Dom 26.10.2014
rosario

SOCIEDAD › LAS ORQUESTAS BARRIALES SON UNA ESTRATEGIA EXITOSA DE INCLUSIóN SOCIAL Y ESCOLAR

Música para quedarse en la escuela

Dado el éxito de las iniciativas, de las cuales funcionan cinco en la ciudad, el Ministerio de Educación va a multiplicarlo a más escuelas, y en otras localidades. Una de ellas es la Escuela Orquesta Unión y Esperanza, que funciona en la 1210.

› Por Evelyn Arach

En vista de los logros alcanzados en las distintas orquestas barriales de Rosario, el Ministerio de Educación de Santa Fe decidió multiplicarlas en distintas escuelas de la ciudad y provincializar el proyecto, para llevarlo a más localidades. Aunque aún no está definida la cantidad, ya es una decisión tomada. "Estamos trabajando en ampliar las orquestas, en lugares como Rosario, Santa Fe, Villa Gobernador Galvez y otros", contó a Rosario/12, Carolina Bittel, directora provincial de Programas Socioeducativos.

¿Puede convertirse la música en una herramienta para luchar contra la deserción escolar? Sí, de eso da cuenta --por solo citar un ejemplo-- la Escuela Orquesta Unión y Esperanza, que reúne a 65 chicos de distintos barrios del norte de la ciudad de entre 7 y 17 años. Tiene 4 años de existencia y allí la condición sin equa non para ser parte, es cursar estudios primarios y secundarios. "El objetivo es sostener la escolarización. Si llegan chicos que no están escolarizados los aceptamos con la condición de que retomen sus estudios. Por otra parte, si alguno de los integrantes está pensado en dejar la escuela, lo escuchamos y le explicamos que no podrían seguir en la orquesta, lo cual es un fuerte motivo para que cambien de opinión. Nos pasó ese año con una adolescente que estaba al borde de abandonar el secundario por motivos familiares y luego de hablar con nosotros decidió seguir para ser parte de este proyecto", cuenta Lorena Mendieta, la docente integradora de Unión y Esperanza. Y argumenta que ésa es la razón por la cual el proyecto forma parte de un programa del Ministerio de Educación de la provincia. La orquesta no solo está ligada a la cultura. La educación y la inclusión son pilares fundamentales.

En Rosario hay cinco orquestas barriales, integradas por mas de 400 chicos y 80 docentes. Dos forman parte de un programa sustentado con fondos nacionales y provinciales: Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil El Triángulo y Orquesta La Tablada, que tiene mas de cien integrantes. La Orquesta de Barrio Ludueña, que funciona en el ámbito municipal. Y otras dos creadas bajo la órbita provincial: Escuela Orquesta San Diego y Escuela Orquesta Unión y Esperanza. Todas persiguen el mismo objetivo inclusivo y educacional.

Protagonistas

Para los chicos, hacer música es una verdadera fiesta. Asi lo vive Gimena, de 12 años que toca el contrabajo desde el inicio de Unión y Esperanza. "La orquesta me ayuda a expresarme a través de la música. Cuando yo toco me olvido de todo, es como que lo demás no existe, ¿entendés?", pregunta y sus ojos negros brillan de entusiasmo. La familia acompaña, claro: "Prefieren que esté acá en la orquesta y no en la calle", cuenta ella y dice que ya lo pensó: cuando crezca quiere dedicarse a la música profesionalmente.

Las historias van surgiendo durante los ensayos previos a un concierto que brindaron este mes en la Escuela Media 309 de Barrio Rucci. La gran mayoría de los músicos son chicos que provienen de hogares sencillos de trabajadores que supieron de la orquesta luego de un concierto en su barrio y decidieron sumar a sus hijos.

Es el caso de Valentina, de 9 años, violinista. Pese a su corta edad integra un nivel avanzado y toca las canciones más difíciles. "Yo practico unas dos horas por día, si puedo hago más. Nunca me canso", confiesa. A su lado Samuel, que tiene diez años, dice que media hora diaria es suficiente. "Cada uno aprende a su ritmo, y en sus propias circunstancias, pero a la hora de tocar todos somos uno. Siempre es un trabajo en equipo", resume Lorena. ¿Somos? Sí, porque desde hace dos años ella también la integra como violinista. "Empezó como un juego y me enganché, la orquesta me cambió la vida", confiesa esta docente de séptimo grado, al frente del proyecto desde el comienzo, en julio de 2010.

La escuela sede de Unión y Esperanza es la 1210, Luis Rullán, de barrio Unión. Un barrio de casas sencillas y callecitas angostas, que dan cuenta de algunas promesas olvidadas. Es el barrio de Angelito Di Maria, un astro del futbol que los enorgullece. Hasta allí se acercan todos los viernes a la tarde chicos de distintos lugares: Unión, Rucci, Alberdi, La Cerámica. Violas, violines, chelos y contrabajos rompen con sus cuerdas el silencio de la siesta tórrida.

La directora del colegio público, Claudia Subasti, convalida que la orquesta "es una de las herramientas para que los chicos pasen más tiempo en la escuela y se sientan motivados a continuar con sus estudios, en medio de un contexto socioeconómico difícil".

Por su parte, los padres acompañan, asisten a los conciertos cada vez que pueden y no ocultan su agradecimiento. Un claro ejemplo es Marcela Ortega, mamá de Priscila, que ejecuta la viola con maestría: "Cuando yo era chica me gustaba el piano, pero si no tenías plata, olvídate. Así que nunca pude. Ellos ahora tienen otras oportunidades", dice y confiesa que lo que sí pudo es transmitirles a sus hijos el amor por la música.

Para Cecilia Miranda, mamá de Matías (10 años), la orquesta enseña a trabajar en equipo, a entender que ellos pueden y "reafirmar su autoestima". "Mi hijo está entusiasmado porque aprendió a leer las partituras, con lo cual de ahora en mas puede tocar las canciones que él elija", apunta.

Los instrumentos son de la orquesta, y se entregan en comodato a los alumnos, de manera tal que pueden hacer música sin importar el bolsillo de la familia. Lejos del elitismo de algunos claustros, las orquestas barriales brindan una oportunidad inclusiva, expansiva y fortalecedora de la educación. La música se transforma en una valiosa herramienta para ampliar perspectivas. Una realidad que se plasma entre quienes la integran, pero también entre los ocasionales espectadores.

Durante el concierto en barrio Rucci, la orquesta se lució y logró quebrar el habitual murmullo de los actos escolares. Se ganó un silencio prologando y aplausos efusivos, entre los alumnos del colegio, adolescentes que quedaron conmovidos por la propuesta y algunos manifestaron su intención de sumarse.

Así, por el camino de la música, transitan cientos de historias con nombre propio, cargadas de esperanza. Ahora resta que la voluntad política se plasme --tal cual fue anunciado-- para que esas historias se multipliquen.

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