Sáb 20.07.2013
rosario

CONTRATAPA

La amistad de las palabras

› Por Miriam Cairo

"El arte no necesita plantearse revoluciones

es revolucionario por naturaleza, como es de inquietante

y temerario el propio acto de vivir"

José Soler Puig, en "Ideas", Santiago de Cuba, Mayo 2013.

El 27 de mayo de 2009 recibí el primer correo de Rey: "Mi nombre es Reynaldo García Blanco, le escribo desde Santiago de Cuba. Sus textos breves y profundos me han gustado mucho. Es una verdadera lenta desnudez de musa". Por entonces, andaban mis textos enredados con la musa soledad.

Respondí inmediatamente (siempre lo hago aunque a veces me cueste llevar el correo al día). Creo, como Aleixandre, que la naturaleza de la poesía es comunicar, si bien, desde otras regiones y con fines ensimismados:

"A través de la poesía pasa prístino el latido vital que la ha hecho posible, y en este poder de transmisión quizá esté el único secreto de la poesía, que cada vez lo he ido sintiendo más firmemente: no consiste tanto en ofrecer belleza, cuanto en alcanzar propagación, comunicación profunda del alma de los hombres".

En el correo siguiente de Rey supe algo más sobre los procesos expansivos de la palabra lanzada al universo cibernético: "Hola Miriam: gracias por responder a mi saludo. De vez en vez leo Inventiva Social, no siempre, pues no tengo mucho acceso a Internet. Acá en Santiago de Cuba coordino un Centro de Promoción Literaria y un Taller literario llamado Aula de Poesía. Si usted, un amigo o familiar viene a Cuba y en lo particular viene a Santiago de Cuba me pueden ubicar en... Soy un gran admirador de la literatura argentina. Comencé leyendo a Julio Cortázar, Olga Orozco y Manuel Mujica Láinez. Me gustaría seguir recibiendo noticias de usted. Un abrazo solidario".

Así me enteré de que el lazo comunicante entre Reynaldo y mis textos fue la página digital Inventiva Social tutelada por Eduardo Francisco Coiro, la cual llega sostenidamente a Cuba, porque de tanto en tanto recibo noticias de lectores desde la isla. Supe por ellos, que los archivos con fotos resultan muy pesados para la capacidad del sistema informático con el que cuentan, por ello no siempre pueden acceder directamente al diario. La página de Coiro circula en cuerpo de mail y facilita mucho las cosas.

Tampoco puedo olvidar otro gran difusor de estos textos de las orillas, que andan en puntas de pie por la literatura argentina, como el querido Aníbal Sciorra, quien ha abandonado, en forma aparente, este mundo, pero que nos ha dejado La máquina de escribir, territorio que sigue generando lecturas y encuentros.

Por su parte, en Uruguay, Carlos Echinope Arce, sostiene Letras Uruguay al ritmo que la salud y la propia economía se lo permiten, pues cada uno de estos propagadores de buenas nuevas misionan desde el corazón y suelen ser invisibles a los ojos institucionales.

Pero volviendo al correo de Rey, en el que abría las puertas de su territorio, busqué mi respuesta de aquellos días, porque sin dudas lo que hubiera dicho en ese momento sería más vívido y espontáneo de lo que pienso ahora, tanto tiempo después: "Reynaldo, los autores argentinos que ha nombrado, también son muy admirados por mí. De su tierra, es insoslayable nombrar a Martí, como verdadero iniciador de la renovación poética en Latinoamérica, además, de su figura inigualable. Luego, veo en Silvio Rodríguez un artista mayúsculo. Sus letras son de alto nivel literario, y su música, una verdadera sinfonía. Ojalá alguna vez tenga la dicha de conocer la isla y lo buscaré, obviamente. Mientras tanto, sigamos tendiendo el puente de las letras, que siempre acortan la distancia. Fuerte abrazo. Miriam". (Observo que no he abandonado nunca mi fe en la amistad de las palabras). Pero hoy encuentro imperdonable no haber mencionado a Lezama Lima, Alejo Carpentier, Cabrera Infante, ¡Nicolás Guillén! ¡Dulce María Loynaz!, quienes han rozado con resonancias y humo (según palabras de Reynaldo) mis propias letras.

Rey prometió enviarme el libro de poemas inspirados en canciones de Silvio, pero nunca llegó. Yo prometí enviar Culonas, y a esta altura de los años y los mails, no recuerdo si arribó a destino, o si se evaporó en el aire, o si descansa en paz en algún sótano aduanero, o si ya es ceniza. Pero lo que sí he recibido al ritmo de los caracoles y las mariposas, al ritmo tenue de los demorados en el centro del verbo, es el boletín literario Ideas en el que desde entonces trabaja Rey.

Esta mañana mientras leía y escribía, escribía y leía, vi desde la ventana que da al jardín que el cartero arrojaba correspondencia sobre el césped. Fui a buscarla con cierto disgusto por la displicencia del empleado de correo. Sin embargo, el enojo se disipó al instante porque la carta llegaba desde la isla. Busqué en la memoria el último mail de Reynaldo. Recordé que estaba mejor de salud, pero el correo en el que me anticipaba el envío del boletín, era muy anterior a ése. Pasaron, desde entonces, varios mails y varios silencios hasta hoy. En el margen superior derecho del sobre, la fecha de envío rezaba el 6 de mayo. (El tiempo, en el mejor de los casos, es un carrusel monótono. Fraccionado en años, meses y días deviene una máquina de impedir encuentros).

Como dije, llegó Ideas con sus ocho páginas de medidas sutiles pero férreas, en la que se da cuenta de una actividad pródiga: desde los Juegos Florales de Santiago de Cuba, hasta el Concurso Caridad Pineda de Promoción de la Lectura, por ejemplo, pasando por presentaciones de libros, tertulias, peñas, hasta el espacio de poesía Cualquiercosario, que me remitió a los juegos de palabras de Compañía de Animas (otro territorio de encuentros, esta vez, en Rosario), amén de reseñas de libros, crítica de cine y nómina de premiados en un sinfín de concursos. Todo, insisto, en ocho páginas sutiles.

Por estas zonas siempre han transitado nuestras charlas con Rey, y en el día del amigo, al que sumo el día de la amistad de las palabras, me permito presentárselo a ustedes, amigos lectores, y comparto textualmente otro mail que me parece se ilustra mejor que por mi intermedio, con su intrínseca y resplandeciente voz cubana: "Gracias Miriam por esas palabras tan bellas. A inicio de esta semana le hago llegar el Ideas. Yo he tenido 15 días de vacaciones. Comienzo a trabajar el próximo miércoles. He estado viajando por unos pueblitos al Norte de la provincia de Holguín. Leo como dios manda y escribo un poco menos. He podido dormir a pierna suelta como no hacía en tiempos. Aquí sigo en espera de sus señales de humo y resonancias. Mi corazón a la izquierda. Mi amor a la izquierda. Un abrazo solidario. Reynaldo".

Así es. Rey siempre responde con su esencia cubana. Por ello ahora, mientras escribo este texto, pienso en Jung, en su idea de que la tierra es constitutiva del alma: "Aunque parezca misterioso, increíble, es un hecho evidente en la historia, que el hombre suele ser asimilado por el país. En el aire y en el suelo de un país hay una 'x' y una 'y' que lentamente invaden al hombre y lo conforman". Por lo tanto, no sólo me escribe Rey sino una parte del corazón de Cuba, parte de una revolución.

Pero ya es hora de ir dando fin a esta página que pretende homenajear hoy el concepto de amistad y expandirlo hacia las palabras. Para ello, me he permitido parafrasear a Beatriz Vignoli, cuando allá por el 2011 tituló su nota "La hermandad de las palabras", con el fin de dar a conocer el Primer Encuentro Internacional de Escritores, que se llevaría a cabo en Ecuador, al que fui convocada junto a Patricio Raffo y Eugenio Previgliano, y cuyo hacedor fuera Manuel Ismael Duarte Bravo, otro testimonio viviente de la resistencia literaria latinoamericana.

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