Dom 05.11.2006
rosario

SOCIEDAD › OBSERVATORIO EN SALUD, GENERO Y DERECHOS HUMANOS

Contra maltratos de hospital

El proyecto monitorea el trato que reciben
las mujeres en los servicios de salud. Las
denuncias que hay por discriminación de género.

› Por Sonia Tessa

"Yo pensé que esto... como era de favor", desnudó una mujer cómo había naturalizado el maltrato sufrido en un servicio público de salud. Para dar vuelta esa creencia y visualizar la vulneración de derechos, surgió el Observatorio en Salud, Género y Derechos Humanos, un programa conjunto del Instituto de Género, Derecho y Desarrollo (Insgenar) y el Comité de América Latina y el Caribe para la defensa de los derechos de la mujer (Cladem). Se trata de monitorear el trato que reciben las mujeres en los servicios, de hacer visible que muchas veces son maltratadas como parte de la discriminación de género. Que no las respetan en sus derechos sexuales y reproductivos, que las denigran en el momento del parto, no les informan sobre las prácticas que les realizarán y las condenan cuando llegan con complicaciones de aborto. La intención del programa es problematizar la situación para modificarla, con la estrategia de involucrar a los trabajadores de la salud en un cambio de perspectivas. El puntapié inicial de este proyecto, que está entrando en su tercera etapa, fue el informe "Con todo el aire", publicado hace tres años. Desde entonces, realizaron seminarios en distintas provincias, y ahora se proponen llegar a todo el país.

"La resistencia a visualizar esto como malos tratos es compartida por los trabajos de la salud y a veces por las propias pacientes", puntualizó Gloria Schuster, coordinadora nacional de Cladem, y responsable junto a Susana Arminchiardi y Susana Chiarotti de esta etapa del programa. La experiencia surgió en 2003 con el informe Con todo al aire, que relevaba la situación de derechos humanos en salud reproductiva en hospitales públicos, y luego se convirtió en una obra teatral del mismo nombre. "A veces, cuando nosotras hablamos, para dar un marco teórico del trabajo, se produce cierto malestar, pero luego, con la obra, todo eso se diluye y aparecen las identificaciones, y los relatos", contó Schuster, que no participó en la elaboración del informe inicial, pero sí en los seminarios que se vienen realizando en distintas provincias.

Al terminar la obra teatral ﷓interpretada por Victoria Garay y Paula García Jurado, y dirigida por Ricardo Arias﷓ en la ciudad de Mendoza, una usuaria del servicio de salud se paró y contó que tuvo su segundo hijo en la maternidad donde se realizó el seminario. Dijo que el primer médico que la atendió lo hizo muy bien, pero en el cambio de guardia llegó otra profesional, que le dijo: "La médica soy yo, y si no, atendete sola".

Sin embargo, Schuster puntualizó que no se trata de actitudes personales, sino de "concepciones ideológicas". La activista consideró que el problema es la falta de reconocimiento del "derecho a la autonomía de las mujeres sobre su cuerpo" y apuntó: "Podés tener buen trato, pero si pensas que una mujer debe ser madre y heterosexual, en algún momento se te va a escapar. A lo mejor no decís una barbaridad, pero vulnerás su derecho a la autonomía". Consideró que "por eso la anticoncepción de emergencia es el secreto mejor guardado en la administración de salud".

Para Schuster, también está claro que "los malos tratos en los hospitales públicos no dependen de las condiciones laborales ni de la precarización de la salud, porque aún en mejores condiciones de trabajo, y con mayor inversión en infraestructura hospitalaria, hay ciertos tratos que tienen que ver con la discriminación hacia las mujeres".

Los prejuicios más fuertes que detectó en el relevamiento fueron la maternidad y la heterosexualidad obligatorias de las mujeres, lo que provoca reacciones adversas ante abortos o elecciones sexuales diferentes. "El pico de maltrato se produce con las mujeres que llegan con complicaciones de aborto", indicó.

En los seminarios en las provincias, Schuster escuchó un relato que la impactó. Una enfermera había cacheteado a una parturienta en un hospital de Santiago del Estero. "Para que se acomode", argumentó. Conmovida, lo mencionó en un servicio de Rosario, donde le dijeron que no se asombrara, que hace pocos años también ocurrió en un hospital de la ciudad.

Los seminarios se realizaron en Córdoba, Neuquén, Mendoza, Santiago del Estero, Tucumán, Entre Ríos y el norte de Santa Fe. "Nos interesa que la atención a las mujeres comience a ser revisada y cuestionada a partir de promover espacios de diálogo, reflexión, articulación con la intención de desnaturalizar aquellas prácticas violatorias y/o discriminatorias de los Derechos Humanos", dice la página web de Insgenar, donde está registrado el Observatorio www.insgenar.org.ar/observatorio.

En ese sitio, las personas que hayan sufrido o visto tratos crueles, inhumanos o degradantes en los servicios de salud pueden ingresar su testimonio. Es un primer paso, ya que el proyecto a largo plazo es contar con una estructura de atención para estas situaciones. "En un futuro nos proponemos tener una estructura jurídica y de atención personal", expresó Schuster.

Una parte de la estrategia del programa es establecer un diálogo con las autoridades y operadores sanitarios para modificar la realidad relevada. "Proponemos un espacio de control, de monitoreo, de seguimiento del Estado sobre el cumplimiento de los derechos de la mujer, pero queremos interactuar con el sistema de salud, con compromisos sostenidos, para modificar estas situaciones", subrayó Schuster.

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