Ya no más la visión clásica, la idea de belleza basada en la proporción y en la armonía, el mundo de los griegos evolucionó, hay otros nutrientes, hay otro deseo, el de la vedette griega Xipolitakis y el del que la promueve y el del que la mira cuenta con nuevo patrón de belleza, aunque concretarlo resulte muy duro y difícil hay que prosperar en el mundo, adiós al ideal pensado por los griegos que ya tiene demasiados siglos, el mundo del espectáculo tiene sus propias pautas, los medios tienen su propia visión, "la obsesión por verse bellos que experimentan los famosos y los riesgos que toman en pos de su objetivo", un punto de vista que deja en claro que la decisión de ir detrás del nuevo concepto de belleza, de aplicarse silicona líquida en el caso de Victoria Xipolitaquis para agrandar, expandir lo que no conforma en volumen, es una decisión absolutamente individual, tomada bajo el dominio del narcisismo más puro, qué quiere si quiere ser linda o más linda, quién la manda si la historia de buscar la belleza aumentando el volumen de lo distintivo del sexo que a ojos vista es lo que lo realza resulta a la final miserable y amarga y llega hasta la enfermedad y la hospitalización.

Maneras de cultivar

Xipolitakis está en medio de la escena, en medio del baile, ya no sueña con bailar, baila, todas las luces del estudio para ella, el jurado, el público en vivo, el que conduce se divierte tanto, se ríe evaluando, lo que evalúa lo hace reír hasta las lágrimas, ese volumen, el cuerpo no oculta nada, está al alcance de la mano, baila, el cuerpo está para jugar, para tocar, el cuerpo de la mujer que está bailando está para perseguir, por alguna confusión que se produce la mujer bailarina es perseguida por un pasillo, desaparece, la cámara la persigue, la sigue hasta que atraviesa un grupo de hombres que se le viene encima, es que ella está desnuda o casi desnuda, alguien la arrincona y la toca, aquí está, en medio de la risa, si es silicona líquida, hay forcejeos, ruedan por el suelo, la cámara vuelve al conductor, él también acompañó a la cámara que se salió de lo prefijado, divertidísimo.

En otro programa con otro conductor, Amalia Granata se mueve por el estudio con música de saxo y una súper mini, sus piernas hermosas son tomadas de abajo a arriba o de arriba abajo todo el tiempo, debajo de la mini le suena el celular, el control no es tan remoto porque está a unos pasos, es el conductor que la convoca a participar, a decir sus primeras palabras, al conductor lo divierte esa llamadita íntima que acaba de hacer, es una de sus últimas ocurrencias, la invita de esa manera desde su sillón giratorio que domina todos los ángulos a que diga sus frases, es su momento. En otro momento con otra invitada el mismo conductor: "Tenés las tetas más hermosas de la televisión", prepara todo lo necesario para tomarles un molde, hay sorpresa de parte de la invitada, "pero si son hermosas" insiste, el conductor sigue adelante y se ocupa de que la luz y la toma se hagan cargo de demostrarlo, saca el molde.

En la antigua Grecia, servidos por los esclavos, los hombres libres tenían derechos que las mujeres libres no tenían, para ellas era imposible la vida pública, destinadas al gineceo, la parte más íntima de la casa, rara vez cruzaban ese umbral. También eran servidas por las esclavas desposeídas de todo derecho, tratadas como simple mercancía eran elegidas por los hombres libres para que cumplieran distintas tareas indispensables. Era muy importante la elección de la esclava porque cuánto más esclavas bellas y resistentes a todo tipo de trato tenían, mayor era su lucimiento, el propietario podía soltarle la mano en cualquier momento pero mientras tanto la vestía con joyas y vestidos hermosos para que bailara en sus fiestas.

Xipolitakis baila, ensaya, se preocupa por estar de acuerdo a las exigencias, cada vez que sale a la pista tiene buen puntaje y el apoyo que la alienta a mostrarse en forma, Xipolitakis de raíz en la antigua Grecia, vive, baila y sueña en Buenos Aires, en el 2014.