CORREO
El infierno ha sido quizás una de las invenciones más eficaces a la hora de aterrorizar a los pueblos, las diversas teologíasy se encargaron desde la antigüedad de difundir imágenes del horror que padecerán fuera de este mundo quienes desobedezcan los mandatos establecidos por profetas y patriarcas o sus representantes terrenales. Lo cierto es que más allá de la ficción, en la cruda y cotidiana realidad de miles y hasta millones de personas, el dolor, la miseria y la degradación se imponen casi sin límites. Los recientes anuncios del presidente de EE.UU, George Bush de ampliar el envío tropas a Irak y comenzar el asedio a Irán, ponen en evidencia la voluntad de los poderosos de seguir sometiendo al escarnio a los pueblos con guerras e invasiones. Poco nos importan sus falaces argumentos, bien sabemos las mentiras que esgrimieron durante años para invadir Nicaragua, Santo Domingo, Panamá, Granada, Haití. Lo que sí nos importa es que como especie humana nos pongamos en marcha de una vez para frenar este nuevo exterminio. Miles de voces se alzaron en el mundo y muchas más habrán de hacerlo. Es un imperativo impostergable estamos al borde de un infierno para nada ficticio.
Carlos Solero
Existimos, si observan a su alrededor allí estamos somos muchos y necesitamos recuperar nuestra Verdadera Identidad. Se han logrado pequeños avances pero el Estado se muestra temeroso. Como siempre se alzan las voces en contra: "se van a meter en problemas", "la información no se debe dar". Por sobre todas las cosas nos ampara la Constitución Nacional y los Pactos Nacionales e Internacionales, nada se está violando, se está cumpliendo con un Derecho Fundamental, de carácter Superior. Quienes obstruyen u oponen son los que deberían preocuparse porque a ellos les caerá el peso de la ley. Estos personajes que dicen defender los derechos humanos no quieren que esto se aclare y se persista con una metodología redituable: la apropiación. Eso de que hay que "proteger la información", ¿de quién? ¿de nosotros los protagonistas, que fuimos esos bebés sin protección alguna, que no nos pudimos defender? Están hablando de nuestras vidas, señores. Por eso, a los funcionarios que nos demuestran su interés por ayudarnos, por hacer algo les digo que no teman, avancen, tenemos la protección jurídica de la Constitución Nacional. ¿Qué pesa más, 3 millones de ciudadanos o un puñado de idiotas útiles que hoy están y mañana?
Graciela Palma
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