CONTRATAPA
› Por Javier Chiabrando
No quiero presumir, pero me parece que el mundo se va organizando alrededor de mis contratapas. Si usted viene leyendo mis notas, habrá visto que yo vengo jorobando con que los intelectuales a los que no les gusta este gobierno deben salir del clóset y retomar la iniciativa. De no ser así, la palabra de la diversidad va a quedar en boca de periodistas resentidos y políticos caídos en desgracia. Y el momento llegó. Se llama PLATAFORMA 2012 y lo integran algunos intelectuales de la hostia, firmantes de un documento que no se sabe quién escribió pero que al menos no destila odio ni pide la pena de muerte de nadie. También hay muchas firmas de intelectuales que no conozco, pero que no hace más que demostrar el carácter plural de la movida; si te podés adherir por Internet tampoco es cuestión de que te anden pidiendo antecedentes; ¿qué define a un intelectual?, ¿un libro editado?, ¿una muestra de cuadros como la que montó mi tía Pocha en el anexo de la tercera edad del club de mi pueblo?
Lo curioso es que dos días después de lanzado PLATAFORMA 2012 me ofrecieron la vicepresidencia. En otra época hubiera agarrado viaje sin preguntar ni siquiera de qué se trataba. Pero ahora no puedo rifar el prestigio que significa escribir en este diario. Así que, ante tan generosa propuesta, respondí con dos preguntas: ¿por qué no la presidencia y cuánto pagan? Las dudas se me fueron aclarando rápidamente. En principio no pagaban, lo que ya era una gran decepción. En cuanto a la presidencia, estaba en manos de la todoterreno de la Sarlo, que no deja pasar ningún tren para cumplir con las obligaciones contraídas con sus contratistas.
Me dijeron también que me ofrecían la vicepresidencia porque PLATAFORMA 2012 era un movimiento amplio al que le quedaba bien tener adentro a un tipo de espíritu crítico un tanto burlón, artista multidisciplinario e iconoclasta, y con un aire metrosexual al estilo de la época; definición que me caía como anillo al dedo. Antes de aceptar tan alto honor, lo primero que hice fue tomarme el trabajo de analizar el documento que había que firmar. Era lo mínimo, aunque no estoy seguro de que todos los firmantes lo hayan hecho. Algunos olieron a movida antiK y allá fueron. A vuelo de pájaro se leía "discurso hegemónico", "voz colectiva", "debate de ideas", "conciencia crítica", "accionar colectivo y transformador". ¿Eso era todo? Demasiado poco para un criticón como yo. Ninguna idea nueva, y menos una idea que apuntara a una acción justiciera, aclaratoria, reivindicatoria, compensatoria. Se parecía demasiado a las frases inofensivas que se oyen en la televisión a cada rato.
Seguí buscando y encontré una nota en Perfil donde algunos integrantes de PLATAFORMA 2012 definían las líneas de combate ideológico: 1) pensamiento crítico; 2) la profundización de las desigualdades; 3) la asociación del gobierno con corporaciones cerealeras, la Barrick, etc; y 4) el agravamiento de los derechos humanos de hoy. Todo muy interesante, pero no eran más que generalidades, menos el punto 3 que parecía puesto adrede para exonerar a Clarín y a La Nación de sus macanas y tener prensa gratis. Luego de consultarlo con la almohada y con mi peluquero les dije que agarraba viaje siempre que aceptaran cambios, por ejemplo agregar al final del documento "y si no le gusta estas convicciones, tenemos otras". No resultó, la oferta de la vicepresidencia fue retirada y yo volví a lo mío: libros exitosos y notas de culto. En política a eso le llama volver al llano.
No nos unió ni el amor ni el espanto, nos desunió el discurso. La mayoría de esos intelectuales lo sabe mejor que nadie. Ahí está la madre del borrego, en el discurso. Y creo que buena parte de lo que pasa en este país se aclara allí. Este gobierno logró, entre la derrota del 2009 hasta la relección de CFK, ocupar todos los niveles posibles del discurso político y dejó en claro que en cada línea de acción se estaban haciendo cosas, bien, regular, incluso mal, pero que para discutirlas había que ir al centro de la escena y proponer algo mejor o sino callarse la boca. De ahí que los partidos que enfrentaron a CFK no hayan presentado plataformas políticas sino slogans más bien sentimentales y que mucho se parecen a las del documento de PLATAFORMA 2012: "combatir el discurso hegemónico, proponer el debate de ideas", etc.
A eso se debe, también, que los intelectuales de PLATAFORMA 2012 propongan sin proponer, o mejor dicho, propongan en base a lo que el gobierno propone. Y proponen por negación. "No al discurso hegemónico, no al relato épico". Si bien la filosofía zen (no es lo mío, pero todo vale para tener razón) dice que "toda acción es importante, y toda no acción es igualmente importante", todos sabemos que no es lo mismo decir te amo, que decir no te odio. Y menos responder a la pregunta "¿me amás?" con silencio. Pruebe hacerlo con su esposa/o y verá. Proponer por la negativa indica: 1) que raramente me equivocaré, porque apenas me tomo el trabajo de marcar los errores o posibles errores de otro; 2) que al no dar precisiones dejo contento a todos los posibles aliados, en este caso a todos aquellos enfrentados al gobierno; 3) que no necesito pensar la solución, que es lo que importa. No sé si fui claro. Si hay un problema lo que importa es la solución. El documento PLATAFORMA 2012 comienza así: "Escapar al efecto impositivo de un discurso hegemónico no es una tarea fácil". Comienza por la negativa. No dice juntémonos a hacer algo. Juntémonos a pintar una escuela. Organicemos un taller sobre acción política. Hay que subir las retenciones. Hay que bajar las retenciones. Hay que bajar el IVA. O subir el IVA. No, dice que no es fácil decir lo que creen que deben decir. ¿Cuánto tiempo les tomará ir de decir que no es fácil decir lo que deben decir a proponer soluciones? Yo, intelectual también (ya que estamos), hubiera empezado así: "Intelectuales del mundo uníos para salvar el país. Empezaremos por cantar el himno, y luego juntaremos un millón de firmas pidiendo que Moreno renuncie, que los corruptos se entreguen, que 678 se emita a las 2 de la madrugada y que la yerba mate sea gratis". O sea ideas, por tontas que sean, porque las ideas son puntos de partida de discusiones y de posteriores transformaciones; en cambio lo que escribieron fue: "asistimos a la construcción de un relato oficial, que por vía de la negación, ocultamiento o manipulación de los hechos, pretende investir de gesta épica el actual estado de cosas." Pregunto yo: ¿qué se niega?, ¿qué se manipula?, ¿qué se oculta?, ¿quién?, ¿cuál estado de cosas? Y pregunto, sobre todo: ¿cómo se soluciona? Se sabrá en el próximo documento, supongo y espero. En fin, motivado por estas revelaciones, me decidí, y comencé mi propio movimiento político/cultural/intelectual/lúdico. Se intitula: NI TANTO NI TAN POCO. Para integrarlo hay que escribir a mi correo que está abajo y proponer una idea cualquiera; o en su defecto contar un chiste. Si no contesto enseguida es porque estoy firmando autógrafos. Acto seguido van los fundamentos teóricos. Como de eso depende el futuro del país, le dediqué mucho tiempo, casi media hora. Es un decálogo de once puntos, per codere.
1) Nunca opinaré por la negativa sino por la positiva; por lo tanto nunca me declararé anti nada; 2) si no tengo una idea que aporte ideas o soluciones sobre cualquier cosa, me callaré la boca; 3) evitaré, dentro de lo posible, los lugares comunes y las palabras vacías o de odio que ya hayan estado en boca de Carrió, Alfonsinín, De Narváez, (completar a gusto); 4) me esforzaré hasta el agotamiento por transformarme en alguien capaz de defender las ideas buenas, vengan de donde vengan, y de combatir las ideas malas, vengan de donde vengan; 5) si no soy capaz de cumplir con el ítem anterior, me declararé públicamente resentido y obtuso; 6) no firmaré documentos que no se sabe quién los escribió y que se envían en correos colectivos como chistes de gallegos; 7) no me declararé intelectual a la ligera, y me esforzaré en diferenciar a alguien que piensa de alguien que repite o lo que dicen los libros o los otros; 8) las ideas que tenga (si las tengo) serán en beneficio del país y de los hombres y mujeres que lo habitan, al menos de mi vecino; 9) no dejaré de leer ni alabar las contratapas de Chiabrando; 10) puedo equivocarme y no tendré problema en reconocerlo; 11) me reiré a pesar de todo.
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