PSICOLOGíA
BREVES REFLEXIONES SOBRE LA CULTURA CONSUMISTA
› Por Jorge Ballario *
La cultura abarca entre otras cosas, las costumbres y formas de vida de un grupo social, perteneciente a una determinada época y lugar, incluyendo además sus conocimientos generales, como asimismo el nivel científico, industrial y artístico alcanzado por sus miembros. Luego de esta breve y genérica definición de cultura, vamos a formular una hipótesis, que de ahora en más va a guiar nuestras reflexiones, dicha suposición previa nos indica que la "cultura general", al ubicarse al servicio de los medios masivos de comunicación, como modo privilegiado de nutrir la hipertrofia mediática, se transforma en "vorágine cultural", incrementando el malestar de la población afectada.
El "saber" que la gente posee sobre la cultura general, ahora, más que nunca, constituye un conocimiento ideologizado, encubridor de un "mandamiento" cultural, que exige gozar. Esta dinámica servil al consumismo, genera un exponencial crecimiento de la demanda, y un frenético y formidable negocio para la industria cultural.
En la sexualidad tenemos un claro ejemplo de cómo el placer y el saber pueden estar independizados, debido a que las vivencias sexuales son subjetivas; no hay recetas, cada uno puede aprender, prácticamente solo a partir de su propia, y a la vez, compartida experiencia con su/s pareja/s, e inevitablemente en su contexto pulsional. Un sexólogo no va a gozar más del sexo que el común de los mortales, solo debido a su formación teórica. Foucault en su "Historia de la sexualidad" aclara que, a diferencia de lo que ocurrió en Oriente, en Occidente se desarrollaron conocimientos sobre la sexualidad, que menoscabaron un saber hacer con el cuerpo. Afirma que, en esta cultura, lo sexual se manifiesta entre otras formas mediante un "erotismo discursivo generalizado".
Si en el máximo placer accesible al ser humano, se puede apreciar claramente que no existe la necesidad de expandir el conocimiento formal para disfrutar más, sólo bastaría con el conocimiento intuitivo de la propia práctica, del saber hacer corporal; no parece ocurrir lo mismo en otros rubros, como por ejemplo, con la gastronomía o con la música. En estos, y en muchos otros, existe todo un culto comercial, como si los consumidores fuesen a disfrutar más por la información objetiva que cada uno ostentara sobre dichos ítems. En estos casos, generalmente el goce proviene más que de la aplicación práctica de la información, del hecho mismo de "ostentar el saber", acatando y representando en ese acto, la voz del Gran Otro cultural, que así lo dispuso.
* Psicoanalista. Extraído del artículo "La vorágine cultural".
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