Lun 16.04.2012
rosario

CONTRATAPA

Travesuras de la hija mala

› Por Javier Chiabrando

La lectura del diario El País de España del día 3 de abril de este año es toda una lección de periodismo, de historia, de política, de relaciones humanas e institucionales. Y después dicen que los gallegos están en crisis. Ese diario, además, es la prueba de que España, la niña mala, y Argentina, la madre sobreprotectora (y por carácter transitivo, toda Latinoamérica) siguen unidas como si el cordón umbilical que Colón inauguró siguiera bombeando savia y sangre de un lado hacia el otro; bueno, es una forma de decir, porque en realidad desde hace 500 años los que bombean oro, plata, pesos y petróleo, somos nosotros, siempre de acá para allá. Cuando hojeé (¿se dirá hojeé si uno mira el diario en Internet?) la citada tapa del diario tuve una impresión venida de los noventa: Habíamos llegado por fin al primer mundo. La portada tenía media docena de menciones a Latinoamérica, y notablemente tres dedicadas a Argentina.

Pero luego de la obligada lectura, hizo su aparición rampante la típica decepción tanguera que nos hizo famosos y me quedé con la alegría atascada en la garganta, pareciéndome como nunca antes a un cantante de flamenco. La tapa en cuestión incluía una editorial que era una severa amonestación de la hija pródiga hacia la madre bajo el título: "Va por el mal camino". Ya se sabe que tarde o temprano son los hijos los que retan a los padres (Ah, Freud, qué corto te quedaste) y ésta era una demostración más, en este caso de carácter internacional. España la hija alertaba que Argentina la madre que se estaba yendo al diablo y le pronosticaba un futuro negro. O sea, España nos pronosticaba a los argentinos un futuro tan negro como el presente de ellos.

Qué lejos quedaron los tiempos en que íbamos de la mano con nuestra querida lengua como estandarte. A veces, lo reconozco, más que madre e hija, fuimos hermanas, unidas en las buenas y en las malas, sobre todo las buenas de tu lado y las malas del nuestro. Qué orgullosos nos hacía sentir que, para construirte un futuro, miles de incas, tehuelches, araucanos, etc., que suman millones, hayan entregado voluntariamente sus precolombinas vidas. Cuánta felicidad nos daba contar, como si de una travesura se tratase, como simulamos que los espejitos de colores que nos daban a cambio de oro, plata y diamantes, eran realmente valiosos, como si fuéramos merecedores de una ilusión que nos permitiera olvidar nuestras insignificantes vidas de latinoamericanos, dejándonos caer en un mundo de literatura infantil como Alicia en el pozo. El último sacrificio que hicimos por tu felicidad, semejante a una madre que vende el medallón de la abuela recién enterrada para comprarle el nuevo celular a la hija, fue mandarte a Messi simulando que era débil y no crecía (cómo si no bastara la carne argentina para hacer de un alfeñique de 40 kilos un luchador de sumo).

Qué casualidad, y hablando de celulares, la otra noticia que das en el diario de aquel día es que Telefónica se está llenando de oro gracias a Latinoamérica (que es dónde está Argentina, por si no te acordás). Es decir que aún sin quererlo, seguimos financiando tus orgías, tus bestialidades y tus coqueteos con Francia y Alemania, esos amigos ocasionales que primero te chupan la sangre y después, cuando ya pensaste que lo diste todo, te piden que hagas sacrificios que ni tu madre Argentina te pidió. Creo que te dijimos, y si no lo hicimos antes lo decimos ahora, que no estuvo bien que nos dieras la espalda para irte de juerga con esos amigos que mejor olvidar. ¿No sería mejor tomarse un cafecito cada tanto con Cristina o con el inagotable Chávez a que te mandonee Merkel o a que Sarkozi te invite a comer para verduguearte, y que de sobremesa Carla Bruni te cante su último hit que curiosamente se parece mucho a los anteriores y está igual de mal cantado?

¿Y sabés por qué Telefónica factura tanto? Porque los latinoamericanos somos tan pocos europeos que seguimos creyendo que la vida es hablar, tocarse, mirarse a los ojos, preguntarse y escuchar la respuesta, y que muchas veces no podemos hacer eso porque aquellos con los que queremos hablar están lejos, y entonces nos vemos obligados a comunicarnos por teléfono. Es que muchos de nuestros amigos y familiares están desperdigados por el mundo porque nuestros países fueron vaciados y azotados, primero por conquistadores (españoles en su mayoría), después por dictadores, y por último por empresas de todo el mundo, también de España, y nos quedamos en bolas y a los gritos, igual que los indios cuando ustedes llegaron, pero los indios gritaban de felicidad y andaban en bolas porque aún no había llegado la iglesia ﷓tu iglesia﷓ a decirles que ser una prolongación de la naturaleza era algo así como un pecado, que un dios que no era el de ellos y un papa invariablemente gordo y fiestero lo desaprobaban.

Pero esa no es la noticia que realmente importa en la portada de ese diario. Tampoco que 16 millones de argentinos se hayan quedado sin el celular de Telefónica porque alguien se equivocó de botón. La que importa es la que dice: "Argentina azuza el fantasma de una nacionalización de Repsol﷓YPF", que está más abajo. ¿Y todo ese lío por esta noticia? ¿Toda esa sobreactuación, ese lloriqueo maricón, porque la madre Argentina les está quitando el derecho a seguir horadando sus tierras para llevarse quizá lo último que le quedaba por llevarse, el petróleo, y que no se llevaron en la época de la conquista quizá porque los indios que tenían que excavar la tierra se morían demasiado rápido y las carabelas no estaban preparadas para almacenar nada líquido y a ningún gallego se le ocurrió construirlas usando el sistema de barriles para aceitunas?

Te preguntarás a esta altura por qué te digo hija si todos aseguran que sos nuestra madre patria. Bueno, es que cuando viniste a América a arrasar gente y tesoros te parimos potencia. Nosotros te parimos imperio. Fuimos botín para que vos (perdón por el arcaísmo) pudieras alardear de ser un imperio donde nunca se pone el sol. Sin esa prueba de valor infantil (cañones contra boleadoras), esa bravuconada, no serías nada, apenas un país que le dio al mundo un juego de toros que se dejan matar por giles, un puñado de buenas recetas, y a don Cervantes, no lo olvido. Pero claro, medio continente era poco y saliste a coquetear con europeos que olían peor que nuestros indios para terminar perdiendo en Flandes y en otros campos de batallas lo que cosechaste con nuestro sacrificio. ¿Nunca te preguntaste qué precio ibas a pagar por apostar políticamente a ser parte de un continente envejecido, someterte a los gritos de los EEUU, embarcarte en guerras en las que se intercambian cadáveres ﷓también de españoles﷓ por barriles de petróleo como si fueran figuritas? ¿O te creíste que el negocio era humillarlos en el deporte mientras ellos te humillan en la economía y la política?

Si te ofende tanto que Argentina se quede y explote el petróleo que le pertenece, te propongo un plan a manera de bandera blanca. Al principio te va a sonar mal, pero vas a ver que al ratito va a ser como música para tus oídos. Yo, desde estas contratapas, voy a comenzar la campaña "Medio millón de argentinos a cambio de Telefónica, el Grupo Prisa, Repsol y otros". Sería así, yo junto medio millón de argentinos que viven en España de los estertores del capitalismo más berreta y me los traigo de regreso (no es nada difícil, los argentinos huyen de gallegolandia como si las butifarras que comieron en todos estos años comenzaran a fermentar recién ahora y buscaran aire fresco). A cambio, ustedes se llevan esas empresas, sobre todo a los caraduras que gestionan YPF. Al medio millón de argentinos los remplazan con gallegos que buscan trabajo y no lo tienen. Y si hay algún psicólogo o dentista difícil de remplazar, paciencia, que con una buena conexión a Internet se puede hacer que un portero de edificio parezca psicólogo en pocas semanas. Y si no lo parece, bueno, al menos será un gallego más que tendrá trabajo. Nosotros, acá, simplemente remplazaremos a los directivos españoles de esas empresas por argentinos. No es una tarea titánica, te lo garantizo.

Ah, y cuando el otro caradura mayor, el premier inglés, ande por la zona, no te olvides de reclamarle esa piedra que ustedes tienen delante de las narices como hicimos nosotros con las Malvinas. En ésa te vamos a acompañar, como debe hacer una buena madre con sus hijos. Y no te olvides de ponerte un saquito antes de salir, que se te viene la noche y está refrescando.

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