CORREO
Una película que ya se vio
Como diputada de esta provincia rechazo esta -por momentos inexplicable- suma de acontecimientos entre acciones y decisiones de un lado y del otro que dieron como resultado que se frustre una vez más una fiesta muy importante para Rosario como es el clásico futbolístico entre Newell's y Central.
Es hora de tener cordura en las decisiones y compromiso ético en las acciones para quienes tienen la mayor responsabilidad en estos sucesos únicos como es el clásico rosarino, y que lo que debería ser una fiesta popular no termine en tragedia.
Sino, y sin falsas especulaciones, cabría preguntarnos a quién beneficia el montaje de este escenario violento y rastrero que sólo hace que un partido de fútbol sea noticia no por sus goles sino porque los protagonistas no fueron precisamente los jugadores, como tampoco fieles hinchadas a su club y camiseta, sino un centenar de inadaptados que toman como rehén el valor emocional futbolístico de toda una ciudad, y más también.
Será momento de preguntarse y de responderse seriamente quiénes son los verdaderos responsables de todo esto y no para caerles con la espada del juzgamiento que sólo se pierde en palabras, sino para que se pongan a la altura de las circunstancias o, caso contrario, que tengan la grandeza de dar un paso al costado.
Deben hacerse responsables de una vez por todas y terminar con el bombardeo mediático de que la culpa la tiene uno u otro. Esa película ya la vimos muchas veces y el final termina siendo siempre el mismo, y es que unos cuantos violentos amparados vaya uno a saber por quién logran su cometido a costa de la tristeza de toda una ciudad.
Asimismo, lo del ministro Raúl Lamberto -considero- es una acción de gran irresponsabilidad por apuntar hacia uno de los clubes por haber naufragado el cotejo. Lo que está en juego no es sólo que no se haya jugado un partido -de por sí trascendente- sino la sensación de que cualquier cosa podía pasar ese día y eso habla a las claras de un nuevo fracaso en seguridad. Lo de Lamberto raya lo absurdo y pone al descubierto que sólo quiere salvar la ropa ante hechos elocuentes que demuestran la impericia de los directivos de los clubes por un lado y el grado de sinrazón de muchas acciones y expresiones que sólo hacen que los violentos sigan impunes.
Realmente es lamentable la falta de decisiones y control que hace que las mentadas barras bravas manden. Y si ellas mandan, perdemos todos.
Diputada Aliza Damiani
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