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Más allá de estadísticas oficiales o no, cualquier argentino puede deducir que desde el 2003 hay una mayor oferta laboral. En Rosario ocurre exactamente lo mismo. Los memoriosos recordaran los terribles años `90 y los comienzos del tercer milenio, cuando en la página de clasificados laborales de un periódico de la ciudad, entre semana solo aparecían cinco, seis o siete avisos. Y de ellos, más de la mitad, eran para prostituirse. Ese "infierno", la imagen que utiliza nuestro Presidente para graficar cuán bajo habíamos caído, ya pasó. Pero en Rosario parece renuente a desaparecer. El descenso de la desocupación en esta ciudad transcurre a paso de tortuga, o como una siesta provinciana, en contraste con el pretendido "boom rosarino" tan difundido en los últimos tiempos. Cualquiera podría aventurar que es cuestión de tiempo, que las bondades de otras regiones de nuestra extensa geografía lleguen también acá; sin embargo, esto dura ya cuatro años y a quienes vivimos en esta ciudad nos urge bajar esos índices nefastos. Creímos y creemos que el trabajo es la llave para solucionar gran parte de nuestros problemas como sociedad, además el trabajo es inherente al ser humano por lo tanto no puede ser soslayado. Esta imposibilidad de muchos rosarinos de acceder a una fuente laboral exige un análisis y una búsqueda de las razones que originan ese ralentizado descenso de la desocupación. En ese sentido es importante señalar que la mayor parte de los emprendimientos y las obras que se vienen realizando están direccionadas al área de servicios, y fundamentalmente al turismo. No han existido, hasta ahora, y en estos últimos años, planes claros y contundentes dirigidos a la promoción de la actividad industrial, básico "reservorio" de demanda de mano de obra de todo tipo y capacitación, y generadora de valores agregados mucho más altos que los de las actividades de servicio, y por lo tanto, tributariamente más beneficioso para el Estado. No se entiende la poca predisposición del Gobierno Municipal a generar acciones con esos objetivos, para lo cual basicamente se debe promover la conformación de parques industriales, con beneficios que resulten atractivos a los empresarios industriales. Existe una Ley Provincial que permite proveer esos beneficios, posibilitar la obtención de tierras y la provisión de infraestructuras. Y también el Estado Municipal debe aportar lo suyo, con inversiones en obras de urbanizaciones básicas, definición de las características y los lugares de asentamiento, con desgravaciones tributarias en función de la generación de empleo genuino, y cogestionando la obtención de créditos y subsidios. Decenas de pequeñas y medianas empresas claman por la obtención de mejores y más amplios lugares para ubicar sus plantas productivas, porque el crecimiento que han venido registrando, producto de las políticas económicas aplicadas por el Gobierno Nacional, les están generando dificultades que pueden terminar por hacerlas alejar de Rosario, en vista del notable trabajo de promoción industrial que llevan a cabo muchas Ciudades pequeñas de la Región. Solo la suma y multiplicación de los esfuerzos personales, solidariamente dados, podrá dar inicio a la travesía interminable pero inclaudicable hacia los objetivos de justicia social que soñamos y nos merecemos.
Fabio Gentili
Concejal
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