Se desarrollarán los fundamentos y los destinos del odio en la estructura subjetiva y su actualización en la clínica psicoanalítica, por las vías de la transferencia. Estudiaremos el ineludible lugar de esta actualización que es verdadero motor de un recorrido del que algunos de sus obstáculos sólo pueden removerse mediante su discriminación, estudio y puesta al trabajo mediante la transferencia. Estos son los fundamentos del Seminario Abierto Extracurricular Los destinos del Odio. Humillación y Venganza en la clínica de la neurosis de nuestro tiempo, organizado por la Secretaría de Estudios de Postgrado de la Facultad de Psicología (UNR).

Consideramos que el odio, la humillación y la venganza se encuentran enraizados en la estructuración misma del sujeto. Del mismo modo y como consecuencia de esto se encuentran tan inmiscuidos en la vida cotidiana del sujeto, (en sus determinaciones, en sus acciones, en sus elecciones, en sus detenciones), como en los análisis. (¿Por qué en la transferencia un analista estaría exento del encuentro con estas determinaciones del sujeto?). Cuál es la razón por la que el odio, la humillación y la venganza suelen ser articuladores centrales y al mismo tiempo desestimados de la dinámica de la transferencia. Será cierto esa extraña frase de Lacan: "es la transferencia negativa lo que hace avanzar un análisis".

Esta presencia real, insidiosa, y pertinaz, tiene una ausencia correlativa en el bagaje de herramientas conceptuales con las que el profesional se maneja en el desarrollo de su tarea. Ausencia debida al desconocimiento que esta "materia" tiene en su formación académica. Esta ausencia tiene consecuencias en la dirección de la cura: en sus eternizaciones, en sus detenciones y en sus interrupciones. También suele ser una ausencia en el trayecto y en el destino de los análisis con los que se autorizó.

En consecuencia, odio, humillación y venganza al ser "desconocidos" en la clínica determinan la dinámica de la transferencia, y con ello condenan al analizante a una eternización de su neurosis. Y al analista a participar en esa neurosis, a través de una transferencia que lo pone a su merced, aún en los casos en que cree estar manejándola.

La transferencia negativa es un proceso necesario en el desarrollo de un análisis. Así como la pesadilla es un tiempo necesario en la niñez para la estructuración del Superyo. No hay incorporación de los padres sin su muerte en la pesadilla.

La resistencia del analista, cuando no es de su persona, suele ser el indicador fundamental de esta dinámica. Es necesario articularla con los conceptos de humillación y venganza como derivados del odio en transferencia para poder despejarla, tanto a nivel conceptual como en la clínica misma. Este es el modo en que un análisis desde la infancia puede promover la actualización en transferencia y "del lado del analista" de aquello que de otro modo está condenado a proliferar a lo largo de toda una vida, y a lo largo de todo un análisis sin modificación alguna.

"Psicoanálisis desde la infancia", es nuestro modo de decir que sólo un análisis que sostenga esta transferencia, sin renunciar a lo que ella da a ver y padecer, podrá posibilitar un "saber﷓hacer con Ello" al analizante ﷓a condición de que el analista en su aptitud para la abstinencia logre analizar "desde" la infancia﷓ para hacer que esa infancia aún en sus texturas no recordables pase por el análisis. Esto también tiene consecuencias en la dirección de la cura, y en la posibilidad de un fin de análisis.

La estructura conceptual del curso se sostiene y se desarrolla en sus tres áreas específicas: a) Clases teóricas, b) Ateneos Clínicos, c) Trabajo de reflexión y producción grupal.

*Psicoanalista. Docente invitado Alejandro Sicorsky.