Vie 14.09.2012
rosario

CONTRATAPA › EL BOTE

Puzzle

› Por Beatriz Vignoli

Jugamos al cadavre esquis a partir de frases que encontramos en los diarios del mes pasado que acumuló el Agus en su encierro. Revolviéndolos, encuentro un titular: La era del tinto. Y empezamos.

El amigo del hermano de Agustín:

Galtieri era de la era glacial, la era del whisky. Antes, fue la era del brandy.

El hermano de Agustín:

El brandy te salva la vida; el brandy calienta el alma, entibia la llanura del mar.

Agustín:

El brandy se toma solo; el whisky se toma con bravuconada y traigan al principito.

Irazusta:

De pie en una playa, en la tenue luz del alba, juntando los pedazos de los que estallaron en la noche; cómo asirlos, con qué mano desnuda. Con qué huesos y piel, congelados casi, tocar eso. No, no es una foto. Es el aquí y ahora de mis manos de entonces.

Piscopo:

Habían ido a una casa a ver si podían conseguir algo para comer, y... bueno, cuando volvieron para no hacer un rodeo muy largo que había que hacer --porque era como una entrada del mar, así que era como una bahía, que había que dar toda la vuelta-- y cuando... volvieron se trajeron un bote de la casa hacia el pueblo, hacia donde estábamos nosotros, hacia la montaña, que era más cortito. Y bueno, cuando subieron... el botecito, con los remos, pisaron una mina antitanque y volaron los cuatro, y uno quedó herido. Así que al otro día lo fuimos a buscar, porque no lo pudimos ni traer esa noche, porque no se sabía si estaba el... todo el campo minado, se suponía. Así que hubo que ir, con uno de Ingenieros, al otro día... ¡Pero nadie sabía que eso estaba minado! Yo anduve caminando por esos campos, ¡un montón de veces! Pero era antitanque, o sea que por ahí el peso de uno, no lo detonaba. Pero estos al venir con el bote y qué sé yo ¡volaron a la mierda! Y ahí los vi y eran como... como maniquí. Maniquí o ya estaba medio quemada la cabeza, porque a uno de ellos yo le junté los dedos, había perdido las piernas, así que le puse las piernas... en la manta. Porque lo trajimos con una manta.

Alasia:

Los identificamos nosotros, porque ni identificación tenían... los conocíamos, si eran de la Compañía... Se salvó uno solo. No, estos tres que te digo, murieron. Quedaban partes, viste. O sea, brazos, un tronco, así los juntamos... Los trajimos hasta el lugar donde estábamos nosotros y de ahí... los embolsaron y los llevaron a Puerto Argentino.

Montenegro:

Y yo había ido a robar a la casa --eso sí ya es robo-- porque íbamos a la casa que teníamos enfrente, del famoso Peck, que el hijo estuvo acá [sonríe] con nosotros... El padre de él, era el que subía con la moto a la montaña a ver las posiciones nuestras... Y... yo fui mientras ellos estaban viviendo ahí y, bueno, no pudimos sacar nada, porque estaban viviendo... y siempre les decía: "Si van a esa casa..." "¡Sí! Cuando se vayan vamos a ir a la casa, que esto que el otro". "Si van, vayan cuando el río esté bajo --adentro de la Isla había muchos--... porque entonces el... el puente de piedra --que solamente se veía cuando estaba bajo--... si no, no vayan, porque los bordes están minados, los costados están minados". Y... bueno, llegó la hora. Habían jugado con palitos a ver quién iba y quién no iba a la casa. Y... bueno, fue Hornos, Vojkovic, Zelarrayán y Vargas y... el Gordo Ortega [pausa prolongada]. Van a la casa, roban. Y, no sé, yo le calculo que serían las... once, doce de la noche... y escuchamos la explosión, y después gritos [pausa prolongada]. Todo, fue todo un grito, grito... a Ortega se le abrió... una esquirla de la mina le abrió la espalda de punta a punta, pero se salvó.

Poncetta:

"Nosotros estábamos en una altura ¿no? después venía un valle, venía el brazo que... después me enteré que era un río, pero en ese momento era un brazo de mar para nosotros, y enfrente había una casa. Entonces ellos... iban a la casa... a buscar comida, a poder pegarse un baño, a... buscar algo para abrigarse. Y en una de esas idas, traían un bote y lo llevaban al bote con cosas adentro. Eh, pisaron una mina antitanques, que se activa con ciento treinta kilos y por el peso que llevaban, ahí volaron Alejandro Vargas, Zelarrayán, Pedro Vojkovic y Hornos. Pedro estaba entero, pero los otros chicos, algunos tenían un brazo por allá, las piernas, y había que juntarlos y ponerlos.

Eh, los cuerpos de los tres... y el de Hornos no, estaba como desaparecido, creemos que con la... explosión, cayó en el mar, y no, no lo pudimos encontrar...

(Fragmentos de 4 testimonios del libro Palabras de honor. Relatos de vida de soldados ex combatientes de Malvinas. Tomo I. Guillermo Clarke, Juan Ghisiglieri, Alicia Sarno. Asociación Amigos del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, La Plata, 2007)

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