CONTRATAPA
› Por Eugenio Previgliano*
Lo que habría que hacer - dice- es olvidarse de todos estos proyectos e invitar a una señora madura y sola, digamos - dice- en lo último de sus cuarenta años, para pasar suponete - especula- tres o cuatro días en el mar.
Yo lo escucho con bastante atención, pero no puedo evitar distraerme porque en la mesa de al lado hay una pareja conversando y escucho que ella le dice: "Asó Perón, no reposa".
Porque si apuntás a otro target - dice- , ponele que a una alumna que ande rondando aún los treinta, va a ser para quilombo - predice- aún suponiendo que tu alumna fuera una persona de ideas amplias y no quisiera ningún compromiso porque viene de terminar - imagina- un posgrado que le permitirá cambiar su vida, sus relaciones y su domicilio.
"Sé; verdad, no reposa, asó Perón, dad revés", dice la de la mesa de al lado, y si yo no supiera que es una señora que tiene apariencia de seria, formal, responsable y acomodada, la tomaría por loca, pero ahí escucho que él le responde, "Nada por acá, ¿Acá ropa dan?" y ya me sorprende tanto todo, que casi no puedo seguir escuchándolo.
Por la guita - sigue diciendo- no creo que haya que preocuparse demasiado, conseguir un lugar para un fin de semana en el mar no puede ser una cosa que te cueste el verano y de alguna manera - agrega- podes esquivar todo lo que pase de raro y pasar unos días gratos y en una de esas - especula- quien sabe si no podes hacer algo.
"Nada de ropa", le contesta él en la mesa vecina, "A por Ed, Adán", exclama en alto tono antes de que ella le conteste, "Adán a babor, robaba nada", pero yo ya estoy a punto de seguir mi conversación cuando siento que él dice que había "robado oda, a Bora iba".
De todos modos -vuelve diciendo- sea cual fuere el target, no hay que olvidar el objetivo. Incluso -amplía- tampoco es difícil encontrar una señora de la edad nuestra y de buena posición que te termine invitando -fantasea- a pasar unos días en Punta del Este y en una de esas - completa- hasta te compra un poco de ropa para que no le hagas pasar papelones.
"¡Asnos!", exclama él, el de al lado, "al avión no iba la sonsa, y ella le responde de inmediato, Muhamad al aire ¿eh? ría la dama...hummm. Ya me estoy distrayendo de esta conversación cuando escucho que él le dice, "a ella llamé, de malla hallé, ah".
De una y otra manera - me agrega- lo importante es que podés terminar pasando el año nuevo en lugares nuevos, con una mina que no conocés o que volves a conocerla, podés aprender algo nuevo - especula- ver otros paisajes y -dice- asomarte el mundo de una mujer que si te resulta interesante -desea- hasta te puede dar un lugar nuevo para vivir la vida.
"Daba la divina Ani vid al abad", escucho que dice ella al lado entonces, pero él le responde, en voz baja, "ah, vida le daba", y después agrega, "abad e la diva".
Tipos como nosotros, - dice- que hemos conocido de la vida hechos diversos y amores tropicales, no podemos conformarnos con - califica- un verano amargo, aburrido y solitario.
Pero ella al lado comenta "ah dá, sí, fino pasajero: al avión no iba la oreja saponifisada", y después agrega "Les alivia hachar a la luna , anulá la racha, ahí vi la sal".
Me distraigo porque mi compañero ahora la emprende con un largo discurso sobre no se puede insistir en lo que se ha terminado, y se pierde en categorías morales o éticas respecto de lo que se debe y lo que no se debe hacer en materia amorosa pero sin embargo oigo que el de al lado le dice en un tóno más bien fuerte, "Etsa, ¡borracha! hacha robaste", y ya estaba pensando en cómo sería la vida de alguien que se llame Etsa cuando siento que ella le contesta exaltada, "hacha hacha a cucaracha...¡¡hachar a cuca!! ¡hacha hacha!" y él de sobrepique le dice con suavidad, sonrisa y parsimonia, "Haré veneno o Nené verá".
Que no se puede tener ninguna clase de negocios equívocos con tu ex, dice, si es que vos te has separado y que si los tenés deben ser claros, pontifica, que no pueden interferir en tu vida, vos sabés, explica, que de otro modo es difícil pensar en una relación porque, alega, siempre habrá momentos insostenibles, pero yo ya casi no lo escucho, porque recuerdo el famoso palíndromo de la zorra: "dábale arroz a la zorra el abad", y la respuesta magistral de Juan Filloy, "la zorra le asoló golosa el arrozal".
*con la colaboración del grupo Bergas a Zagreb
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