CONTRATAPA › FOTOGRAFIANDO LA ZONA
› Por Adrián Abonizio
*Dos albañiles cruzan Avenida del Rosario a las ocho de la mañana. El que va delante avanza decidido y prudente con una mezcladora y lo sigue el otro con el enchufe en la mano. Parecen una mamá y un papá paseando a su hijo en un cochecito salpicado de portland. Ver este cuadro, solo en su auto, camino al yugo lo salva de todo mal y rutina.
*George Bush hijo era el tipo más gracioso que él hubiese descubierto, delante de Cantinflas o Curly. Salvo claro está sus manos manchadas de sangre y lo que decía y hacía. Pero efectuando una abstracción había descubierto que sus ojos sonreían pero su boca estaba en una media luna hacia abajo. ¿Si eso no es un clown perfecto que lo es entonces? El descubrimiento lo llena de alegría y de pesar.
*Cuando empieza a llover el mozo, diligente, casi con ternura, toma los respaldos de las sillas de plástico y las apoya sobre la mesa en círculo, como si oraran, rezando la canción inconfundible y feliz del aguacero.
*Dentro de la sala de espera el tiempo hace juegos mentales. Sobre el vidrio a modo de decoración cae un agua todo el tiempo que amansa y atenúa el impacto de una ciudad poco amable y caníbal. Como llueve ella imagina que la redundancia debería producir paisajes absurdos o reducir lo real a cero, al vacío. Entonces se imagina que afuera debería reinar un sol radiante. O una luna enorme. Y entonces aparecen a la vez.
*Juancito es un alumno distraído y ocioso. Cuando la maestra explica los decimales, él imagina pececitos o serpientes hechas a tiza y algunos sonidos de la voz de la ella le traen reminiscencias de otras voces, un idioma extraño de palabras confusas. A Juancito lo llevan, lo estudian y finalmente deducen que es la edad. Lo medican pero él escupe sin que lo vean las pastillas azules. Un día descubren algo que ha ido escribiendo en la parte de atrás del cuaderno y se quedan estupefactos de la maravilla. Pero es tarde. Juancito está trabajando en los arriendos con su padre en el campo, castigado por no concentrase en los estudios.
*Como a las siete ellos se despiertan, apenas el sol que sale como desde dentro del río les empieza a dar en la cara. Entonces, ella que ha dormido con la mano en su pecho se la pasa por la cara y le da un beso en la mejilla. El sonríe y algo le susurra. Luego ambos se estiran. Son felices. Pero si uno mira todo detalladamente ve el cuadro completo. Son dos pibes adolescentes de la calle que han dormido bajo un alero de los muelles envueltos en unos trapos y un nylon para evitar el rocío.
*Hacen conferencias, reuniones en lugares serranos, dichos mántricos, runas, chamanes, medicina holística, Krishnamurtis, alimentos sanos, palabras que curan, milagros duraderos, voces cuánticas. Todo lo que dicen tratan de ejercerlo con dificultad y muchas veces repiten como una oración militar los preceptos para no olvidarlos. Son bien intencionados. Sienten que se están curando. La abuela Miguela a miles de kilómetros de esos encuentros sabe todo esto sin haber leído una palabra porque es analfabeta. El secreto de su felicidad es que sabe administrar la droga más sana que le circula por el entramado de su cerebro dichoso.
*No es que se odie a ciertos los políticos porque son arribistas, corruptos o mentirosos. Se los abomina porque son la cara, el naipe de un mundo acorazado, impenetrable y tenaz en donde la sin razón y el absurdo gobiernan y la plenitud, la enseñanza generosa, el ejemplo virtuoso es considerado un arma que debilita. Entonces, la cadena se hace interminable y se empieza con el rencor, el miedo y la paranoia. Más que odio suelen producir lástima. No saben de la droga poderosa que es la humildad que fortalece, de la condescendencia que atrae y de la valentía que no hace alarde. Para ellos, la única droga es la que han consumido o estudiado en decretos o visto en películas. Pobres ellos, pobres de nosotros.
*Hay un olor, un aroma que le abre los pulmones y no puede explicar cuando se enciende la fábrica de endorfinas. No dice cual perfume es para que no se lo manchen. Es su secreto, su única seguridad, la única casa sanguínea y dichosa. --La vida es simple se suele decir al abrir el pecho y emocionarse. La vida es fácil pero no conviene andar ventilándolo por ahí. La tomarían por ingenua.
*Dicho sioux: "El obstáculo más grande para acceder a la naturaleza interna es la mente. Si se apoya en la lógica, como lo hace la mente del hombre blanco, la morada de la índole interior es inaccesible. Dicho de manera simple, un hombre no desafía la sabiduría del Misterio Sagrado".
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