PSICOLOGíA › ANIVERSARIO DE LA ESCUELA DE PSICOANáLISIS SIGMUND FREUD
La institución fue creada en 1979 como lugar de encuentro, de palabra y de escucha, de aprendizaje y de enseñanza. Hacen honor así al legado freudiano de poner en tela de juicio la teoría psicoanalítica en el análisis de cada caso.
› Por Alicia López Groppo*
En el marco de los festejos por el trigésimo aniversario de la "Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud Rosario", fundada en marzo de 1979, queremos compartir la alegría con la comunidad en la que ejercemos nuestra práctica de promover la formación de analistas y la transmisión del psicoanálisis. Acto en el que nos hicimos herederos de la preocupación de Freud por la permanencia del psicoanálisis, dándole existencia a un lugar de encuentro, de palabra y de escucha, de aprendizaje y de enseñanza. Legado freudiano que como analistas ejercitamos volviendo a poner en tela juicio la teoría psicoanalítica en el análisis de cada caso.
Desde aquél entonces sostenemos una propuesta de trabajo, pensamiento y producción que apunta al estudio y desarrollo de la teoría psicoanalítica por medio de seminarios, jornadas, escritos y publicación de textos; contamos con una biblioteca abierta a todos los que necesiten de ella; ofrecemos un lugar y tiene la palabra aquel que se proponga como teniendo algo que decir.
La Escuela sostiene lazos de trabajo con otras instituciones similares de nuestra ciudad, del país y del exterior en un intercambio que aborda las cuestiones que la práctica cotidiana nos plantea. Es miembro convocante en cada ocasión de la "Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis" desde el inicio de las mismas en 1986. También, es miembro fundador de "Convergencia Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano" desde su comienzo en 1997.
El núcleo del psicoanálisis radica en su carácter laico y profano, transita por un estrecho sendero entre ciencia y religión manteniendo el lugar del síntoma. Profano quiere decir no profesional por lo tanto no universitario. Las escuelas de psicoanálisis no se inscriben en la universidad pero no están impedidas de mantener un diálogo con ella. Una escuela de psicoanálisis enmarca la apuesta por la que el analista autorizándose de sí mismo, es decir, de las operaciones efectuadas en su propio análisis, participa con los otros sosteniendo el ejercicio de la crítica necesaria que permite dar cuenta de lo bien fundado de su práctica. Interrogación permanente sobre nuestro ser y nuestro quehacer exigidas por la doctrina y por la práctica que hace necesaria su existencia. Atendemos así, a la reserva manifestada por Freud con respecto a la lógica profesional. A la tentativa y la tentación recurrente de los psicoanalistas de inscribir su práctica en una profesión ya existente (medicina) o en vías de constitución (psicoterapias) y de referirse para la transmisión a los compañeros de oficio. La enseñanza del psicoanálisis perdería lo más rico de su discurso si no se transmitiera de un sujeto a otro por la vía de una transferencia de trabajo. Encauza sus lineamientos teniendo como objetivo delimitar y articular la diferencia entre psicoanálisis en intención y Psicoanálisis en extensión, para situar lo real de la práctica psicoanalítica en una comunidad de experiencia. Esto conlleva la actualización del lazo social que el psicoanálisis instala en la sociedad que está en la base de los objetivos de enseñanza, transmisión e investigación manteniendo vivos los fundamentos freudianos reencauzados por Jaques Lacan.
Acentuamos la relevancia del término Escuela que desde Lacan precisa una búsqueda de aquello que hace a la autorización y garantía de la práctica de los psicoanalistas destacando la vigencia de estas preguntas: ¿Qué hace quien ejerce esta praxis para autorizarse como analista?, ¿Cómo tramita esta autorización en relación a la polis en la que está situado? Cuestiones que localizan las dificultades fundamentales de la formación de los analistas. En la Escuela se implementó un dispositivo de grado que escribe algunas letras a leer en cuanto a la formación de analistas: a) Cualquiera puede inscribirse como miembro de la Escuela declarando practicar el psicoanálisis, como Analista Practicante; b) La producción de cada uno de los miembros de la Escuela es ocasión de trabajo para el Jurado de Admisión, el que otorga el grado de A.M.E. (Analista Miembro de la Escuela) a quienes considera que han dado pruebas de formación suficiente; c) El Jurado de Confirmación ofrece a la Comunidad de los analistas un dispositivo en que es posible dar testimonio del pasaje en el análisis de analizante a psicoanalista. Este Jurado otorga el grado de A.E. (Analista de Escuela).
*Presidente de la EPSFROS.
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