CORREO
La presidenta electa, Cristina Fernández de Kirchner, fiel al lema de su campaña "el cambio recién empieza", está dispuesta a concretar las obras anunciadas en el Plan Energético Nacional 20042008. Algunas de estas obras son controvertidas y claramente contradictorias con su prédica sobre los derechos humanos.
En sus primeras visitas oficiales, al Presidente de Brasil Lula Da Silva y recientemente al de Paraguay, Nicanor Duarte Frutos, aparece con fuerza la construcción de represas, con explícito apoyo de la Unión Industrial Argentina y de la Federación de Industrias de Brasil.
El avance de las obras para elevar el nivel del embalse de la represa binacional Yacyretá (Paraguay y Argentina) sobre el río Paraná, es seguido de cerca por Duarte Frutos y Fernández. Para poder generar 8.500 GWh adicionales de energía con Yacyretá, es necesario inundar 56.600 hectáreas adicionales (gran parte de la ciudad de Encarnación quedará bajo agua), y desplazar otras 55.000 personas, siendo que los ya relocalizados siguen protestando por justas indemnizaciones y todos demuestran un notable deterioro de su calidad de vida.
El último tramo libre del Alto Paraná, entre la represa de Itaipú y Yacyretá, dejaría de serlo con la decisión de construir la represa de Corpus, para la cual está abierta la licitación para el "Estudio de factibilidad del aprovechamiento de propósito múltiple de Corpus Christi. Siendo este llamado un claro atropello a la voluntad expresada por el 88,65% de la población de Misiones quienes en 1996 en un plebiscito vinculante, se opusieron a la construcción de Corpus.
Las dos visitas a estos países vecinos, se enmarcan en un fuerte impulso que se está dando en los últimos tiempos a los proyectos energéticos binacionales desde el Gobierno argentino. Hace casi un mes, en la reunión mantenida entre la presidenta electa y Lula avanzaron en la concreción de la represa de Garabí, en el río Uruguay entre Misiones y Corrientes, que limitan con Río Grande do Sul, Brasil.
El proyecto de Garabi, concebido hace 35 años, consiste en una hidroeléctrica sobre el río Uruguay en la frontera entre Brasil y Argentina, con capacidad para generar 1.800 megavatios, lo suficiente para atender la demanda de una ciudad de cerca de 5 millones de habitantes, que inundará unas 80.000 hectáreas. Ahora está en discusión un nuevo diseño que consiste en dos cierres del río, lo que disminuiría el área inundada.
El mito de que las represas generan energía limpia y barata quedó destruido con la presentación del Informe "Represas y Desarrollo" de la Comisión Mundial de Represas en el año 2000, quien además presenta una serie de recomendaciones antes de tomar la decisión de construir una represa, ninguna tenida en cuenta por los gobiernos de la región.
Lo que nuestros dirigentes deberían reflexionar, es que no es posible que para que las industrias no teman por la escasez de energía y para seguir manteniendo el estilo de vida despilfarrador de centros urbanos como Buenos Aires, se tenga que sacrificar el estilo de vida de miles de personas, que se tenga que destruir naturaleza y seguir perdiendo la capacidad de los ecosistemas acuáticos de producir muchos de los bienes y servicios de los que depende la sociedad.
Aunque en Argentina recientemente se ha tomado conciencia con respecto a lo que significa la pérdida de bosques nativos, aún no se ha comprendido la importancia de mantener a los ríos libres.
Elba Stancich
Taller Ecologista, Rosario
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