Sáb 28.04.2012
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Sobre cambio climático

En el marco del Foro Latinoamericano de Desarrollo Sostenible me dediqué a participar de un taller donde hablamos de la adaptación de los sistemas de salud al cambio climático. Este tema de desarrollo sostenible, sustentable tiene una prioridad que es determinante sobre el concepto que es el cambio climático, y es la expresión más manifiesta de un problema cultural, que es cómo se produce en el mundo, que la influencia y el consumo del hombre afectan y determinan los cambios climáticos, y que dichos cambios tienen una gravedad inusitada. A mi juicio, la sociedad no tiene en cuenta y no se compromete en la modificación de estas cuestiones, y el cambio climático ya está instalado. No es una cosa que va a ocurrir en el futuro, en la ciudad, en la Argentina, la ciudad tiene muchas políticas que están determinadas en parte por ésta idea de la sustentabilidad de la vida, estamos diciendo, es la sustentabilidad de los ciudadanos y tenemos políticas en la ciudad y novedades en la ciudad, y son peligrosas como fue el dengue, y en parte tiene relación con este cambio climático y que nos obliga a adaptar nuestro sistema de salud, a generar nuevos costos de los sistemas de salud. La ciudad tiene que tener dos cosas claras: ya estamos en plena crisis ecológica y la ciudad esta haciendo grandes esfuerzos que no son políticas para decir que la ciudad está más linda, ni son políticas para decir que la ciudad anda más rápido, sino para defender la vida del ciudadano, los cambios en el transporte, en la bicisenda, en las políticas de espacios libres, de caminatas, de contenedores y basura cero. Son los primeros avances para defender la vida, para hacer una ciudad sostenible, y hace que Rosario tenga un rol privilegiado dentro de las ciudades de nuestro país.

Hay dos ejes básicos: cómo producimos y cómo consumimos. Es decir, estamos produciendo mal y consumiendo mucho y dentro del consumo, los 500 millones de personas más ricas del mundo producen más daño ecológico que los 6500 millones restantes, es decir, el consumo exagerado de esos 500 millones de ricos es más dañoso que los 6500 restantes. Eso indica que debemos modificar nuestras formas de producir y nuestras formas de consumir, los autos de cilindradas exageradas, nuestros viajes, aviones, sin olvidar la calefacción, refrigeración, las piletas, teniendo presente que todas esas cuestiones inciden en el consumo de anhídrido carbónico y en el cambio climático. La figura del Apocalipsis no es una figura ilusoria, ni imaginativa: si no cambiamos, va a ser una realidad. Gonzalo del Cerro

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