SOCIEDAD
La investigadora Laura Arocena reflexiona alrededor de ese viejito barbado, que en algún punto plantea la relación amo-esclavo.
› Por Paula Kearney
¿Quién es Papá Noel? ¿De dónde viene? Muchos aseguran que del Polo Norte, otros dicen que de una estrella, y otro tanto se conforma con que venga sin preguntarse cómo o de dónde. En diálogo con Rosario/12 la docente e investigadora en Ciencias de la Educación de la UNR Laura Arocena sugirió algunas líneas para pensar a este personaje, cómo se construye socialmente esta figura, qué representa, qué oculta, qué muestra. En ese sentido, planteó que "todas la culturas judeo-cristianas tienen que ver con la relación mamá-papá-niño, y en todas se festeja a Papá Noel, el Niño Jesús o los Reyes Magos. Pero todas tienen el fin de plantearnos cuál es el lugar de uno en este secreto de dónde venimos, quién soy, adónde vamos". Así aseguró que "cuando más les gusta al chico es entre los 3 y los 5 años, donde aparece un Papá Noel que es portador de un secreto que él tiene que develar, porque se da cuenta de que Papá Noel trae los regalos, pero con una condición -que es la condición del papá-: si fuiste bueno, si te portaste bien, si hiciste los deberes. Entonces ahí está la posición del chico frente a esta ley".
Por otra parte, hay que tomar en cuenta "cómo se ubica él ante el juego de la mentira, porque los papás hablan de la mentira y a lo mejor piensan que está mal, pero el mentir es el principio del comienzo del pensamiento autónomo en el niño. El chico al principio piensa que el padre sabe todo lo que él piensa, y más o menos a los tres años se empieza a dar cuenta de que no", explicó Arocena y ejemplificó: "las mamás se preguntan cómo puede ser que llegó del jardín y contó que hizo un montón de cosas, y después la maestra dijo que eran mentiras. Y él se mata de risa. Entonces tiene que ver con esto: `me porté mal pero me trajo el regalo igual'. Hay una mentira, pero que es algo propiamente humano, entonces lo interesante es cómo se ubica uno ante este juego".
Otro de los lugares que propone Arocena para mirar a Papá Noel es desde el "nivel del colonialismo cultural, en donde lo que se genera es una producción de subjetividad en relación al consumo. Entonces el que tiene es y el que no tiene no es, y aparece un Papá Noel policíaco: no tenés porque no te portaste bien, porque no alcanzaste. Ahí aparece una situación demoledora, porque el chico -que se portó bien y que no le traen lo que pidió- tiene una confusión en este juego, que en realidad ya no es un juego, es una frustración. Ahí aparece en el colonialismo cultural la necesidad de no formar pensamiento autónomo. Es la relación de amo y esclavo, adonde el amo te da cuando quiere, y cuando no quiere no te da. Entonces Papá Noel ahí empieza a cumplir la función de amo, que no es la función que decía anteriormente de que te doy y me doy, en que la regla está hecha de deseo".
El problema, dice Arocena, está en "imponer situaciones de la cultura dominante sin reflexionar que son de la cultura dominante. Así como en un momento dado el cristianismo se impuso con la cruz y la espada, y tuvimos que estar 500 años para lograr este sincretismo de que el niño también representa a los dioses Incas, Mayas, la Pacha Mama, o la Virgen María, el Papá Noel viene de la cultura anglosajona, y desde esta cultura está impuesto de tal manera que todavía no se ha hecho este sincretismo. Entonces la gente queda un poco anonadada. Papá Noel es el Tío Sam. En nuestra población es un poco así, y este esperar todo del otro genera una subjetividad absolutamente fragmentada".
En este sentido, vinculó la inclusión de Papá Noel a la de Halloween, "que en todos lados se está festejando y no tiene ningún asidero en nuestra cultura", a la vez que la diferenció de la llegada del rock, en que "después se hace un rock nacional", y aclaró: "hay culturas híbridas, pero hasta que se hace la hibridación el pueblo queda durante generaciones sin poder reaccionar. Entonces nosotros estamos un poco sin reaccionar ante este Papá Noel, porque es de afuera, no sabemos por qué es rojo y tiene barba blanca. No lo podemos unir a nuestra cultura. Estamos en un nivel de hibridación en el que habrá que ver qué pasa. No se si es bueno o es malo; sí se que tiene que ver con una colonización cultural grande, que es lo que está apareciendo en la globalización. El asunto es cómo nosotros resistimos a esto".
Así, para explicar la resistencia cultural señaló que en el caso de los cibers, al principio "apareció la máquina con los jueguitos para estupidizar a la gente y sin embargo hay una resistencia cultural y la gente transformó el ciber en un club, en una guardería". Entonces, continuó, "habrá que ver cómo las generaciones que vienen se ocupan de Papá Noel y pensarlo para ver en qué nos sirve".
En este marco, señaló como "el punto más duro el pensar si realmente los chicos están subjetivando sobre el consumo. Porque si es así, la ley sobre quién soy, cómo soy y adónde vamos, va a estar centrada en qué tengo, cuánto tengo, y qué pasa cuando no tengo. Por eso si Papá Noel está centrado en lo que te compro o lo que no te compro, va a estar centrado en la figura del consumo, pero si está centrado en un juego más va a ser un poco distinto".
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