cuándo se romperá?...

--¿No siente orgullo? ¿no piensa en él como un pedacito de Cuba, representando al ballet de su país afuera?

--Los pedazos de Cuba están todos en Cuba.

--Como sabrá, recientemente Julio Bocca ha anunciado su retiro definitivo de las tablas. ¿Qué opinión tiene de estas pérdidas alguien que como Usted con más de 60 años de trayectoria, aún sigue "en carrera"?

--No sé cuáles son sus motivos, pero me parece una lástima. El acaba de bailar en Cuba espléndidamente. Julio bailó por primera vez El Lago de los Cisnes en Cuba y dijo que quería que el último también fuera allí. Julio Bocca es un gran bailarín, y creo que cuando un gran bailarín decide retirarse es porque está físicamente muy lastimado. Cuando yo me retiré nadie sabía que esa era mi última función. Cuando acabó todo sentí un gran vacío. Pero enseguida uno empieza a recoger lo que ha sembrado y ahí puede empezar a crear. Y vuelve a vivir.

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