CONTRATAPA
› Por Luis Novaresio
Uno: Mienten. Es puro sofisma. No tienen argumentos. Te quieren embaucar con palabras. Sofistas. Dos veces en esta semana, por lo menos, te tuviste que bancar que lo que a algunos molesta fuera calificado así. Sofisma. Un juez que reconoce que prefiere arriesgarse a dejar en la calle, sin pena, a quien participó de un homicidio por temor a que la cárcel lo perfeccione en el delito. Sofista. Los que antes atendían de este lado del mostrador político y ahora, urnas mediante, pasaron del otro lado y se adueñan de los argumentos oficialistas que antes crucificaban con oposición. Sofistas. Y me molesta más, me dijiste, porque miro a mi perro Protágoras y siento que él me reclama reivindicación.
Dos: Parece que el término deriva de un verbo griego que era practicar la "Sofía". La sabiduría. Maestros con sabiduría, sería más ajustado. Dicen los que han estudiado la historia de la ciencia madre que el pobre sufrió una evolución mal intencionada terminando por entenderse como "embaucar". La derivación "sophistes", leo, se dio a los Siete Sabios en el sentido de "filósofos" y así llama Herodoto a Pitágoras, a Solón, y a quienes fundaron el culto dionisiaco. También se llamaba así a los poetas y, en general, a todos los que ejercían una función educadora. El uso peyorativo empezó a tomar forma en el siglo V a.C., coincidiendo con la extensión del uso del término a los prosistas. El momento coincide con un incremento de las suspicacias de los atenienses hacia los que mostraban una mayor inteligencia. Isócrates denostaba que el término "hubiera caído en deshonor" y Sófocles lo atribuye al hecho de que los educadores y maestros recibieran una remuneración por su trabajo. Esta es la tesis que se considera más apropiada.
Tres: El pibe vino de su pueblo para ser psicólogo. ¿Cómo le habrá contado a sus viejos laburante y ama de casa que se quería ocupar de la ciencia de la psiquis?, me preguntaste. Ya pasaron unos cuantos años desde que parieron tus prejuicios, te dije. Hoy el analista es tan común con la inflación. Las cosas han cambiado desde el susto que te daba decirla a tu familia gringa que querías hablar con un matalocos. Y te reís. Es cierto. A lo mejor, no sé. Pero pienso en el matrimonio honesto de tierra adentro que ve que su hijo se marcha a la ciudad para aprender del alma. ¿O acaso los sicólogos no intentan ver el alma? Me sigo riendo. Así fue. Germán estudiaba en calle Entre Ríos y se bancaba como podía en la Chicago argentina. La calle Maipú es rara. Será porque tiene pocos árboles, porque alterna adoquines y pavimento, porque desemboca a esa altura en Pellegrini y no me dice nada. A unos pocos metros de allí, lo mataron. Sí: Al Germán del pueblo, el de los padres laburantes, al hijo único que deja el pueblo para estudiar psicología. Para robarle una zapatillas. Robo seguido de muerte, dice el expediente.
Lo mataron dos. El mayor, era el del arma. El menor, no se sabe si disparó. Sí es seguro que supo, vio y no hizo nada para evitarlo. Robo seguido de muerte. El juez de menores dejó al más pibe unos meses en el Instituto de rehabilitación del adolescente rosarino. Luego le dio libertad restringida en la casa de su propia abuela. Cuatro años más tarde vino la sentencia. Justicia lenta no es justicia, me decís. La sala III de la Cámara de apelaciones en lo Penal confirmó el fallo del juez de Menores que consideró que no hay que imponerle pena a ese menor que robó zapatillas y tuvo que ver con la muerte de Germán porque se había "resocializado". Y yo pienso en los padres laburantes del pueblo, me decís. Uno de los jueces de la Cámara argumentó los porqués. Y hasta son atendibles, vistos desde los ojos del delincuente. No quiero ni puedo, me dijiste, pensar en las pupilas de los padres de Germán.
Yo tampoco quiero. Apenas si me interesa detenerme en una de esas razones, que sonó tangencial. Pero estoy seguro que no. En mis palabras, voy a resumirlo sin permiso, el doctor Otto Crippa García dijo que tuvo en cuenta, a la hora de no poner en prisión al autor del robo seguido de muerte del pibe de pueblo, la convicción de que con las actuales cárceles es muy probable que la tarea de resocialización conseguida hasta ahora mutase a una mejor escuela del delito. Las cárceles, lo puedo sintetizar yo, perfeccionan en quebrantar la ley antes que en su respeto. Lo dijo un juez. Esta semana. Casi pude leer en sus convicciones: "prefiero a este pibe que delinquió en la calle que verlo crecer en el delito en las cárceles que tenemos".
Cómodos en nuestra indignación burguesa, la gran mayoría de nosotros se indignó con la falta de prisión. Sentencia sofista que distorsiona la realidad. Pocos, muy pocos, pensaron si no era hora de sentarse a ver que un magistrado que maneja la balanza de los ojos vendados no decía algo más grave.
Cuatro: Los sofistas de los siglos V y IV antes de Cristo consideraban que las leyes y normas sociales son meramente convencionales y que dado que cada pueblo tiene las propias, carecen de valor absoluto. Cada hombre es la medida de todas las cosas. Para mí, esto. Para vos, aquello. Esta contraposición entre ley y naturaleza se convierte en el gran tema. Adoptan una actitud relativista y escéptica. ¿Para que seguir discutiendo sobre aquello que nunca se llegará a conocer en términos de verdad? Pero además, se muestran relativistas en relación a los problemas humanos ya que observan que distintos pueblos poseen leyes y costumbres diferentes. Ser adúltero es grave en Roma, podrían decir hoy. No en Fez. Cada pueblo posee costumbres y leyes diversas y considera que las propias son las mejores. Es Protágoras de Abdera el que se anima: la justicia es lo que el poderoso dice que es.
Cinco: El gobierno aseguró que llevará unos años poner en funcionamiento como corresponde el servicio de energía eléctrica en la provincia. La necesidad de aumentar el precio de la tarifa tiene que ver con el incremento de costos que hacen imposible la prestación de servicio elemental. Finalmente, el gobernador dijo que no es viable indemnizar a quienes sufrieron cortes de energía porque la ley no lo prevé. Desde la oposición se criticó la falta de política en materia energética. Se presentó un proyecto alternativo para evitar que los segmentos más postergados de la sociedad tengan que soportar el incremento propuesto desde el gobierno e instaron a las autoridades a que dispongan un resarcimiento económico para todos los vecinos que sufrieron reiterados cortes de luz. Si el gobierno tiene la decisión, dijeron, es posible.
Pensá. Las declaraciones que te leí, me dijiste, ¿son de la época del gobierno peronista, cuando los socialistas eran oposición? Silencio. ¿O son de hace un mes con el PSP en el poder y el PJ juega de oposición?
Pensá. Vos.
Seis: Protágoras, Gorgias, Hipías, Calicles y tantos otros consideraban que la gran hipocresía de la sociedad de ellos (¿y de la nuestra?) era sostener la existencia de verdades universales e inmutables que el poder debía defender. Para hacerlo, discutían con fervor demostrando blanco y cuando su auditorio se convencía sostenía con igual ardor negro. Demostrado, invitaban a la gente a vivir sin dañar a su prójimo.
Un juez que dice con sinceridad qué es hoy dar una pena. Un funcionario cree que no hay memoria de lo que dijo hace apenas unos meses.
Sofistas era ser de inteligencia superior. El tiempo hizo que ser un sofista sea ser un embaucador. Es más cómodo. ¿No?
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