CONTRATAPA › FOTOGRAFIANDO LA ZONA
› Por Adrián Abonizio
*Limpiaban la arena con rastrillos a esa hora en que el balneario es de oro suave y aún no se ha puesto amarillo punzó ni derrite las molleras. Juntaban los tachos nocturnos con la basura del día anterior y colocándola en equilibrio sobre la canoa la llevaban hasta el centro del canal y allí la tiraban. Ecología cero para un río que parecía devorarse todo sin protestar.
*Los albañiles diluían la cal en un tacho, tapados sus rostros con pañuelos que nada impedían el paso de los gases. -Es como la historia del Sombrerero Loco de Alicia en el País de las Maravillas, explica didáctica la hermana de Armando. -Los que limpiaban sombreros antes usaban el mercurio que les afectaba la cabeza y quedaban dementes, dice soberana, cotejando los morochos del fondo que revuelven vapores mortales y no lo saben. Ella señala cual una vigía, y nosotros solo atinamos a verle los muslos, las puntas de sus tetitas incontaminadas y blancas como la cal misma.
*De vez en cuando, desde el brazo del río, allá por San Lorenzo, donde su tío tenía el rancho veían aparecer flotando cientos de peces con los ojos blancos. -Es la porquería que tiran del Jabon Koop, alargaba con naturalidad. Pero nadie hacía nada ni se quejaba. -Ya va a pasar -decían y esperaban que la muerte se termine y renazca la corriente de siempre sin manchas ni cadáveres. -Total, lo que sobran son pescados.
*Ellos sabían de la sanidad de una zanja por la presencia o ausencia de ranas. Antes, en calles de tierra donde ni siquiera el camión regador entraba las vecinas baldeaban el polvo acumulado, pero volcaban en los zanjones lavandinas, detergentes, jabones primitivos que espantaban a los bichos. Ellos, de un modo primitivo entendían que la civilización estaba haciendo estragos llevándolos siempre más lejos, casi en el borde los campos para acechar sus presas. La ecología aun aguardaba para ser inventada.
*La tapa de un disco de Fletwood Mack reproducía un tipo en reposera en medio de una pila de desperdicios y mugre sintética. El disco rezaba "Crisis, what crisis?". Recuerda haberlo visto y pensar con pena en que eso siempre estaría sucediendo lejos, en otra parte, en las ciudades avanzadas. Hoy en los fondos de su casa se levanta un basural de plástico tan alto como árboles.
*Los ríos de Europa fueron masacrados e infectados por años y años. Luego limpiados y hoy según el informe, los peces han vuelto al Sena, al Danubio, al Támesis. Pero desconfía: imagina son animalitos articulados hechos en Japón que funcionan a pila, para que la gente crea que ya todo lo feo e inmundo pasó.
*Los libros de cazadores a veces se franqueaban y contaban las derrotas: los animales se defendían y mataban a sus captores. O como el caso aquel del holandés herido que no pudo salvarse de la gangrena y la muerte. -No existían aún las sulfamidas -agrega lacónico el autor. Y las pestes mataban a blancos y a negros por igual. Una forma democrática de muerte, en un territorio que vivía digno, aún con sus enfermedades pero que se multiplicaron con el primer ladrón y asesino blanco que puso el pie sobre esa tierra
*Los antiguos capitanes de barco premiaban con un doblón para cada rata muerta que se presentaba. Un marinero español cazó cerca de cien en tierra y las llevó en un saco escondidas, para irlas presentando en la travesía. Las mantenía frescas en un sitio secreto de las bodegas. Este acto, sin duda debe ser el primer antecedente de lo que en el río de la Plata se llamó "viveza criolla". Venimos y somos así de rápidos e indiscriminados por ese pasado de roedores muertos que acarreamos como un sombra.
*El como papá asiste auna clase de ecología doméstica que dicta el colegio de sus hijos pequeños. Se discute acerca de la salud, las prevenciones, la división de la basura entre cartón y plástico, la construcción de un compost. Pero, deduce en silencio oyendo las tramas y las intrigas facciosas de las mamás, que las verdaderas enfermedades residen en ellas, en sus almas reaccionarias que nunca sabrán del sol, la belleza de la generosidad, la ausencia de rencor. El miedo suele ser la peor de las pestes. Todo lo contamina.
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