Llegó junto a su esposa al restaurante para disponerse a cenar. Pero su ingreso no pasó desapercibido para los comensales. Un estentóreo aplauso resonó en el lugar. Muchos se levantaron de sus sillas y empuñando sus celulares con cámaras digitales, comenzaron a fotografiarlo. 24 horas depués de haber sido figura del clásico Central-Ñuls, Paulo Wanchope sonreía ante tanta devoción canalla.