SOCIEDAD
El municipio relevó a 432 niños en "situación de calle" en
Rosario. El rol de la familia. Los tiempos de permanencia.
El hambre, la droga y el juego como herramienta de contención
› Por Paula Kearney
El Programa de Promoción Familiar del Area de la Niñez de la Secretaría de Promoción Social viene trabajando al momento con 432 niños y niñas en situación de calle en la ciudad. El 64 por ciento son niños y el resto niñas, mientras que los grupos familiares con hijos en situación de calle son 183 y representan el 42 por ciento de las familias abordadas. Los datos se desprenden de un informe elaborado por el Area de la Niñez que explica que los objetivos del programa son "disminuir y evitar la permanencia de los niños y niñas en la calle, reduciendo los indicadores de vulnerabilidad de éstos y sus familias, promover el mejoramiento de la calidad de vida de los niños a través de la inclusión de éstos y su familia en la trama social e institucional y también establecer un corte en el imaginario colectivo en relación con la naturalización y justificación de la permanencia del niño en la calle y su condición de trabajador como alternativa de supervivencia del grupo familiar".
El programa se ejecuta a través de operadores de calle que conforman un equipo interdisciplinario de trabajo en el que hay psicólogos, técnicos en minoridad y familia, trabajadores sociales, actores y antropólogos, además de estudiantes de estas carreras, que recorren en parejas -en lo posible mixtas- circuitos preestablecidos en diferentes zonas.
El que las parejas sean preferentemente mixtas no es un capricho, sino que tiene relación con que el 64.1% de los menores en situación de calle sean varones. Hay una cuestión vinculada al género que hace que "los varones sean los visibles y las nenas las que están más invisibilizadas", señaló Patricia Barrera, una de las operadores de calle, al tiempo que su compañero Maximiliano Toni lo explicó con un ejemplo: "Nos pasó con una nena que estaba en Godoy y Avellaneda. Hacía lo mismo que los hermanos y veníamos trabajando con la familia, que en determinado momento la mamá nos dijo que la nena no iba a ir más a la calle porque tenía que trabajar en la casa. Es decir que empezó a cumplir el rol que, dentro de una sociedad patriarcal, ocuparía una mujer que está haciendo un ritual de pasaje a la adultez".
Según Mariano Darigo, otro de los operadores, "también esto se ve muy marcado cuando las mamás quieren hablar de violencia doméstica, de escolaridad o de salud, que quieren hablar con las mujeres. Entonces uno se queda jugando con los chicos y la mujer habla con nuestra compañera, porque es la mujer la que se encarga de la casa y de los chicos".
Volviendo a los rituales de pasaje a la adultez, Toni explicó que "desde ese lugar machista adonde está ubicada la mujer, puede crear estos rituales a partir de un hijo o de otras cosas, con un montón de situaciones de deterioro", pero en los varones "esa falta de rituales es también un tema de los chicos en situación de calle, porque por ahí hay jóvenes en una esquina que tienen 25 o 26 años y que no se diferencian de uno de 16, justamente porque esos rituales de pasaje a la adultez que generalmente los hacía la escuela o pasar del pantalón corto al pantalón largo en otra época no están. Estos chicos están en una especie de presente permanente adonde no son chicos pero tampoco son adultos, y están ahí, teniendo la misma práctica que tenían hace diez años", a lo que Soraya Colombo acotó que "no hay perspectivas de futuro tampoco".
En relación a la permanencia en la calle, el informe señala que "se registraron 154 niños y niñas que hace más de tres años que se encuentran en esta situación, abarcando el 36% del total. Por otro lado, 68 niños están en situación de calle hace aproximadamente dos años, mientras que 46 permanecen hace un año".
De cualquier manera, Toni aclaró que "dentro de la situación de calle hay situaciones muy distintas. Hay chicos que por ahí tienen estrategias que no vemos que haya demasiado deterioro, en un chico que pide una moneda y se va al cyber en relación a un chico que ya lo ve como un espacio de trabajo, o un chico que busca la calle como un espacio de socialización por problemas familiares u otras cuestiones".
El problema de aquellos chicos que lo ven como un trabajo es que "muchas veces el chico tiene muy pocas posibilidades de jugar. Es decir, la escuela está muy ligada al deber, más allá de que hay cuestiones recreativas, entonces el chico va a la calle y de ahí a la escuela. Cumple con lo institucional de ir a la escuela, pero después vuelve a la calle", explicó Lautaro D'anna, también operador de calle, y subrayó que "muchas veces cuesta sacarlos de ese lugar y que se pongan a jugar".
Si bien reconocieron que no pueden solucionar el problema del hambre y de los chicos en la calle en toda la ciudad, Soraya explicó que "se va abordando la situación de acuerdo a herramientas que uno va poniendo en juego en ese momento, en calle, tratando de aprovechar el espacio, que el chico está buena parte del tiempo de la jornada ahí. Se lo trata de abordar desde el diálogo, desde lo lúdico, desde el dibujo, distintos mecanismos que permitan acercarse al chico".
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