El Grito sin eco

El 25 de junio se conmemoran cien años del Grito de Acorta, la huelga agraria gestada en el corazón de la Pampa Gringa. Este acontecimiento, uno de los hitos principales en las luchas sociales del siglo XX, continúa siendo utilizado como emblema por diversos sectores pero éstos ocultan o silencian que la gesta de los chacareros arrendatarios y de muchos trabajadores rurales de hace un siglo era contra la explotación a la que eran sometidos por los terratenientes que no sólo los esquilmaban sino que además los expulsaban de las tierras, merced a los contratos leoninos que les imponían.

Esta lucha es la misma que libran en diversas provincias como Santiago del Estero, Salta, Formosa y El Chaco los campesinos en el presente.

La invocación de figuras señeras como las del abogado italiano y socialista Francisco Netri nada tienen que ver con los dirigentes de Federación Agraria que, coaligados en la Mesa de Enlace, articulan sus intereses con las corporaciones patronales ruralistas de Cra, Conigaro y la Sociedad Rural Argentina, tres expresiones del capital concentrado en el sector agropecuario. Recordemos que Netri fue asesinado por los sicarios de la oligarquía terrateniente por enfrentarla.

El agricultor anarquista Florindo Menna fue asesinado en Firmat en un mitín cuando denunciaba las maniobras extorsivas de los acopiadores.

Netri, Menna, Capporalini, Dominga Bulzani y las masas de desarraigados por la oligarquía luchaban por la dignidad humana. Ese fue el motor de la huelga agraria de 1912, que conmovió al sur de las provincias de Santa Fe, Córdoba y el norte de Buenos Aires.

Los personeros del presente podrán descubrir placas, monumentos y enunciar discursos, pero está muy claro que su retórica no puede ocultar sus verdaderos intereses que sólo se orientan a engrosar sus dividendos y no más que eso. Sus gritos no tienen eco porque son vacuos.

Antonio Moldes