Lo admito, me gustan con locura las canciones cursis. Mi papá solía cantarle una canción a mi mamá; "A ti" de Manolo Otero. Hace unos años descubrí que Manolo Otero no era el cantante en cuestión, era Joe Dassin. Busqué información más precisa, porque la historia de mis padres parecía reclamarlo a gritos. Encontré que Joe Dassin era un cantante franco estadounidense que se hizo famoso por esa sola canción, en Argentina y en España. Un fiasco. Igual la voz de Dassin es todo caverna y ternura, fundamentalmente al momento de marcar en perfecto español las D finales. Inolvidable el estribillo que dice "a tus secretos y a tu intimida y a esa flor que seremos Tú y Yo" como el toallón bordado que tenía mi tía Estela. No puedo asegurar si realmente mi papá la quería tanto a mi mamá, pero no puedo olvidar ni sus caras, ni esa voz y los sintetizadores que acompañaban la melodía. Por esos sintetizadores, empezó a gustarme Kool & the Gang, que hacían los mismos ruiditos.

Ya de adolescente los escuchaba en Miguel Mateos Zas. Igual, sigo pensando que las cosas que nos modifican para siempre, incluso las canciones, no ocurren en la adolescencia, ocurren en la infancia.

Hace no mucho tiempo, terminé de convencerme que los hechos artísticos son parte de la vida cotidiana. Y son gratuitos. Hablar de tiempo en realidad es hablar de espacio. Hay canciones que ocupan un espacio importante y generalmente no sabemos bien por qué. Si voy en el auto y aparece una de esas canciones, me pongo a cantar y lo hago tomando el rol del cantante. No sé muy bien de qué se trata, pero la cabeza está ahí, lista para cantarlas.

Unas de las últimas que me gustan mucho es "Extraño" de Miranda. Me encanta ese ingreso sonoro berreta y setentista de la canción que es perfecta para el pop. Tres minutos y fracción. También el coro gótico que termina la línea en esa parte que dice; "con los ojos achinados, la sonrisa desplegada, la melena despeinada, la actitud exagerada, el sonido de tu voz". Evidentemente la compuso para la vedette. Y vedette más, vedette menos, quién no tiene una perdida. Algunos dicen que Miranda es un grupo ortopédico y amanerado, a mi me parecen muy originales, aunque el resto de las canciones parezcan un viva la pepa.

A esta altura podría recostarme en un lugar más seguro y decir que todo esto es mitad en serio y mitad en joda. Que son las composiciones de Ornette Coleman o algunas canciones de Spinetta o el Indio las que por cierto mueven mis entrañas, pero no. Sigo en defensa de esas canciones alejadas de los nombres idolatrados o sagrados. Todo lo que viene de mano de la religión, me da cierta desconfianza. Por más vergüenza que me dé, "Es por ti" es una gran canción. Me coloniza. "Tú controlas toda mi verdad y todo lo que está de más". Cierto, es la letra típica de un calzonudo, pero es una línea luminosa. Y por si fuera poco, destroza ese viejo adagio que las melodías tristes son las más bonitas. Me olvidaba, la canción es de ese colombiano sin apellido; Juanes.

Por último, como para quedar bien en pelotas, me gustan mucho Los Palmeras. Mi hija tiene trece años y pienso en ella cuando escucho "Por primera vez". Es notable el sentido concreto de la música de Los Palmeras. Vienen de la tradición de la cumbia colombiana, son los Stones de la cumbia y de yapa santafesinos. Vuelvo a la canción. Y al crescendo del acordeón que parece empujar al cantante que casi grita, no canta en el sentido más estricto. Me gusta eso, me gusta que sea oficio para llegar a los tonos (seguramente de otro tiempo) pero no le dan las tabas. Me gusta pensar a mi hija que algún día descubra que alguien hablaba por ella "te han besado en la boca, por primera vez y te han hecho el amor, por primera vez". Es imbatible la letra, desde el sentido más vulgar y sincero de lo interpretativo, como suele ser el amor o el desengaño. Me hago cargo. Porqué andar escondiendo la mierda y ponerse perfume.

Qué me voy a andar haciendo el boludo.