SOCIEDAD
Más de un centenar de ex presas políticas -entre ellas nueve rosarinas- contaron su historia colectiva en Nosotras un libro que se presentará
este jueves en el Teatro La Comedia.
› Por Sonia Tessa
Tuvieron que pasar 30 años, pero ellas ahora tomaron la palabra y contaron su historia en forma colectiva. "Nosotras, presas políticas", el libro que escribieron 112 ex prisioneras políticas entre 1974 y 1983, se presentará el jueves, a las 19.30, en el teatro La Comedia. "Fueron, son, compañeras. Las que comparten el pan. Eso significa la palabra, según su raíz latina. Este libro comparte, también, la memoria. Es la obra colectiva de muchas presas de la última dictadura militar argentina. Ellas dan testimonio de los secretos soles que escondía aquella noche", son las breves pero precisas palabras que les dedicó el escritor uruguayo Eduardo Galeano. En la presentación rosarina estarán las nueve ex detenidas rosarinas que participaron del libro. Será una ocasión para tejer la trama de la memoria, y traspasarla como una posta a las nuevas generaciones. Pero será también un espacio de reencuentro y celebración.
Aunque no traiga la advertencia de algunas películas, para leer Nosotras... hay que tener en cuenta que el dolor avanzará en más de una ocasión como un nudo en la garganta. Pero también se irá dosificando con anécdotas pícaras, divertidas, historias de la resistencia que permitirán aligerar el trance. Como si al pasarla por el tamiz del relato, las autoras hubieran podido darle un justo equilibrio al recuerdo de momentos terribles, como la separación de sus hijos pequeños, los largos períodos sin visitas de contacto, el aislamiento del mundo exterior. Lo hicieron rememorando el humor que les permitía enfrentar al enemigo aún en esa inferioridad de condiciones. Es que el libro hace un culto de la frase de Jean Paul Sastre que eligieron para comenzar la introducción: "Lo importante no es lo que han hecho de nosotros, sino lo que hacemos nosotros de lo que han hecho de nosotros". En este caso, la frase debe leerse en femenino.
Las rosarinas que dieron su testimonio fueron Margarita Irurzun, Cristina Bolatti, Ana Esther Koldorf, Ema Lucero, Lelia Ferrarese, María del Carmen Sillato, Laura Ojeda, Marta Bertolino y Liliana Gómez. Lo de rosarinas describe su actual lugar de residencia, ya que Irurzun, por ejemplo, es de Santiago del Estero y fue encarcelada en la ciudad de Santa Fe. Y hay otras, como Irma Antognazzi, Mirta Sgro, Alicia Kozameh y Matilde (Nené) Peralta Pino, que dan testimonio de su paso por la Alcaidía de Mujeres de la Jefatura de Policía de Rosario. En cada caso, las protagonistas relatan lo peor, la represión, los malos tratos, los castigos; y rescatan lo mejor, el compañerismo, las acciones de resistencia política, las formas de comunicación que urdieron para no ceder al aislamiento impuesto.
El libro se divide por capítulos que corresponden a años, para distinguir las diferentes épocas que atravesaron. Van desde la adaptación a la vida en el encierro, entre 1974 y 1975, pasan por los años de la dictadura, y finalmente, en 1983, la libertad. En cada relato se van desgranando desde los momentos más límite hasta las situaciones graciosas, como la de la delegada que quedo encerrada dentro de un entrepiso clandestino durante una requisa, y sólo en esa ocasión no interceptó al militar que se negaba a dialogar con ella, argumentando que sólo atendía pedidos individuales. "Ese día había hecho la recorrida en un horario inhabitual, pero el rito de la delegada no se produjo: porque la delegada era yo y estaba encerrada en el entrepiso haciendo equilibrio en cuatro patas sobre una viga. Nunca supimos cómo no advirtió la ausencia. Quizás pensó que nos habían vencido: ese día la delegada no habló", cuenta "La Gary", Estella Garibotto.
Estaban en condiciones inhumanas, pero apostaban a defender la vida. El capítulo dedicado a 1976 termina con una síntesis. "El año llegaba a su fin, se había dado el golpe de Estado y estábamos viviendo bajo otra dictadura militar. Habíamos recibido durante todo el año las peores noticias, y nuestra vida cambió sustancialmente. Adentro vivíamos un régimen de militarización y aniquilamiento. La Navidad nos encontró encerradas en celdas y pabellones, pero aún así festejamos con alegría, nos hicimos regalos, armamos un árbol, nos abrazamos y saludamos por las ventanas. Brindamos con un jarro de agua porque aún estábamos vivas. Afuera la represión estaba siendo devastadora".
En el acto del jueves estarán la coordinadora del libro, Viviana Beguán, quien tomó la posta de Mariana Crespo, la recordada ex detenida que en 1997 se propuso documentar la experiencia, pero murió hace pocos años, cuando el libro no se había terminado. También hablarán Nelma Jalil, madre de la Plaza 25 de mayo; Mabel Gabarra, ex exiliada política que integró el Centro Argentino de Información y Solidaridad (CAIS) en París, y la ex detenida Sillato. Otra de las que cuentan su historia, Irurzun, leerá fragmentos del libro.
Y como "Nosotras" es parte de una historia que durante muchos años deberá seguir elaborándose, en una parte del libro llamada Quiénes Eramos, las autoras ponen su experiencia en un contexto. "Nos llamaron subversivas, infiltradas, terroristas, comunistas, bolches. Y nos persiguieron. Algunos debieron abandonar el país; otros se vieron obligados a esconderse para que no los detuvieran, y vivieron un auténtico exilio interno; otros fueron secuestrados y sumaron su nombre a la lista de desaparecidos, y jamás supimos de ellos. Otros fueron asesinados. A Nosotras nos encarcelaron", es el final de esa presentación. Pero no del libro, que deja para el epílogo la descripción del vínculo que construyeron. "Todo aparece en la memoria con el mismo nivel de importancia: las discusiones, las broncas, los bajones, la alegría y la risa".
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