CONTRATAPA › OPINION
› Por Julián López R.
A la mamá, al papá, a los hermanos y a los amigos de David Daniel Moreira.
Ante el asesinato brutal de David, un crimen que nos entristece y nos llena de espanto, queremos manifestarles nuestro acompañamiento.
No interesan las razones que se esgrimen a la hora de justificar lo injustificable, un crimen atroz y cobarde cometido con la pretensión vil del anonimato que otorgan las patotas.
Como lo manifestó, impecable y lúcida, Lorena, la mamá de David, si hubiera habido algún hecho delictivo en el que participó el chico de 18 años las instituciones del Estado argentino están para que se cumpla la Ley y si no hay conformidad de ese cumplimiento en la población, las vías de reclamo y participación son múltiples. Esta noción, que de tan básica avergüenza, es inexpugnable: son las Instituciones del Estado las que deben administrar Justicia y nada justifica a los cobardes asesinos.
Este hecho tristísimo y lamentable ocurrió, ocurre en nuestra comunidad, y la tan mentada "crisis de inseguridad" se manifestó así de brutal: una horda asesinó a patadas a una persona. Esta "pena de muerte por mano propia" nos avergüenza y tiene que hacernos reflexionar a todos y a todas, a los que se comprometieron a administrar al país y a regular las normas más elementales y más sofisticadas de convivencia y a cada uno de los ciudadanos y ciudadanas. La flagrante especulación política y económica de los medios de comunicación con el tema de la inseguridad también tiene lugar porque hay reflexión ausente, oportunismo político y veleidades de protagonismo. Los periodistas que sólo hablan de la inseguridad deben reflexionar y los periodistas e intelectuales que enfrentan este tema con sorna y no logran poner en conocimiento que los niveles de violencia y delito en la Argentina no son tan desiguales a los del resto del mundo también nos deben a todos y a todas una reflexión. Que los especuladores se encuentren con nuestro límite: no se puede decir, ni se puede publicar cualquier cosa.
Esta manifestación de acompañamiento y apoyo solidario para nada se trata, como algunos pretenden hacer creer, de una defensa de los delincuentes, en absoluto: cualquier persona que desafía y vulnera las leyes de la república debe afrontar las consecuencias y someterse a la Ley y a la condena que resulte del debido proceso legal.
Tampoco se puede ocultar que son los más desguarecidos socialmente, las familias más pobres, quienes más sufren la violencia delictiva, y eso también se llama violencia de Estado, de un Estado incapaz de proveer seguridad y Justicia a quienes más la necesitan.
A Lorena, la mamá, al papá, a los hermanos y a los amigos, otra vez, un abrazo y el deseo de que sientan nuestra compañía en la búsqueda de Justicia, lo único que podrá mitigar un poco el dolor por este crimen horrendo.
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