La palabra amordazada

El 25 de febrero de 1977, hace 35 años, un grupo de operaciones intervenía la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil, primera biblioteca popular en Latinoamérica. Era un centro cultural, artístico y colectivo extraordinario en el corazón de barrio Tablada. En ese entonces poseía 19.639 socios, 647 empleados, 2.956 alumnos, 10.850 metros cuadrados cubiertos en nueve pisos. La Biblioteca Popular le daba vida y sentido a los vecinos de las barriadas del sur profundo de la ciudad

"La intervención dispuesta de modo alguno significará un impedimento para la actividad del establecimiento que continuará normalmente", decía el diario La Tribuna del 26 de febrero de 1977. Era una gran falacia. Con el tiempo los militares destruyeron todo lo que pudieron, quemaron libros y saquearon el patrimonio cultural y varias personas de la comisión de esa institución integran la triste lista de desaparecidos. Vinieron los cierres de fábricas y con el tiempo se democratizó el narcotráfico en ese y otros barrios humildes de Rosario. Jamás se pudo recuperar todo lo destruido.

Los años de dictadura militar, más los años de gobiernos neoliberales produjeron un extraordinario saqueo cultural. A partir del advenimiento democrático, hasta la actualidad, ningún gobierno pudo reparan esa enorme herida que sigue sangrando para todos los que nos produce una gran indignación esta triste efeméride.

No es casual que a más de tres décadas de la intervención de esa institución, gran parte de los 164 homicidios dolosos que se produjeron en 2011 se haya producido en ese barrio trabajador, contaminado por grupos que se disputan el territorio de la droga. Cuando a alguien se le saca la Palabra, le roban la posibilidad de expresión y comunicación y se convierte en un "a﷓dicto", es decir "sin palabras".

Esto refleja una gran necesidad de repensar la realidad social de las distintas zonas de la ciudad y el país a las que les quitaron la posibilidad de expresión. Sin claudicar jamás con el permanente reclamo de Justicia, Verdad y Memoria, porque en definitiva como diría Paco Urondo "Arderá la memoria, hasta que sea todo como lo soñamos".

Juan Pablo Robledo

Periodista y estudiante universitario