CONTRATAPA
› Por Gary Vila Ortiz
Hacia fines de los cincuenta W.H. Auden (18071973) escribió su Un poema no escrito cuyo título original estaba en alemán, Dichtung und Wehreit (Poesía y Verdad) que era el de la autobiografía de Goethe. El poema, aún en la aparente certidumbre de que no puede ser escrito, apareció en sus Collected Poems editados en 1976. La traducción del texto está realizada por Javier Marías que logra, no es extraño en él, esa difícil fidelidad al poema que deseaba Borges: dar al poema su sentido en otro idioma sin dejarse llevar por la tentación de la literalidad, aunque este último, en ciertos casos puede sernos de utilidad.
El poema que Auden exige tiene que ser bueno, auténtico y verdadero; Auden agrega que para cualquier poema escrito por otro mi "my first demand is that it be good"; para el escrito por él su exigencia es que sea auténtico (my first demand is that it be genuine, recognizable, like my handwriting). Pero para aquel que diga "Yo te amo" Auden se exige que sea verdadero: (if it is too satisfyme, it must be also true).
Javier Marías nos dice que en "realidad se trata de cincuenta aforismos encadenados escritos en prosa que constituyen una reflexión sobre los que quieren decir exacta y verdaderamente las palabras 'yo te amo' y sobre la imposibilidad final de escribir poemas amorosos".
En el primero de esos aforismos el poeta escribe: "Mientras espero tu llegada mañana, me encuentro pensando Yo te amo: entonces viene el pensamiento: Me gustaría escribir un poema que expresara exactamente lo que quiero decir cuando pienso estas palabras". Diciéndolo con las palabras de Auden su deseo es que "ningún lector pudiera leer Yo Te Amo como si fuera yo te amo".
Pero por cierto que la diferencia no se encuentra entre poner las palabras en mayúsculas o subrayarlas o hacerlas escribir en bastardillas. Se trata de algo que, creo, solamente un poeta que haya estado enamorado puede comprender. O un músico o un pintor. No porque aquellos que no tienen estos oficios de la creación artística no experimenten lo mismo, sino que no sabemos cuales son las formas con las cuales expresan su amor, o sus distintos amores que es en todo caso lo que parece plantearse el mismo Auden.
Marías sostiene que el poema no se encuentra dedicado a nadie en particular. Uno de los biógrafos de Auden cree que el poema se trata una amalgama de por lo menos tres personas: el americano Chester Kallman, Orlan Fox, un estudiante de la Universidad de Columbia con el que Auden tuvo tantas relaciones intelectuales y amorosas y un muchacho vienés, Hugerl, que fue fiel a Auden hasta la muerte de este. Con ese muchacho las cosas habían comenzado como un mero "asunto de negocios". El mismo Auden lo hace explícito: "Tu necesitabas dinero, y yo quería sexo".
Acaso en el poema homosexual la diferencia entre uno y otro amor se experimenta (al menos para lo escritura del poema) de diferente manera que lo que implica para el poeta heterosexual. Por ejemplo los poemas de Luis Cernuda, tal vez el autor de los mejores poemas de amor en castellano, su carácter homosexual nunca se encuentra demasiado transparente, aún cuando quizá si en ciertos poemas de "los placeres prohibidos", libro que como todos aquellos que irían a formar parte de "La realidad y el deseo" son estudiados a fondo por Octavio Paz.
En Kavafis, en cambio la memoria de quien experimento sus amores homosexuales en la juventud, los recuerdos son explícitos, pero se trata de recuerdos que parecen referirse a muchas aventuras y no hay poema en el que tropiece con tratar de lograr que ese yo te amo es identificable como verdadero. Ocurre también algo parecido en el caso de André Glide. Pero en este escritor se pueden leer las cosas de diferente manera. La presencia del yo te amo que deseaba Auden se hace notoria, aunque las razones son distintas. Gide escribió que solamente amó a una mujer, la suya; únicamente experimentaba placer sexual con los muchachos jóvenes. Y esto se lo explica a la mujerhija de una de sus grandes amigas cuando le pide que tenga un hijo con él que desea saber qué implica la paternidad. Gide, de sorprendente sinceridad, no apunta este hecho en su "Journal" e incluso otras páginas en que se habla de su mujer, de su amada Magdalena, no aparece en ese diario que fue publicándose en vida del autor. Tampoco la historia de su hija. Creo que entonces se comprende de qué manera Gide amaba a esa Magdalena, su mujer, con la cual aparentemente nunca tuvo relaciones físicas de ningún tipo.
Ni en Cernuda, ni en Kavafis ni en Gide sucede lo mismo que con Auden (que por otra parte escribió bellos poemas amorosos). Ocurre que el poeta necesita marcar una distancia entre distintos amores. Daría la impresión que si lo que quiso fue señalar que una relación fue de otro tipo que las otras, que el poeta se enamoró de una manera que no le había pasado antes, eso no se consigue con intentar, en el campo de la palabra que es el territorio que camina el poeta, que exista algo así como un abismo entre las dos formas de expresar el yo te amo.
Si bien en el caso de Auden no se puede pensar que se trata de un mero juego retórico sino algo íntimo que dolía al poeta, Auden sabe que el escribir un poema amoroso puede ocurrir que en el poema el decir yo te amo no sea necesario y el hecho cierto es que no es común encontrarlo en poesías escritas ya sea por un poeta homosexual o uno que no lo sea. Así también que sin saber los datos biográficos del autor no es fácil encontrar cual ha sido escrito por alguien como Auden o alguien como Borges.
Para el poeta heterosexual resulta también un desafío el logro de distinguir entre uno y otro amor. Puede hacerlo, pero solamente lo sabrá él y acaso la persona amada. Los nombres de la mujer, de esta o de aquella, bien podrían ser intercambiables en el tiempo, y el lector deducirlo más por las fachas en que fue escrito el poema que por el contenido de su obra.
Si pensamos y leemos a Eluard, a Neruda o a Cummings, solo tres ejemplos entre tantos. El yo te amo aparece en contadas excepciones. El amor, por suerte, sopla por dónde se le antoja. Soy de aquellos que cree que Ariadna, en realidad estaba enamorada del Minotauro, no de Teseo. ¿Qué le hubiera pasado a la pobre Ariadna con el Minotauro? No lo sabemos, quedó muerto en el interior del laberinto. Como todo poeta queda aprisionado, cuando escribe un poema de amor, encerrado en el interior de su propio laberinto.
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