Que grande es la impotencia que sufre uno cuando siente que las autoridades, abusando tal vez de sus facultades, ajustan nuestros bolsillos a más no poder (agarrándose de cuanto impuesto y tasa tengan a su alcance) y luego saber que se le regalan lucrativas concesiones a quienes seguramente son amigos, asociados, o partícipes del mismísimo gobierno que tanto ajusta.

Me refiero concretamente al hecho de que tanto la Provincia como la Municipalidad han aumentado considerablemente todo impuesto, tasa y demás servicios que dependen respectivamente de las mencionadas reparticiones (agua, luz, inmobiliarios, TGI, estacionamiento medido, inclusive hasta el boleto del colectivo, etc...) alegando la necesidad de actualizar dichos importes para los fines recaudatorios, mientras que perciben una suma totalmente irrisoria (de cuatro cifras), y vencida por cierto, a quienes explotan la concesión de importantes bares ribereños y bien situados de la ciudad.

Otro tanto pasó en su momento cuando se le condonó a Terminal Puerto Rosario, empresa de innegable amistad con la entonces ﷓y actual﷓ gestión provincial, una cifra millonaria sin haberse oído más nada al respecto, ¿Recuerdan?

Resulta harto evidente que existe una notable desproporción en cuanto a las medidas que se adoptan para el público en general y las que afectan al selecto y reducido grupo de amigos, socios, parientes, o inclusive tal vez, repito, partícipes mismos de las respectivas administraciones "ajustadoras".

Un patético concepto de distribución y justicia social: el que exige incrementos a todos y se premia a los que más tienen.

Es curioso que, ante tales circunstancias, se escuche hablar de transparencia de gestión como slogan publicitario.

¿Hasta cuándo tendremos que tolerar que nos traten como a un rebaño de ovejas mudas y meras contribuyentes, mientras la severidad recaudatoria no se aplica para todos en igual proporción?

Martín Rodríguez Luna

29.388.310