Memoria de las luchas

Han transcurrido casi dos décadas desde que los trabajadores de Cutral Có y Plaza Huincul iniciaron los cortes de ruta en protesta contra las infames políticas de ajuste neoliberal y privatización de los recursos públicos producidos por varias generaciones de proletarios.

Las maniobras perpetradas en plena orgía del capitalismo en su faz neoliberal no tuvieron otro objetivo que aportar al aumento de las tasas de ganancia de las clases privilegiadas. Esto provocó una reestructuración social regresiva y frente a eso los trabajadores pusieron en práctica la acción directa solidaria.

Vale recordar cómo hasta una jueza tuvo que rectificar su decisión de desalojar la carretera y las fuerzas federales debieron retirarse ante la firme actitud proletaria.

No hacemos una mera evocación histórica sino que consideramos fundamental rescatar la memoria de la lucha y las acciones colectivas.

Luego del estallido social de diciembre de 2001, emergieron con mayor potencia y pujanza las organizaciones populares de resistencia y son emblemáticas en ese sentido las jornadas de corte del Puente Pueyrredón.

La repuesta estatal fue artera y se cobró la vida de dos nobles luchadores sociales: Maximiliano Kosteki y Darío Santillán.

Las imágenes son elocuentes. Una multitud fue cercada el 26 de junio de 2002 y en un movimiento de pinzas fueron doblegados, luego en la Estación ferroviaria de Avellaneda masacraron por la espalda a Maxi y Darío.

El "gran normalizador" de entonces exhibió toda su crueldad y la de sus esbirros.

Nuestra memoria de estos acontecimientos y jornadas de lucha permanece viva, ardiente y debe acicatear cada día a todos los de abajo. Las mujeres y hombres de a pie que padecemos este perverso sistema del capital mercancía no podemos olvidar que sólo la lucha puede emanciparnos de los yugos y cadenas no siempre explícitos y visibles pero siempre brutales.

Carlos A. Solero

casolero_1@hotmail

Miembro de la APDH Rosario