Lun 12.02.2007
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › ESTRENO 1: "¿QUIEN DICE QUE ES FACIL?" DE JUAN TARATUTO

Como si fuera una tira televisiva

Diego Peretti y Carolina Peleritti protagonizan una comedia
menos que lograda, con numerosos vacíos, que lleva a añorar
a otros momentos del género. ¿El resultado? Un cine de fórmulas.

› Por Emilio A. Bellon

¿Quién dice que es fácil? 5 puntos

Argentina-España, 2007.

Dirección: Juan Taratuto

Guión: Pablo Solarz

Fotografía: Marcelo Iaccarino

Música: Lucio Godoy

Intérpretes: Diego Peretti, Carolina Peleritti y Daniel Rabinovich, entre otros.

Duración: 110 minutos.

Salas de estreno: Monumental, Showcase y Village.

Se trata de una coproducción y en tal caso las expectativas podrían ser más que justificadas. Se puede llegar a pensar, por esto, que la cuestión debería pasar por algo más que la presencia, más que pasajera, de algún actor del otro país, como ocurre aquí con el rol que cumple Guillermo Toledo, quien interpretaba al protagonista principal en el film de Alex de la Iglesia, Crimen Ferpecto. Pero claro, si pensamos que a veces estos proyectos se realizan en términos de cine industrial, el resultado es el que sólo puede proponer un cine de fórmulas.

Sin embargo, entre tantos lugares comunes que este film se obstina en repetir, hay algunos aspectos que llaman, particularmente, nuestra atención. En el guión, la mirada más original como suele ocurrir ante films standars se centra en los llamados personajes secundarios, en aquellos que a veces transitan por determinados tramos, que dejan sus más que resonantes huellas y son los que al finalizar el film el público recuerda mientras toma un café.

Pero recorramos el film, en parte, desde el principio. Y aquí nos encontramos con un individuo que le debe algunas notas en su conducta a aquel que componía Jack Nicholson en Mejor... imposible. Así, Diego Peretti, imperturbable, por vocación, máscara que no sonríe en los primeros tramos de esta previsible historia, se define por un conjunto de rasgos obsesivos, hábitos pautados, agendados, y con ciertos rituales que son, los que al principio, provocan risas en la sala. Aunque más de uno de los presentes, ciertamente, se podrá ver proyectado en él.

Es él quien concibe a la vida desde una estampa estática, tal como la imagen que abre el film, que un día, por esta cuestión del azar, se verá fuera de foco: abrirá la puerta a una posible inquilina, a quien le recitará lo que se debe y lo que no se debe, desde un tono de voz conventual y desde una actitud de severo abuelo de familia. Siempre con el segundo botón abrochado de su camisa, o vistiendo su carcelario pijama, el personaje de Diego Peretti es una auténtica construcción que se ve reforzada por el tono opaco y gris de su voz y su forma de caminar, pesada y abatida.

En contraposición, ahí está ella, Carolina Peleretti, esta modelo que en el film, a mi entender, recorre la actuación desde el lugar de la pasarela y el dramatismo desde los arranques de histeria. Dos modos de actuar, uno, legitimado hoy por quien se encuentra en cartel junto a Alfredo Alcón representando La muerte de un viajante de Arthur Miller y el otro, en su primer debut protagónico, confiado en esto que define su oficio en la ficción de este film: su fotogenia. Entre ambos, entre dos modos distintos de pensar el mundo hay un abismo, entre dos maneras diferentes de sentir a la vida y al amor hay, desde cierto realismo, una diferencia insalvable.

Si bien entre ellos hay enojos, también es cierto que literalmente se derriba la pared que mediaba entre ellos, pero lo que no resulta verosímil es la urgencia que se toma su director para que el final sea rematadamente conformista y supuestamente más que feliz; si tenemos en cuenta las diferentes tomas de posición que cada uno fue esgrimiendo a lo largo del relato.

El proyecto de ¿Quién dice que es fácil? surgió a partir del éxito que el film anterior del director tuvo tanto aquí como en España. Nos referimos a No sos vos, soy yo, film que entiendo contaba con algún que otro planteo superador de los que aquí intentan presentarse como tal. Y las carteleras lo promocionan a este estreno de hoy como "comedia romántica", término que nuevamente merecería ser discutido a la luz de estas nuevas tendencias que tienden a disolver todo tipo de categorías.

Pero como señalábamos al principio, son tal vez, los momentos protagonizados por los personajes de cruce los que el público celebra con mayor espontaneidad: como el que interpreta Daniel Rabinovich, este abogado que asesora a Aldo, el protagonista, con la modalidad de otro tipo de profesional, con visita semanal; o el que cumple, La Betty, la señora de la limpieza, que será la aliada en un nuevo tratamiento de ayuda para evitar que su patroncito llegue antes de hora. Igualmente se puede destacar en fugacísimos momentos a Mónica Galán como esa mujer que alguna vez tuvo una historia en la historia familiar del protagonista o bien la de sus compañeros de trabajo con las bromas sobre el sexo siempre a flor de boca.

Comedia menos que lograda, a mi entender, con numerosos vacíos y que se prolonga en busca de conciliaciones asépticas, ¿Quién dice que es fácil? nos lleva a añorar a otros momentos del género y a tener que confirmar una vez más que hoy, para algunos directores, ya no hay diferencia entre la tira semanal televisiva y la pantalla grande.

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