CONTRATAPA
› Por Javier Chiabrando
Ahí está, ahí las tienen. Jorobaron tanto con que había que darle más derechos a las mujeres que ahí las tienen. Ahora a aguantárselas. Parece que el lugar que le daban nuestros padres y abuelos no bastaba. La cocina, el baño a la hora de limpiarlo y la mitad de la cama, no eran suficiente, no, había que prometerles el cielo, y encima dárselo. Y ahí tienen el resultado: cuatro presidentas en Latinoamérica. De contarlo cansa: una presidenta, dos presidentas, tres presidentas, cuatro presidentas, cinco Misisipis. Lo único que faltaría para que sea una catástrofe total es que la Hillary Clinton sea presidenta de los EEUU, entonces sí que las reuniones de la OEA y de la ONU se van a transformar en tertulias de chismes de la farándula y consejos sobre el punto arroz.
Al paso que vamos, estaremos obligados a cambiar buena parte de nuestro discurso, sea político o no. Vamos a tener que dejar de hablar del hombre nuevo para hablar de la mujer nueva. En qué momento saltamos de ceder el paso a la mujer en la cola del banco a dejar que nos gobiernen? Trabajo para los sociólogos, y que lo hagan rapidito, antes de que todos los sociólogos sean sociólogas y no quede machismo en pie donde refugiarse. Pero si hace cincuenta años no votaban y ahora resulta que hay que votarlas a ellas! Hace diez años caminaban detrás nuestro y sin hacer ruido y ahora hay que oírlas que nos reten por cadena nacional! Y ya se lo anticipo, un día el papa será papa, es decir papa pero mujer, es decir papisa, o sea el papado será papada. Ya me entendió. Y lo que es peor: van a usar pantalones en lugar de sotana!
Cómo no quieren que esta parte del mundo esté patas para arriba? Es que para las mujeres, el orden es poner las cosas patas para arriba. Orden era el de nuestros abuelos; la mujer en la cocina y los hombres rascándose el higo frente al televisor. Pero no, llegaron las mujeres al poder y ya no se puede esconder la basura bajo la alfombra. La imagen que se me ocurre es cuando mi vieja, sin esperar a que yo me despertara de una noche de juerga, ponía las sillas sobre las mesas, las mesas en los rincones y golpeaba las patas de mi cama con la aspiradora. La casa patas para arriba, Latinoamérica patas para arriba. Qué les costaba dejar las cosas como estaban, los pobres a su pobreza y los ricos a su riqueza? No, tenían que meterse con los derechos adquiridos por los que pueden pagarlos y los derechos heredados por los que pueden sufrirlos.
De quién es la culpa? Seguramente de esas mujeres que lucharon contra una tradición que les impedía ser parte del mundo de la política, los negocios, el arte. No entendían que esa tradición les evitaba los problemas y la malasangre. Que los hombres habían elegido hacer el trabajo sucio como una forma de evitarles los dolores de cabeza (que ya se sabe que trae problemas de alcoba). Me refiero a Evita, Rosa Luxemburgo, La Pasionaria. No les bastaba con que le perdonáramos que manejaran siempre por el medio de la calle y en segunda, o que siempre quisieran ver otra cosa en la televisión?
La culpa es de mujeres como Flora Tristán, la abuela de Gauguin, de ascendencia peruana (se sugiere que podría haber sido hija de Bolívar, quizá amante de la madre), que era valiente, sí, pero un tanto exagerada, como buena mujer. Es que no quería ser una figura decorativa, como si eso fuera un insulto. Si era una figura decorativa sería por linda, no? Si sos una figura decorativa por ahí salís en la tapa de Gente. No es suficiente? Flora luchó por la emancipación de la mujer y los derechos de los trabajadores. Era tan exagerada que no se detuvo ni cuando su ex marido la baleó en plena calle. Sobrevivió y siguió adelante. La reivindicaron Marx y Engels. Murió a los 41 años de tifus.
Quizá la culpa sea de las mujeres que se rebelaron por ser simples figuras románticas. No basta con ser musa, acaso? No basta con ser protagonista principal al ser carne de cañón, del hambre, del hombre, del trabajo, del progreso, de la avaricia, de la violencia, de la ideología? Porque aparentemente no es suficiente, como no lo fue para mi abuela, que un comerciante próspero de la época (que la doblaba en edad, o sea todo un caballero) prácticamente la negociara para casarse con ella (y para colmo al pobre hombre después lo agarró un Rodrigazo y acostó de lo lindo). No, era poco. Querían más. Querían libertad. Para qué, para elegir qué programa mirar a la hora de la cena?
Ahora las tenemos allí, en los diarios, en la televisión. Cuatro presidentas. Y uno las ve sacudiendo las manitos, gesto que en ciertos corazones suena a cariño pero para mí son como: "andá rapidito a casa que se viene la lluvia y después te me engripas". Y me pregunto dónde quedó el orgullo de relegar los sueños personales por apuntalar los del hombre elegido. El placer de volverse anónima para que el hombre amado llegara adónde soñaba llegar. Y si después ese hombre les pegaba una patada en el culo y la cambiaba por otra, bueno, era la patada en el culo de un hombre importante. Era necesario que empezaran a hablar de hartazgo, de fastidio, incluso de revolución? No podían dejarnos la revolución a nosotros que ya sabíamos vivir y morir por las buenas causas, incluso por las mediocres?
Pero no, querían más. El mismo protagonismo que los hombres. La misma cuota de tragedia. El mismo dolor. La misma vergüenza. Pienso en la compañera de Modigliani, Jeanne Hebuterne, de 21 años, una hija de un año, embarazada. Un día después de la muerte de Modigliani se tiró por la ventana del quinto piso de la casa de sus padres católicos que la rechazaban por amar a un judío. Un obrero la encontró e intentó devolverla a sus padres que le cerraron la puerta en la cara. El obrero llevó el cadáver en carretilla! a la casa donde vivía con Modigliani. La casera le negó la entrada hasta que la policía la obligó a aceptarlo. Jeanne estuvo tirada allí mientras dos amigos de Modigliani la cuidaban del hambre de las ratas. Al fin los padres la enterraron en secreto, sacándose el problema y la vergüenza de encima. Con el tiempo su hermano logró que la enterraran en el Père Lachaise al lado de Modigliani, compañeros en el amor y en la muerte.
Ella lo logró. Puso el mundo pata para arriba. Porque Modigliani era un gran artista. Pero ella fue más, ella se volvió una metáfora: mujer, amante, musa, esposa, idolatrada, rechazada, objeto, despreciada, abandonada; una cosa (una cosa) tirada en la calle primero, que luego cruza París, el centro de la modernidad de entonces, en carretilla, en manos de un obrero (otra metáfora, pero que no termino de entender ahora), mientras el mundo de los hombres representado por el padre, decide si debe enterrarla como dictan los protocolos o dejar que se la coman las ratas. Jeanne, la metáfora de que vivir y morir como mujer asusta a los hombres.
Menos mal que la manija del poder económico la tenemos los hombres (no yo, yo soy un artista). Y por eso el mundo anda bien, produciendo y produciendo, aunque a la larga no quede nada, ni mundo. Es que el mundo está para secarlo, como a las vacas antes de que se mueran de viejas. Y si hay que hacer una guerra para que haya más trabajo, la haremos (yo puedo componer el jingle). Y si hay que dejar que medio mundo se muera de hambre para que el otro medio muera de colesterol, no nos temblará la chequera. Seguro que si las mujeres empiezan a manejar la economía mundial como si fuera la de una casa, agarrate, nada de plata para mandar cohetes a la luna o fabricar armas. Y capaz que hasta cierran las fábricas de Indonesia donde chicos de diez años fabrican zapatillas para que los jugadores de la NBA se vean enormes y perfectos. Ya me imagino el programa "Tupper para todos". Y van a usar la cadena nacional para decirte que cuando salgas te pongas un saquito.
Al paso que vamos, señores, habrá que empezar a luchar por los derechos del hombre. Espero que sea uno de esos ciclos políticos que se dan por décadas. Una década derechosa donde nos rompen el orto cada día y nos endeudamos, a la que sigue una década progre donde nos la pasamos pagando cuentas y dando explicaciones. Espero que el mujerazgo dure una década y luego venga otra cosa. Quizá lleguen de una vez por todas los marcianos y nos hermanemos para cagarlos a tiros, como en la peor de las películas de Hollywood. Pero eso será en el futuro, porque ahora lo que hay son mujeres en el poder. Mujeres hasta en la sopa. Mujeres, mujeres. Recomiendo tirarse a dormir la siesta y tratar de que esta década pase rápido. Aunque me parece que éstas llegaron para quedarse.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux