CULTURA / ESPECTáCULOS › HOLLYWOODLAND, MUCHO MAS QUE LA HISTORIA DE UNA MUERTE DUDOSA
La opera prima del director de Los Sopranos propone un cruce
de identidades que desplaza el eje del actor Georges Reeves,
temprano Superman, al detective que lleva adelante el caso.
› Por Emilio Bellón
"Hollywoodland". EEUU, 2006.
Dirección: Allen Coulter
Intérpretes: Adrien Brody, Ben Affleck, Diane Lane.
Duración: 126 minutos.
Salas de estreno: El Cairo, Del Siglo, Showcase y Village.
Calificación: 8 (ocho).
Son diferentes las líneas, a mi entender, que se van cruzando en este film que adquiere la fisonomía de un policial negro y que en sus entretelones deja entrever las huellas de un melodrama. Desde la primera imagen, que fija un día y un año, de una trágica noche, se va asomando ante nosotros de manera fragmentaria y con aristas quebradas el nombre y la máscara de quien interpretara al personaje de "Superman" allá, en los inicios de los años 50, y que al igual que uno de sus más famosos continuadores portaba el similar apellido Reeves.
La opera prima para el cine de Allen Coulter, ya con cierto reconocimiento por la dirección de la serie "Los sopranos" apunta a acentuar la tensión entre el actor y el personaje que compone, y, simultáneamente, va construyendo un triángulo de identidades, con el detective que lleva adelante el caso, hacia fines de los años 50. Es desde aquí que podemos señalar el mayor mérito del film: el desplazamiento de un caso de intriga policial, centrado sobre un cuerpo muerto sobre el que pesan numerosas sospechas, al del modo del ser de este detective que transita por un período de crisis de su vida partiocular.
George Reeves nunca pasó de ser un peso pesado para los estudios televisivos que se calzaba torpemente su traje del personaje de Superman para aquellos programas que aún se transmitían en blanco y negro. Su pase por el cine, acreditaba su fugaz presencia como un remotísimo y olvidado actor secundario en el film súper taquillero de la Metro, "Lo que el viento se llevó" y sus intentos posteriores fueron radicalmente rechazados. De aspecto bonachón, con un pasado que tuvo que poner entre paréntesis, su muerte ha dejado muchos renglones en blanco y algunas dudas por confirmar. Y aquí es donde la figura de aquel, el investigador privado Louis Simo, entra en escena. Es en este punto donde se abren numerosas hipótesis y cada una de ellas podría tener su razón de ser. Es el actor de "El pianista", Adrien Brody quien compone a este personaje que si bien está ubicado en aquellos años transmite un modo de particular atemporalidad.
¿Quién fue George Reeves? ¿Cuál fue su historia familiar? ¿Cómo eran sus padres? ¿Cómo fueron estas mujeres que el film va presentando, tales como la esposa de un productor cínico o la que despierta mayores sospechas por tener la insolencia insultante en su cara? Y si bien el film se mueve entre imágenes del actor en vida y de los hechos que se pasan a investigar a continuación, luego de que un plano nos certifica una perforación cercana a su oreja, en ningún momento el ritmo adolece de mecanismo ni se pierde por ello la fluidez ni la tensión del relato.
Pero como el título bien lo señala, "Hollywoodland" es además una mirada hacia ciertos mecanismos de la industria del cine, sus mitos y sus iconografías, los intereses que van rozando otros sectores, los juegos que van invadiendo otros territorios. Y en tanto aquellos años definen los gloriosos años de la Meca del Cine, allí está el público. Ese mismo público que no podrá tolerar que el propio Reeves actúe en el minuto 24 del film de Fred Zinnemann, "De aquí a la eternidad", en una escena en la que mantiene un diálogo junto al personaje que interpreta a Burt Lancaster. Aquí el público se ríe, lo señala con el dedo. Y allí están los productores. Y ordenan que se corte esa secuencia.
El film de Allen Coulter indaga paralelamente en el universo femenino, a través de diferentes voces y rostros, de las que estuvieron a su lado, de la madre que le falsificó su propia historia. El personaje que compone Ben Affleck da cuenta del precio de lo que significa ser un actor menos que secundario y que sólo puede permitírsele ser garantía de diversión para niños y padres en función matineé. Y al mismo tiempo, allí está quien sigue las pistas del caso, con una historia familiar hecha trizas y un hijo que raramente lo espera.
El recorrido que se propone investigar el personaje de Adrien Brody, con su actitud silenciosa, nos llevará a la casa en la cual el trágico hecho tuvo lugar. Es una ventana la que lo interroga y la que al mismo tiempo nos formula sus dudas a nosotros. Son imágenes fugaces, fogonazos, algunos indicios, reconstrucciones imaginadas. ¿Qué pasó realmente aquella noche del 16 de junio de 1959? ¿Por qué algunos quieren dar por cerrado el caso mientras una madre, hasta el momento ausente, se empeña en que alguien lo continúe? Y esos niños se han quedado ahora sin la cita con su héroe semanal, mientras toman su merienda a la salida de la escuela.
Doce años antes, también en Los Angeles, había ocurrido una trágica muerte. En este caso, el suicidio estaba descartado. Se trataba de un horroroso crimen: la aspirante a actriz Betty Ann Short había sido encontrada, con su cuerpo mutilado, en otro de los casos que aún permanece en suspenso. En pocos días más conoceremos "La Dalia negra", el film de Brian De Palma, que se refiere a esta horrorosa historia.
La muerte de George Reeves fue caratulada de inmediato como muerte por mano propia. Pocos lo creyeron. El caso sigue abierto. En Hollywood, es ya conocido aquel lúgubre ritornello que dice: "Vivir en Los Angeles te vuelve famoso, pero morir en Los Angeles te transforma en una leyenda".
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