CONTRATAPA
› Por Luis Novaresio
Uno: Miscelánea. ¿El qué? Leés lo que escribo y apenas si decís "misceláneas". Vuelvo con el qué. Y ya me mostrás en el diccionario. Obra o escrito en que se tratan muchas materias inconexas y mezcladas. No es verdad. Te aseguro que todo tiene una conexión.
Dos: Después de la disparatada sesión del Concejo Municipal de este jueves pasado en donde quemar puertas e invadir el recinto fueron comparados con el acto de levantamiento disciplinado de las manos socialistas para llevar el precio del viaje en bondi al valor más caro del país, se abrieron varias discusiones. Ahora será la Justicia la que aletargue toda posibilidad de pensar qué fue lo que pasó y, sobre todo, la chance de separar paja de trigo en un lugar en donde la magnitud de lo que pasa ayudaría a razonar con menos volteretas ideologizantes.
Paréntesis: no estoy acusando, me dijiste, a los magistrados de ser lentos ni encubridores. Eso se lo dejo a algún dirigente de fútbol que seguramente no es abogado, jamás fue diputado provincial o senador nacional ni mucho menos participó de pactos con gobiernos provinciales que pergeñaban leyes de lemas o canjeaban nombramientos en la Suprema Corte por puestos en entes de control de servicios públicos. El ahora hipotético dirigente de fútbol que podría pedir celeridad en la justicia descubriría hoy, ahora, sí ahora, mal pensado, que los pobres chichipíos ciudadanos padecen, desde siempre, no desde ayer, esperas interminables para obtener sentencias, incluidos los que votaron a mandatarios que dejaron el cargo al no soportar que los sufragios fueran a otro candidato a presidente que uno quisiera. No acuso, retomo, a la justicia de cajonear el expediente que evaluará quién prendió fuego a una puerta histórica para demostrar que es del pueblo. Recuerdo que siempre sucede que hasta los propios agredidos prefieren dejar en el olvido del paso del tiempo estos hechos. Cierro paréntesis porque de verdad, este es otro tema.
Un Concejo Municipal es un buen sitio para que debatamos cuánto de democrático tenemos ya que es la representación directa, inmediata, ahí nomás, de lo que los vecinos de una ciudad grande, es cierto, pero en la que nos conocemos todos. La tan meneada libertad de pensamiento se construye de abajo hacia arriba, me dijiste un día, y el hecho de poder ver funcionar mejor el Concejo de vecinos, las Comisiones Comunales de los pueblos, debería llevar esa costumbre al gran parlamento nacional del que no se tenía noticias ni interés hasta el voto equilibrista no positivo del vicepresidente (¿ex?) oficialista.
El aumento del boleto define dónde se ponen acentos en una gestión administrativa. Y la respuesta aquí, creo humildemente, es directa. El peso va para todos los ciudadanos de clase más humilde o media que viajan en colectivo. Y me miraste fijo. Vos podrás decirme que somos víctimas de discriminaciones porteñas a la hora del subsidio para que ellos paguen 90 chirolas en vez de 1,60. Es cierto. Vos podrás decirme que vivimos en una de las pocas ciudades que se anima a pensar que el transporte debe ser del Estado como en las naciones más modernas (e incluso liberales). También es verdad. Pero a la hora de los bifes, el precio aumenta para todos y a nadie se le ha caído una idea distinta para proponer. ¿No se puede? Me atrevo, me confesaste bajito, a concederte esa hipótesis. Pero ¿fueron capaces los que alzaron las manitas en sentarse con el resto para exigirles ideas alternativas o prefirieron la legítima pero prepotente idea de jugar a la aritmética de la mayoría? La mayoría es la que debe respetar y alentar a las minorías. Y el gobierno de los que más son no es la democracia. Lo es con respeto de los que menos son.
A la par de esto, ciento cincuenta personas creyeron que la democracia debe funcionar hasta que ellos invadan el ágora municipal. Y chau. Protestaron con todo derecho. Y vale. Pensaron en una carpa. Cómo no. Coparon la barra del Concejo y dijeron lo que pensaban. Con todo derecho. El resto, las piñas, el fuego y los saltos al recinto no son democráticos. Y queda re mal decirlo, me dijiste. Pero siento que es lo que es. El socialismo vernáculo hizo gala de una torpeza fenomenal para demostrar que puede escuchar a los otros o evaluar ideas distintas. El intendente debe estar preocupado por la falta de "cuadros" superadores de meras disciplinas partidarias. Todo eso es cierto. No menos verdadero es que creer que se vence la cerrazón con la clausura a los sopapos del sitio de debate es ilegítimo y condenable. Comparar las manos levantadas siempre para el mismo sitio (cuándo eso hacen los legisladores nacionales por las retenciones o por lo que sea son la escribanía del ejecutivo.
Aquí en Rosario, con ese criterio, (¿no hay escribanos locales?) con prenderle fuego al ingreso del Palacio Vasallo es demagógico e inadmisible. Aunque antipático, así lo pienso, me dijiste.
Tres: Me recibí en el año 1991, pero lamentablemente no consigo trabajo rentado. Me formé y lo sigo haciendo actualmente en clínica psicoanalítica y psicología forense; no tengo la especialidad, ya que es nueva en la ciudad de Rosario y no cuento con recursos económicos para hacerla. Fui auxiliar docente en la UNR, ad honorem, claro, en el seminario de psicología forense, coordinando uno de los talleres. Trabajé realizando pericias, en lo cual me formé, trabajo con pacientes detenidos y judiciales, realizo informes y tantas otras cosas más. Pero lamentablemente cuando se producen concursos abiertos para el ingreso en el servicio penitenciario, no puedo inscribirme ya que es hasta los 35 años y yo tengo la osadía de tener 44.
Esto no es la primera vez que me sucede. En otros lugares llego, va todo excelente, pero a la hora de definir ingresa gente más joven. Lo que me pregunto es ¿no vale la experiencia y la formación? ¿Soy vieja para trabajar? yo no me postulo para agencias de modelos, soy "una intelectual" y trabajo con mi intelecto y hasta ahora funciona muy bien.
¿Qué es lo que pasa en nuestra sociedad? La verdad me siento muy angustiada, le pido disculpas por decidir escribirle pero es que Usted tiene la posibilidad que yo no tengo. Usted tiene la posibilidad de comentar, preguntar, el porqué de estas decisiones crueles. Le pido disculpas nuevamente y le pido discreción con mi identidad. Muchas gracias. PD: cambiaré mis libros por el tejido, mis guantes de box de full contact, por pantuflas.
La que te escribe es una sicóloga con muchos pergaminos que acreditan su formación, coordina un servicio de drogodependencia de una entidad pública, ad honorem, por supuesto, ya que el Estado considera que no hay presupuesto para asignar a una problemática que todos sabemos no es recurrente (la droga, no la coordinación) y, además, sin un peso, claro debe atender pacientes judiciales en libertad y detenidos que el estado le envía a pesar de no existir burocráticamente en su cargo. La sicóloga que te escribe es miembro de un Centro de Atención a la Mujer Víctima de Violencia creado recientemente en un Colegio de Profesionales y, claro, lo hace ad honorem.
La sicóloga que escribe tiene la osadía de tener 44 años. Es vieja, me dijiste. Dejate de joder. Por las dudas tengo su mail, pensé y no te lo comenté, si es que alguna conciencia estatal se siente tan mal como yo al escribirte esto.
Cuatro: ¿Tiene derecho un concejal a abstenerse en una votación? ¿O un diputado o un senador? Si yo, ciudadano de a pie, estoy obligado a ir a votar en todas las elecciones, ¿por qué ese ciudadano surgido de mi voto sin excusa se puede abstener? Yo pregunté. Y vos me contestaste. Porque vos podés votar en blanco. Traté de devolver. Votar en blanco es no estar representado por nadie o, incluso, protestar descreyendo en el sistema.
Abstenerse es lavarse las manos. Pase que me abstenga si mi conciencia es la no donación de sangre, por ejemplo, y yo no quiero imponerle al resto esta regla tan riesgosa. Pero saber si el boleto tiene un costo de 1.60 o si las retenciones deben ser del 45% es pura matemática y convicción política. Presentá un proyecto alternativo y bancalo con tu voto positivo. Te vi en silencio. Y ya se sabe que el que calla, otorga.
Cinco: Muchas materias inconexas y mezcladas. Está claro. A menos que creas que discriminar sea otra cosa distinta que ahuecar la voz y denunciar a los otros creyendo que tus actos injustos se justifican por las circunstancias que vos contás en cada caso. ¿Se entiende? El infierno no son siempre los otros, amigo. Eso te dije.
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