CONTRATAPA
› Por Miriam Cairo
Estamos otra vez dentro de la palabra bar. El bebedero de pájaros.
El cubilete de las constelaciones.
Mirala.
Parece un mirlo.
No es sólo un mirlo, es la palabra mirlo.
Fijate cómo va formando su propia órbita, sus anillos.
También tenemos algunas constelaciones más dentro de la palabra bar.
Sí. La gente se mueve como planetas.
Hace rato que estoy pensando que vos y yo tenemos que desarrollar la teoría del Big Bang de la escritura.
Pero ya lo intentaron.
Intentaron el grado cero, nosotros iremos por el estallido.
Hay algo que no termino de entender, ¿el mozo nos mira raro o ni siquiera nos ve?
Aflojemos. Charlemos como si nada. Hablemos de lo que todo el mundo habla y seguro que empieza a orbitar para nuestro lado, como si existiéramos.
¡Mozo!
Anda por el bar como un pez dentro de la pecera.
Es hermoso.
El pez.
El mozo.
Pero no se nos acerca.
Las estrellas se mueven tan lentamente y, sin embargo, llegan más rápido.
Venga, venga, muérdase el labio y pregúntenos, ¿qué van a servirse? No pedimos que nos pregunte: ¿qué es creación?, ¿qué es amor?, ¿qué es estrella? Solamente pregunte qué vamos a tomar y vuelva a su danza de planeta dentro de la constelación o de la pecera.
¿Somos reales vos y yo?
Más o menos.
Fuera del bar somos un poco menos reales, ¿o acaso alguien, alguna vez, te ha visto y te ha escuchado?
Jamás, que yo sepa.
¿A qué se deberá?
A que no nos piensan.
Ahí arranca todo. Si no nos piensan no existimos.
Yo me la paso pensando en el bar, por eso el bar existe.
Entonces tendremos que concebir un mundo que nos conciba.
Pero me parece que al mundo no les hace ninguna falta darnos por existidos.
Yo igual insistiría en hacer algo, algo como, no sé, una poética.
La poética del espacio ya fue hecha...
La nuestra sería como una poética cósmica, una poética cuántica.
Sí, sí, de plano que necesitamos algo así, una poética con agujeros negros, con precipicios.
Pero a la gente no le gusta caer y las universidades son remisas a levantar vuelo.
Entonces, habrá que ser astuto y empezar por la poética del empujón, que vendría a ser algo así como la Teoría de lo Irresistible.
Suena prometedoramente improbable: "Teoría de lo Irresistible: una cosmología de la escritura." O bien: "Teoría del empujón: la caída como inspiración del vuelo."
Imaginate a los magísteres, a los ayudantes de cátedra, a los fotocopiadores, a los delegados, haciendo grandes ademanes de insatisfacción, invalidando cada una de nuestras hipótesis, desaprobando el método.
No puedo soñar algo más hermoso: una gran turba en contra de cada palabra que formulemos sería la gran señal de que vamos por buen camino.
¿Y vos decís que además habrá alguna posibilidad de que seamos concebidos?
Existir dentro de la palabra bar no es poca cosa.
Es cierto.
Y de allí en más, veremos.
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