CORREO
Libertarios
La Guerra Civil Española que se desarrolló entre 1936 1939 es de algún modo el preámbulo de la Segunda Guerra Mundial, pero al interior de esta contienda política y militar se llevó a cabo una Revolución, la Revolución Libertaria. En efecto, son dos acontecimientos simultáneos pero diferentes. En la Guerra Civil, participaron por un lado una heterogénea coalición republicana: socialistas, comunistas, regionalistas vascos y catalanes, junto a ellos los anarquistas de la CNT FAI y del otro lado los falangistas, carlistas, el clero institucional, los burgueses y terratenientes.
La Revolución Libertaria es la experiencia de transformar la sociedad mientras se lucha por ganar la guerra antifascista.
Ante el levantamiento del gral Franco, de inmediato los anarquistas organizaron una resistencia popular que enfrentó a los fascistas, se formaron columnas libertarias en las que los obreros autogestionaron la lucha. Mientras tantos en pueblos y ciudades fueron tomando el control de los medios de producción. Fábricas, hospitales, escuelas, autogestionadas por asambleas para abastecer a la población de alimentos y vestimentas y los frentes de batalla de armamentos. Millones de hombres y mujeres gestando una nueva sociedad aun en medio de una guerra, con inferioridad de recursos bélicos. Demostrando que la voluntad emancipadora es capaz de proezas en las más difíciles circunstancias. Pero los enfrentamientos al interior del bando republicano, en el que los socialistas se mostraron incapaces de romper con el orden burgués y los comunistas de PSUC no eran más que agentes de Stalin, hirieron de muerte a la Revolución y a partir de Mayo de 1937, muchas de las iniciativas autogestionarias de campos y ciudades fueron en retroceso.
Los fascistas, por su parte recibieron la activa colaboración de Hitler y Mussolini, el jerarca nazi estrenó con el bombardeo de Gernika en Euzkadi el potencial de su fuerza aérea, el déspota itálico envío batallones y barcos artillados en apoyo de Franco.
La derrota de la II República española, abrió el camino al fascismo en Europa y condenó al exilio a millones de mujeres y hombres, muchos de ellos dieron con sus huesos en los campos de concentración de Francia primero y de Alemania luego.
Otros pronto se incorporaron a los Maquis Partisanos de la resistencia antifascista, por eso las inscripciones en español en los tanques que liberaron París. Hombres y mujeres libertarios, personas libres que nunca claudicaron. No olvidarlos, retormar su legado es un mandato ético impostergable.
Carlos A. Solero
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