Mié 23.05.2007
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › PRESENTAN "EL LOCO DORREGO, ULTIMO REVOLUCIONARIO"

Un prócer aún sin lugar en el panteón

Una vez finalizada la escritura de su anterior material (El caso Von Wernich. Iglesia y Represión ilegal), el periodista y politólogo Hernán Brienza decidió lanzarse a una investigación histórica vinculada con el nacimiento de la violencia política en Argentina. Lo que quizás no imaginó fue que luego de un proceso de análisis retrospectivo, se encontraría con una figura que lo llevaría a cambiar el rumbo de su trabajo, y así llegar a la concreción de El loco Dorrego. El último revolucionario, la obra en la que descubre la figura de uno de los próceres olvidados por la historia oficial, y que mañana a las 19 presentará en Ross Centro Cultural (Córdoba 1345), acompañado del licenciado en Ciencia Política Eduardo Toniolli.

En diálogo con este medio, Brienza narró el giro que tomó su investigación desde el momento en que determinó al fusilamiento de Manuel Dorrego (en manos de Lavalle el 13 de diciembre de 1828) como el disparador desde el cual concentrarse en la vida de "un personaje que era más importante que el hecho en sí mismo". "Me interesó saber qué era lo que estaban matando, qué había matado el sector encabezado por Lavalle, Agüero, Rivadavia, y lo que me di cuenta es de que en realidad en ese proceso se produce una matriz de todos los golpes de Estado que después se iban a producir en Argentina. Generalmente tienen esa matriz, son sobre gobiernos relativamente populares, los llevan adelante militares con un discurso patriótico nacionalista y terminan disfrutando de los beneficios de ese golpe los sectores más ligados a las clases dominantes, económicas. Siempre el que quiebra el juego político es una alianza entre militares y liberales", narró.

Y agregó: "Frente a la discusión sobre la institucionalidad, o la calidad institucional en la Argentina, lo que vi es que en realidad siempre que hubo quiebres institucionales los hicieron los mismos sectores dominantes. Uno puede criticar o no a los sectores populares, pero han respetado la institucionalidad. Y Dorrego en realidad es el primer líder de un partido que se reconoce a sí mismo como el partido de los populares. El es el jefe del Partido Federal, que por 1820 se llamaba el partido de los populares, y me parece interesante que el primer líder del partido popular en la Argentina fuera fusilado".

Mientras tanto, al momento de analizar el proceso de omisión generado en torno a la figura de Dorrego, el periodista apuntó: "Todo lo que es la historia oficial, el mitrismo, la escuela histórica, no lo puede reconocer porque no pueden reconocer que el grupo de Rivadavia haya permitido ese fusilamiento y asesinato. Por lo tanto hubo dos operaciones. Una, borrarlo a Dorrego, colocarlo como un personaje menor, y la otra victimizar a Lavalle. Es un poquito la operación que José Pablo Feinmann explica en La sangre derramada, la operación de romance de la muerte de Lavalle, donde el que fusila es más víctima que el fusilado. Eso por un lado, que el sector más liberal de la cultura argentina no lo puede hacer propio, porque en definitiva es una víctima de sus propios actos. Lo que me llamó la atención es que el sector nacional de la cultura argentina tampoco nunca tomó como bandera a Dorrego, y tiene que ver con algo que cruza la historia argentina".

"Creo que ese sector siempre admiró más a Rosas que a Dorrego --completó--. Por dos cuestiones: porque el Siglo XX está atravesado por la violencia y no por el respeto a la pluralidad y la democracia. Y, además, porque Rosas es victorioso y Dorrego no, entonces necesitan una figura victoriosa y fuerte para poder emparentar con Yrigoyen, que es la operación que hace Manuel Gálvez, quien dice que Yrigoyen es el Rosas del Siglo XX. Y que lo hace también con Perón. Eso tiene que ver con el hecho de que, una vez que se quiebra el hecho político, que se dispara el primer tiro, la racionalidad es muy difícil de volver a obtener. Creo que el sector nacional también entra en el juego perverso de la violencia a partir del asesinato de Dorrego. Esto me parece que lo entiende Rosas, por eso hecha mano a un gobierno más firme, más autoritario. En algún punto, el sector nacional lo ve a Dorrego como demasiado liberal".

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