Franciscanos

A pocos días de conmemorarse el 30 aniversario del golpe genocida sufrido por los argentinos el 24 de marzo de 1976, me permito recordar con infinito agradecimiento a los padres Franciscanos que por entonces estaban a cargo del histórico convento de la ciudad de San Lorenzo. Ya desde 1975 el padre José M. Giuliani y otros religiosos protegieron a muchos jóvenes estudiantes y obreros amenazados por las bandas parapoliciales de la triple A. Antes, durante y después del invierno de 1976, época de la mayor redada de militantes luego desaparecidos, los mencionados religiosos lograron proteger a muchos hoy sobrevivientes, algunos de ellos prestigiosos profesionales. Me marcó profundamente desde entonces el ejemplo y el compromiso cristiano contra la violencia del terrorismo de Estado, evidenciado por aquellos sacedortes Franciscanos. Su humildad y auténtica vocación en la ayuda a los más desposeidos les causó mas de un inconveniente. Fueron pastores de Dios y no príncipes de la "obediencia debida". Por lo que es justicia hacer saber de su digna y ejemplar conducta en tan difíciles circunstancias. Hace tiempo conocí a un sacerdote Franciscano, el padre Joaquín Núñez cuya obra y compromiso con la comunidad en general y de los más desposeidos en especial, me hicieron rememorar aquel compromiso cristiano de los religiosos del convento sanlorencino. Compromiso que significa no dar solo lo que nos sobra para quien nada tiene, sino también hacer posible superar las causas de la pobreza extrema de nuestros hermanos. Hoy con preocupación me veo convocado por distintas comunidades parroquiales y organizaciones sociales para hacer posible la continuidad del padre Joaquín Núñez en los diferentes lugares donde su tarea es imprescindible y motivadora en la gran obra de erradicar los demonios de la pobreza extrema, el desempleo, el hambre, la marginación social, la promiscuidad por falta de vivienda digna. Hacen falta tantos Joaquín Núñez. Roguemos para que Dios ilumine a quienes deben decidir, se permita la continuidad del padre Joaquín en las parroquias y centros comunitarios donde desarrolla sus tan necesarias actividades.

Edilio Quiroga