El inspector del Ministerio de Trabajo explicaba a unos periodistas ayer, bajo la llovizna matinal en el playón de estacionamiento de un hipermercado abierto las consecuencias que le caben a Coto y a Jumbo por haber infringido la ley de descanso dominical. Que puede ser la suma de hasta diez salarios por cada sucursal en infracción, que a la tercera violación se podrán clausurar de oficio esos supermercados. Y en eso estaba cuando desde el interior del comercio apareció una pareja de policías con dos cajas de cartón entre manos con algunos víveres de una compra de ocasión. Los agentes del orden frenaron en seco al ver a los periodistas y al inspector, quien les dedicó una mirada de soslayo. Tras un instante de duda, los oficiales optaron por abrir el baúl del patrullero y guardar la mercadería, para proseguir luego, risueños, en su misión de garantizar la seguridad del lugar.