SOCIEDAD › ENTREVISTA CON LA EMBAJADORA DE VENEZUELA ANTE EL MERCOSURALADI, ISABEL DELGADO ARRIA.
De visita en Rosario invitada para la presentación del libro "Del Caracazo a los saqueos en Rosario en 1989", de Jaskel Shapiro; la diplomática venezolana aseguró que "hay una derecha que quiere tener un 27 de Febrero contra la revolución bolivariana: que el pueblo saque al chavismo mediante una insurrección", denunció.
› Por Alicia Simeoni
El Caracazo, ese movimiento de profunda raiz popular y surgimiento espontáneo producido en Venezuela entre el 27 de febrero y el 8 de marzo de 1989 significó una fractura, una profunda marca en la conciencia de los sectores más postergados de la sociedad venezolana que bajaron de los cerros, hacia el valle donde se encuentra la capital del país. Al mismo tiempo operó en la consolidación del movimiento bolivariano que ya se gestaba y, que pondría a las Fuerzas Armadas junto al pueblo. "Uno de los miedos más grandes de las clases pudientes venezolanas es que esos pobres de tanta pobreza bajaran. Es casi un miedo ancestral", dijo la embajadora permanente ante el Mercosur-ALADI de la República Bolivariana de Venezuela, Isabel Delgado Arria. La visita a Rosario de Delgado Arria tuvo como marco la integración de un panel que acompañó la presentación del libro "Del Caracazo a los saqueos en Rosario en 1989", de Jaskel Shapiro, -prologado por el periodista José "Coco" López-, y que se realizó en la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR. Propuesta para que los países del Mercosur construyan su propia ciudadanía y se paren, juntos, ante el mundo que se vuelve a posicionar.
La embajadora Delgado Arria fue nombrada en ese cargo por el máximo líder de la revolución bolivariana, el comandante Hugo Chávez Frías, cuya figura apareció con mucha fuerza en esos días de represión y muerte donde los cambios subjetivos en una parte de las Fuerzas Armadas y, en quienes participaron u observaron el movimiento al que se conoce también como el Sacudón, iniciaran el camino que se proponía la construcción de otro país, distinto de ése, profundamente desigual, que presidía Carlos Andrés Pérez. La virtud del libro de Sapero es el contener un análisis del contexto en el que se produjo el Caracazo, en Venezuela, y del que existió durante los saqueos en la ciudad de Rosario, también en 1989, en el período de transición entre la presidencia de Raúl Alfonsín y Carlos Menem.
Isabel Delgado Arrias recordó que "uno de los miedos más grandes de las clases altas en Venezuela era que los pobres, las comunidades populares bajasen. Casi como un temor ancestral, que sale de las entrañas de esas clases pudientes. Y eso sucedió y fue una rebelión absolutamente espontánea", explicó. Cuando pasaron 25 años de esas protestas espontáneas, tal vez una de las reflexiones más fuertes es que a pesar de esa espontaneidad, el estallido pudo sintetizar en organización popular en Venezuela y que no fue así en la Argentina.
"Yo estaba en la Universidad Central de Venezuela, trabajaba con la dirigencia estudiantil. Estábamos en la calle ese día, peleando por lo mínimo, el pasaje estudiantil pero no teníamos ni idea. Habíamos hecho un análisis de la situación política entre todas las federaciones universitarias y llegado a la conclusión que teníamos que salir a la calle ese día, cuando se implementaba el paquete de medidas del Fondo Monetario Internacional. Pero éramos tan pretenciosos que creíamos que teníamos que concientizar y, en cambio, nos agarró en la calle un pueblo completamente consciente de lo que estaba pasando, con análisis y con mucha desesperación. Era un contexto terrible con 60 % de pobreza y 20 por ciento de pobreza crítica. Fue una época brutal para el país. Era tan terrible que se instruía a las madres para que les dieran harina para perros a sus hijos. Se los decían por televisión, porque esa harina tenía nutrientes y era más barata".
-Todo en un país muy rico.
-Uno de los países más ricos del planeta, por no decir el más rico, y con las desigualdades más grandes. Los ricos, realmente ricos y los pobres muy pobres. Hasta con el aumento de las naftas y de los pasajes había desesperación, porque no se los iba a poder pagar para ir a trabajar. La cuenta no daba desde ninguna perspectiva y la rebelión se dio de manera espontánea y trajo consecuencias políticas. Ya Hugo Chávez andaba por allí, conspirando en los cuarteles y nuestro ejército, que era un ejército de clases populares, se convirtió en un ejército de traición. El ejército fundado por Simón Bolívar, con los "llaneros", con los descalzos de a pie. Nunca las clases pudientes habían visto ni vieron a las fuerzas armadas como una alternativa para sus hijos. Esos sectores iban hacia las super profesiones. A las chicas se las cría para que se casen con millonarios y a los chicos para que sean presidentes de la República. El ejército, todas las fuerzas armadas, eran una alternativa para los pobres, porque además les brindaba comida a los estudiantes, aseguraba a su madres, le daba importantes beneficios a las familias. Un ejército de pobres, con conciencia de clase. Sin embargo, cuando la gente salió a las calles, cumplió las órdenes de masacrar a los manifestantes. Pero eso produjo una fractura y discusiones enormes al interior de las familias.
¿Usted sostiene que el Caracazo fue estudiado de forma detenida por la oposición para imitarlo contra el gobierno de Hugo Chávez, primero, y de Nicolás Maduro en estos días?
-Ese hecho histórico ha sido estudiado a detalle, en la actualidad, por la derecha. El sueño de esa derecha venezolana es tener un 27 de Febrero contra la revolución bolivariana: que el pueblo saque al chavismo mediante una insurrección. Los movimientos que hacen, y que llevan años, son para que eso se produzca. Pero eso no se produce si tenemos alimentación como la tenemos, viviendas dignas como fue el programa "Gran Misión Vivienda para Venezuela", por el que se entregaron 500 mil unidades. Eso no sucede si la gente tiene estudio, hay que tener en cuenta los importantes aumentos en la matrícula estudiantil y el fin del analfabetismo. Los logros son importantísimos, pero eso no le sienta a las clases altas porque siempre tuvieron eso, como dice Pepe Mujica, "el que critica que se den viviendas y se brinden prestaciones en salud, es justamente, porque tiene casa y salud". Pero no se ha producido, ni de manera remota, algo como lo que desean. Estructuraron una estrategia absolutamente macabra para producir ese hecho que tiene dimensiones políticas, comunicacionales, económicas y de violencia. Así se trabajó tanto en la muerte del presidente Chávez y en el desconocimiento hacia el presidente Nicolás Maduro, con una campaña mediática importantísima contra los logros revolucionarios.
-¿Y en el terreno económico?
-La oposición que quiere volver al pasado y reforzar lo que hizo, y lo sigue haciendo, un uso espeluznante de la economía para arrodillar al país. Así utilizó la infraestructura que tiene en sus manos. Nosotros nunca hemos querido sustituir la economía privada. No lo hemos hecho. Lo que sí hicimos fue no ceder los espacios estratégicos para la nación. como el petróleo, el hierro, el agua, las telecomunicaciones. No los cedimos y no los vamos a ceder. Democratizamos el uso de la tierra, aunque nunca hemos tomado espacios de producción. Muchas de esas tierras que democratizamos, no tenían siquiera papeles de propiedad, y estaban porque sí en manos de los grandes latifundios. Lo que funciona lo hemos dejado funcionando. Y tienen una poderosa estructura que no la tenemos nosotros: el comercio, está en manos de los privados. Es un resorte importantísimo, porque nosotros no producimos muchísimos bienes ni servicios. Los importamos. No los producimos ni desde lo público ni desde lo privado. Históricamente no lo hemos hecho. Porque siempre el negocio fue tomar la renta petrolera y tener una ganancia importante de esa operación comercial. La oposición también tiene la infraestructura logística de distribución de bienes, que está en manos privadas y tiene las finanzas. Nosotros tenemos las finanzas públicas, pero no hemos pretendido sustituir al sector financiero privado
-¿Qué espera, Venezuela, del Mercosur?
-Mi misión en el Mercosur tiene múltiples aristas. Claro que es la representación de Venezuela ante estos organismos multilaterales, pero es además el aumentar la capacidad exportadora de nuestra nación hacia los países del Mercado, y también trabajar con los elementos de transformación tecnológica para colaborar con el proceso de integración de Venezuela. Al mismo tiempo nos es necesario el adquirir insumos para la industria venezolana y otra cantidad importante de misiones. Por eso estamos instalando una sede en Montevideo y oficinas en el resto de los países que integran el mercado común. Hay un millón de caminos por recorrer, comprarnos más entre nosotros, diseñar estrategias de explotación de nuestros recursos naturales llevándolas hasta el máximo del valor agregado para lograr la generación de más empleo y de más riqueza para la soberanía de nuestras patria. Tenemos la oportunidad de prestarnos servicios unos a otros, de hacer grandes empresas juntos, eso en lo que hace al aspecto económico. Pero sobre todo tenemos una gran oportunidad, es la de construir una ciudadanía común, en todas nuestras naciones para actuar juntos ante el mundo que vuelve a posicionarse. Tenemos la oportunidad, realmente, de la patria grande y esto no es sólo un slogan bonito, sino que es una realidad para todos nuestros países que deben tener la vocación de poder para pararnos ante el mundo- concluyó.
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